ECONOMÍA

En Argentina circulan unos 1.300 dólares por habitante, un récord fuera de EE.UU.

Por la alta inflación registrada casi ininterrumpidamente durante los últimos 60 años, por los 14 ceros que los sucesivos gobiernos le quitaron a la moneda y por la memoria de las crisis cíclicas y las confiscaciones de depósitos, el dólar fue tradicionalmente la moneda de ahorro de largo plazo de los argentinos. En esto coinciden economistas de todas las extracciones, independientemente de que algunos consideran inevitable el fenómeno y otros creen que vale la pena combatirlo.

Los escasos datos confiables disponibles sobre la materia indican que la fiebre del dólar que ahora pretende curar el Gobierno es récord en la Argentina a nivel global. La cantidad de billetes estadounidenses en poder de los argentinos, según estimó la Reserva Federal estadounidense, ascendía en 2006 a u$s 50 mil millones. El monto es récord fuera de Estados Unidos y sólo es superado por Rusia, donde el mismo informe sostiene que se superan los u$s80.000 millones en circulación.

Como Rusia tiene 140 millones de habitantes, el ránking de tenencia de dólares por habitante es encabezado lejanamente por Argentina, que ronda los u$s 1.300 per cápita. Detrás está el país de Vladimir Putin, pero con “apenas” 550 dólares por persona.

A nivel regional, sacando a Ecuadro (dolarizado, pero que por su tamaño maneja asimismo menos dólares que Argentina), el guarismo local también es el mayor por una gran diferencia. En Brasil, distintas estimaciones del Banco Central ubican la circulación entre 10 y 20 dólares por habitante.

En el gigante vecino, que acaba de desplazar a Gran Bretaña como sexta economía mundial, a nadie se le ocurriría comprar o vender una propiedad en divisas. Los préstamos de largo plazo para la inversión también se pactan en reales, a diferencia de lo que ocurre a nivel doméstico en Argentina.

Historiadores como Roberto Cortés Conde aseguran que hasta la Segunda Guerra Mundial, en Argentina también se pactaban las transacciones en pesos, como en Brasil. Pero que eso empezó a verse horadado en 1931, con el control de cambios que estableció la administración militar de Uriburu para enfrentar los bloqueos de las naciones centrales por el crac global.

Claro que la inflación en Brasil se mantiene en niveles de un dígito (bajo) desde la implementación del plan Real. Eso, para los especialistas, ayuda a que la moneda local sea considerada un refugio de valor y canal de ahorro de mediano y largo plazo, al margen del tradicional nacionalismo económico de la primera potencia sudamericana. En nuestro país, la inflación se mantiene por encima del 20% desde 2007, sin haberse convertido en hiperinflación pero también sin haber bajado de ese escalón en ningún momento.

Si a los 1.300 dólares per cápita de 2006 se agrega lo que pueden haber atesorado los argentinos desde esa fecha, con una dolarización de carteras que rondó los 20.000 millones de dólares anuales durante el último lustro, la cifra se estira hasta unos 1.600 dólares, según estiman en la Bolsa de Comercio

Con los números en la mano, la costumbre que propuso combatir el periodista Víctor Hugo Morales con la iniciativa de “pesificar todos los ahorros” luce bastante arraigada. Habrá que ver cómo influye el “efecto demostración” que ahora buscará también el Gobierno.

Fuente: Diario BAE