INTERNACIONAL

El Congreso paraguayo vota hoy la destitución del presidente Lugo

Las cartas están echadas: el recorrido legal que la Constitución paraguaya señala para que el juicio político que el Congreso le inició al presidente Fernando Lugo por mal desempeño de su cargo finalice con su destitución, parece ser sólo un trámite.

Las acusaciones formales hablan de responsabilidades políticas en una serie de hechos puntuales, pero el quiebre de la coalición gobernante “Alianza Patriótica para el Cambio”, que integraban el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), uno de las agrupaciones más tradicionales de Paraguay y otros partidos menores, suena como el motivo más creíble.

A instancias del opositor Partido Colorado, la otra tradicional agrupación política, la Cámara de Diputados aprobó ayer, por 76 votos a favor y uno en contra, el pedido de “impeachment” en un tiempo récord.

Hoy por la tarde, todo hace prever que la Cámara alta dictará sentencia condenatoria. Así, el liberal Federico Franco, actual vicepresidente paraguayo, que le había quitado apoyo a el ex obispo ya a pocos meses de asumir, será el nuevo presidente.

El diputado colorado que presentó la acusación, Oscar Tuma, dijo a El Cronista en diálogo telefónico, que se enjuicia a Lugo por mal desempeño en sus funciones a partir de varios hechos. Uno de ellos es el izamiento de banderas cubanas en un comando militar de las Fuerzas Armadas por jóvenes partidarios del presidente, otro, por no haber combatido eficazmente la inseguridad, el tercero, por haber propiciado la invasión de una propiedad privada por parte de grupos de campesinos sin tierra. Sin embargo, el detonante fue la denominada “Masacre de Curuguaty”, un hecho más de toma de tierras donde murieron 17 personas y en el que se acusa al presidente de enviar policías desarmados al lugar del conflicto. “Había informes de inteligencia que alertaban sobre el peligro de enviar a las fuerzas públicas desarmadas al lugar, sin embargo irresponsablemente se los envió de todas formas”, señaló el diputado.

No obstante, según informaron a este diario fuentes en Asunción, la pelea del mandatario con el líder del partido Liberal, Blas Llano, es la clave para entender el cuadro actual. “Lo abandonan hartos de que los ignore”, apunta.

Tras la renuncia del ministro del Interior, Carlos Filizzola, uno de los hombres más cercanos a Lugo, los aliados le reclamaron más espacios en el gobierno. La negativa del ex sacerdote, entonces, actuó como el detonador de la crisis política, provocó la renuncia de los cuatro ministros liberales que formaban parte de su gabinete y decidió el futuro político del país.

Lugo dijo ayer, al conocer la decisión, que no renunciaría, denunció el intento desestabilizador y advirtió que la voluntad del pueblo expresada en las urnas recibía “un ataque inmisericorde de sectores opuestos siempre al cambio” y que se buscaba “interrumpir un proceso histórico a sólo nueve meses de las próximas elecciones generales”.

“Los partidos tradicionales son los que están detrás del juicio político, es un intento de frenar el proceso del cambio, está a la vista”, dijo la mano derecha de Lugo, el secretario de la Presidencia Miguel López Perito.

En la Cámara alta se necesitan 30 votos de un total de 45 miembros para destituirlo, pero los opositores cuentan con el número de sobra, ya que solamente dos senadores votarían por su sobreseimiento.

“El partido liberal deslinda cualquier responsabilidad política respecto al gobierno del presidente Lugo”, señaló el presidente de la agrupación, Blas Llano, al tiempo que acusó al mandatario de tener una actitud cómplice con los campesinos que propiciaron la masacre.

Lugo asumió en agosto de 2008 con un altísimo nivel de apoyo.

Fuente: El Cronista