ECONOMÍA

Crece la crisis del sector inmobiliario

En la esquina de Cerviño y Ugarteche, en el barrio de Palermo, la inmobiliaria DOdorico cerró sus puertas. En Junín y Pacheco de Melo, en Recoleta, la situación se repite, pero en este caso el que bajó la persiana fue Ocampo Propiedades. Y la lista sigue y se acrecienta con el paso de los meses. Es que el cepo cambiario castiga fuertemente al mercado inmobiliario y las consecuencias ya comenzaron a hacerse visibles.

«Es la medida más extrema, no es sólo cerrar un local, sino resignar la profesión, perder años de trabajo. Hoy esa situación se ve en las grandes inmobiliarias que cuentan con varias sucursales y por cuestiones operativas y para achicar los costos deciden reducir el número de sucursales», explicó a Ámbito Financiero Roberto Arévalo, presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA). «Los ajustes están a la orden del día, con reducción de personal y costos», agregó.

Si bien los datos del Colegio Único de Corredores Inmobiliarios no reflejan bajas de matrículas en el último año, la explicación es sencilla: «Todavía los cambios no se van a notar porque la matrícula es anual y vence entre febrero y abril. Hasta que no la tengan que renovar no la van a cancelar», indicó Arévalo. Además, un dato a tener en cuenta es que una misma matrícula sirve para un local con por lo menos tres sucursales; por ende, si una se cierra, el Colegio «ni se da por enterado». Las matrículas pueden quedar suspendidas sin darse de baja, por lo que hoy sería muy difícil que esta realidad se traduzca en los números de esta entidad.

Pero eso se refleja en las calles, donde ya comienzan a verse inmobiliarias cerradas. En la página web de DOdorico, la sucursal ubicada en Cerviño desapareció como por arte de magia. Al pasar por la esquina de Palermo, donde hasta hace sólo algunas semanas funcionaba el local de DOdorico, una vidriera vacía y un salón deshabitado confirman la noticia con un cartel de «se alquila». Lo mismo sucedió con Ocampo Propiedades; en la página la sucursal de Junín ya no está; la respuesta es la misma: «Cerró hace algunos días». La diferencia es que en Ocampo tuvieron en cuenta hasta el último detalle y quitaron la marquesina con el nombre de la empresa.

Es que el relevamiento realizado por el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires arrojó en septiembre una contracción del 47% respecto del nivel de un año atrás, al totalizar 3.247 compraventas de viviendas, el nivel más bajo de la serie que se inicia en 1998 para ese mes. Y para sobrevivir a esta realidad negra y al futuro incierto las inmobiliarias optan por achicar costos, que van desde reducción en gastos fijos, menor emisión de avisos en los diarios hasta reducción de personal o vacaciones anticipadas.

«Hoy las publicaciones en los diarios se redujeron un 50%, -más del 50% en Clarín y un 42% en La Nación-», detalló Armando Pepe, especialista inmobiliario. «Hoy pusimos entre 17 y 18 avisos y en todo el día apenas tuvimos cinco llamados», una radiografía del escaso movimiento realizada por Pepe. «En nuestra empresa estuvimos ajustando y maximizando los costos operativos. No fue un año para gastar sin medir, sino todo lo contrario. Cada gasto y cada inversión debían tener un sólido respaldo de por qué debía invertirse en eso», indicó Aníbal Montes, director de RG-Montes propiedades.

Lo cierto es que cada una tiene su propia estrategia para sobrevivir al cepo cambiario. «Hoy nos manejamos mayormente con alquileres y brindamos asesoramiento con empresas de retail; eso es lo que nos ayuda a estar en pie», explica Guillermo González de la inmobiliaria Araks.

Otras ni si quiera pueden sobrevivir con los alquileres y ya estudian emprender una drástica medida. «Vemos un panorama negro; todavía no queremos adelantarnos con decisiones apresuradas, pero está dentro de las posibilidades cerrar el único local, lo que implica acabar con nuestra profesión», contó, indignado, el dueño de una pequeña inmobiliaria en el barrio de Caballito, que por temor prefirió no dar su nombre.

Fuente: Ámbito.com