INFORME

Al 87 % de los empleados les gustaría cambiar de trabajo

El mercado laboral se mueve. Los expertos hablan de mayor rotación y de una creciente necesidad, por parte de los empleados, de conciliar mejor el trabajo, la vida familiar y el tiempo de ocio, y de un deseo cada vez más fuerte de mejorar ingresos y progresar económicamente.

Una flamante encuesta privada vuelve a confirmar esta tendencia: a casi 9 de cada 10 trabajadores argentinos les gustaría cambiar de empleo dentro de los próximos seis meses.

Lo afirma un relevamiento de la compañía Bumeran, que relevó la opinión de 2.000 postulantes a empleo que tenían trabajo en ese momento. El 87% respondió que esperaba poder acceder a otra oportunidad laboral en un plazo de medio año. Y el 40% no descartó dejar su puesto para dedicarse a un emprendimiento personal. Lo curioso es que también se consultó a 200 directivos de empresas, y la gran mayoría opinó que era probable que sus empleados pensaran en nuevos rumbos.

"Estos datos revelan el alto nivel de disconformidad que muchos de los empleados tienen respecto a su actual trabajo, y el conocimiento que tienen de ello las empresas", concluye el informe. Superada la crisis, las oportunidades se multiplican y, por motivaciones personales y económicas, el cambio de empleo resurge como meta en los ámbitos de trabajo. "El zapping laboral vuelve a ser un signo en ciertos sectores de la Argentina", subrayan los expertos.

En un marco de cierto malestar dentro de las empresas, la idea del cambio de trabajo asoma como un medio para mejorar la calidad de vida. "Lo que refleja la encuesta es lo que se percibe en el mercado laboral, que está fuertemente acelerado: los tiempos de recambio se redujeron de 4/5 años a 24/36 meses como máximo", dice Pablo Molouni, gerente general de Bumeran.

Los datos oficiales lo confirman: cifras del Ministerio de Trabajo señalan que entre 2003 y 2007 se duplicó la cantidad de trabajadores que dejan su empleo por decisión propia. Hoy, más de 6 de cada 10 empleados se van sin que los echen.

"Llama la atención a su vez el plazo de seis meses: son expectativas a corto plazo", subraya Molouni. "La rotación es muy alta. El paradigma de jubilarse en la empresa ya fue, y el balance vida-trabajo está sobre el tapete. La gente valora mucho la flexibilidad horaria y todo aquello que favorezca la calidad de vida. Las compañías están muy preocupadas por retener a su gente: el personal capacitado, con buen currículum, tiene otros lugares adonde ir y hace pesar esas posibilidades al momento de negociar su situación", dice.

Varios factores se unen para impulsar la ilusión de nuevos horizontes: "El proceso inflacionario, la sensación de que todo aumenta y el auge del consumo alimentan el deseo de progresar económicamente. Todo se une para potenciar el valor de un mejor sueldo", agrega Molouni.

Los postulantes encuestados opinaron sobre sus deseos de cambiar de empleo, sobre los motivos que lo impulsan y, también, sobre los factores que tendrían que cambiar en su trabajo para descartar la decisión de irse.

Curiosamente, más de un tercio dijo que se iría a la competencia, un porcentaje nada menor, pero inferior al que estimaron los empresarios. "El 45% consideró que cuando alguien renuncia se va a la competencia, y no es así. Aun disconformes, en general los empleados siguen queriendo a la marca", explica Molouni.

También asoma fuerte en la encuesta el sueño del emprendimiento propio, asociado sobre todo a la mejor calidad de vida. De todos modos, el principal motivo por el cual los trabajadores cambiarían de trabajo es por un mayor desarrollo en su carrera.

La remuneración estuvo en un segundo puesto, con un 35%, pero, llamativamente, trepó al primer lugar al momento de plantear qué anzuelos lo retendrían: el 48% dijo que se quedaría en la empresa si obtuviera un buen aumento. La mala relación con el jefe pesó muy poco entre los motivos para cambiar de empleo, apenas un 6%.

No se trata sólo de esas noticias que aseguran que hay demanda laboral insatisfecha y que, para algunos sectores, hay oportunidades esperando a la vuelta de la esquina. "El trabajador recuperó su dignidad y su seguridad. La gente hoy sabe que hay más posibilidades de mejorar la calidad de su trabajo", confirmó Luis Beccaria, investigador de la Universidad de General Sarmiento.

Un flamante estudio de la consultora D’Alessio coincidió con el diagnóstico de Bumeran: según sus relevamientos, 8 de cada 10 personas están evaluando otras ofertas laborales. Es que hoy el problema del trabajador formal "no es que lo echen: es qué más puede conseguir", comentó el economista y sociólogo Ernesto Kritz.

Es que aquello de "dejar la vida en el trabajo" ya no tiene buena prensa: es más, coinciden los especialistas, "hasta está mal visto". La calidad de vida cotiza como nunca antes. (CLARÍN)