ESTADO & FINANZAS
Aumenta la deuda pública por el ajuste del CER
A pesar de los pagos que se fueron haciendo en estos años, desde la reestructuración, la deuda pública aumentó más de 11.000 millones de dólares, por el ajuste del CER. Se sumaron también los intereses de los bonos que se capitalizan a la deuda original, la devaluación del dólar y la propia devaluación del peso, el mayor costo del financiamiento y la emisión de bonos para el cumplimiento con proveedores y sentencias judiciales.
Los factores que hacen crecer la deuda externa son múltiples y muy difíciles de controlar. Al mismo tiempo, el peso de esta deuda en la economía es muy grande. Entre capital e intereses, los próximos años hay que desembolsar el equivalente a 15.000 millones de dólares anuales, lo que representa casi una cuarta parte de la recaudación tributaria.
Aunque una parte de esos vencimientos se refinancia, aún así queda un remanente muy importante y a eso hay que agregar que las tasas de interés de las renovaciones son más altas que las vencidas. Refinanciar no significa alivio sino patear la pelota para adelante, dejar problemas sin resolver en el futuro. Argentina se ve obligada a pagar más intereses que los países vecinos porque el fantasma del 2001 no se ha esfumado.
Con relación al tamaño del Producto Bruto Interno, el endeudamiento público es menor, en parte por la apreciación del peso y porque el crecimiento de la economía es mayor al de la propia deuda.
Pese a todo, en términos del Producto Bruto, la deuda pública está por arriba de la que había en 2001, aunque ahora la deuda está contraída a plazos más largos, con una menor tasa de interés a la que regía 7 años atrás, antes de la catástrofe, de la quiebra argentina.
En otras palabras, el canje logró administrar mejor la deuda, pero no la disminuyó. El recorrido de los intereses es más suave y los plazos son más largos, pero el endeudamiento global sigue tan alto como antes del default. Está visto que de eso no se habla, los funcionarios miran para otro lado y la sociedad cree que vivimos en el mejor de los mundos tras el cumplimiento de lo que estaba pendiente con el Fondo Monetario Internacional. El silencio ayuda a la tranquilidad general pero la problemática corre riesgos de multiplicarse.
Para honrar esa deuda, el Gobierno tiene que contar con un dólar alto, meter mano en las retenciones, tener bajo control severo el gasto público y alcanzar superávit fiscales históricos como los que se proponen como metas desde la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda.
Otra diferencia con 2001 es que el 40 por ciento de la deuda está en pesos más CER. Que esté contraída en moneda nacional ayuda a calzarla mejor con la recaudación, que es también en pesos. Sin embargo, el aditivo CER le da un sesgo inflacionario muy peligroso, que ya lo espiraliza en caso de desborde de los precios.
La deuda externa tiene el privilegio de estar indexada, algo que no se permite para el resto de los contratos. Entre tantas cuestiones eso puede explicar de manera cristalina la preocupación del Gobierno y la acción directa del Secretario de Comercio Guillermo Moreno, quien hizo someter a su arbitrio los sondeos del INDEC y lo intervino en enero del año pasado, una especie de herida abierta en la credibilidad del organismo, que no cauteriza.
Meter mano en el Indicador de Precios al Consumidor y en las investigaciones del INDEC pretendió ser un "remedio", pero se convirtió en enfermedad. Porque desató una problemática compleja e incrementó el riesgo-país, un sobrecosto sobre la refinanciación pública.
Esto sucede un momento en el que el escenario mundial está movido y el pasado del crédito fácil se cerró. Además gran parte del sostén de la vida económica se asienta en las exportaciones.
Las buenas colocaciones externas se deben al buen nivel de los precios internacionales, las cosechas son abundantes, pero todo el proceso de salida de la producción deja mucho que desear porque es caro y padece taponamientos. Paralelamente hay déficit comercial con algunos países y crecieron con aceleración las importaciones en 2007 con pronósticos de continuar en 2008. China y los textiles son un ejemplo entre tantos.
La deuda no es una cosa del pasado. (IECO)