Buena aceptación de la reestructuración de GMC de parte de los acreedores
General Motors actualizó su plan para evitar el default. El primer intento no convenció a sus acreedores y ahora busca profundizar y acelerar las medidas anunciadas para “reinventarse”. La compañía se comprometió a llevar a cabo una mayor reducción en sus costos estructurales en Estados Unidos que los presentados en febrero para lograr la reestructuración de los 27 mil millones de dólares que debe. El ajuste se traduce en cerrar todavía más fábricas, producir menos modelos, achicar el número de concesionarios, despedir más trabajadores y reducir los salarios de quienes mantengan sus empleos. Además, dejará de producir el Pontiac. La automotriz advirtió que si no consigue una adhesión al canje del 90 por ciento antes del 1º de junio, solicitará la quiebra. Si la operación es exitosa, el Estado será el propietario de más de la mitad de la compañía, controlando la elección de sus directivos.
Ni la nacionalización ni la gripe porcina consiguieron espantar a los mercados y las acciones de GM subieron 20,7 por ciento en la Bolsa de Nueva York. Los inversores se mostraron satisfechos con la profundización de los ajustes. Con el nuevo plan, la cantidad de trabajadores norteamericanos pasará de 61 mil a 40 mil en 2010, al menos 7 mil despidos más que los anunciados en febrero. Pero la empresa espera profundizar el proceso en 2011 con más cesantías. Los ajustes serán el resultado de la aceleración en el cierre/suspensión de seis plantas y concesionarios.
“No creemos que lo que nos están pidiendo sea muy duro. Nuestro objetivo debe ser crear una estrategia donde ganemos y no sólo sobrevivamos”, sostuvo el presidente de la compañía, Fritz Henderson. La empresa planea reducir sus fábricas de 47 hasta 34 a fines del año que viene y achicarse hasta las 31 para 2012. Además, bajará la persiana del 42 por ciento de sus concesionarios cuatro años antes de lo planeado. Los “costos laborales de la empresa”, principalmente los salarios, se reducirán un 34 por ciento. Para eso está negociando con el UAW, sindicato del sector. Todos los ajustes recibieron el visto bueno de la Casa Blanca y el Tesoro.
Si el canje es exitoso, el Estado y el sindicato controlarán el 89 por ciento de la automotriz, el 10 por ciento quedará en manos de los poseedores de obligaciones y el 1 por ciento será de los accionistas actuales. GM planea convertir la deuda de 27 mil millones de dólares en acciones comunes. El canje será con una quita del 62 por ciento. El gobierno tomaría un curso similar y convertiría los 10.000 millones de dólares de deuda que posee por acciones.
Por su parte, el sindicato aceptaría que las prestaciones de salud para sus jubilados, una cifra cercana a los 10 mil millones de dólares, se paguen en acciones. En total, el canje podría resultar en una reducción de las obligaciones por 44 mil millones. Hasta ahora, GM requirió 15 mil millones del gobierno para mantenerse a flote y reconoció que necesitará más de 11 mil millones de fondos públicos para seguir operando mientras dure la reestructuración.
Si el canje fracasa –si no alcanza un 90 por ciento de aceptación–, GM se declarará en quiebra. “Si esto sucede, es posible que los poseedores de obligaciones reciban menos de los que se está ofreciendo y es posible que no reciban nada por sus títulos”, advirtió en un comunicado la compañía. Algunos bonistas le devolvieron la presión a GM y aseguraron que no aceptarán los términos del intercambio. Mientras tanto, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, ya está preparando un plan para salir de la quiebra en pocas semanas si esto sucede. El proyecto del gobierno contempla la creación de dos empresas, una con los activos buenos y otra con los tóxicos, que sería liquidada.
El nuevo Plan de Viabilidad reduce a 34 la cantidad de modelos ofrecidos por la empresa y estima una menor proporción de mercado para la firma. En Estados Unidos, GM se va concentrar en cuatro “marcas núcleo”: Chevrolet, Cadillac, Buick y GMC. De esta forma, abandona la producción del Pontiac, que comenzó en 1926. “Queremos asegurarnos de poner los recursos tras las marcas adecuadas para volver a ganar mercado”, apuntó Henderson. El titular de la compañía reconoció que existen negociaciones para vender la marca de camionetas Hummer, la alemana Opel, Saab y Saturn. Si no se concreta el pase de manos, se dejarán de ensamblar. (PÁGINA12)