El Gobierno cauto ante los reclamos salariales para el 2009

El Gobierno intentó ayer encauzar la discusión salarial que esta semana había comenzado a desbordarse con declaraciones cruzadas de empresarios y sindicalistas.

Temprano, por la mañana, el jefe de Gabinete, Sergio Massa, solicitó "sensibilidad y responsabilidad" para encarar las próximas negociaciones paritarias.

El primer pedido fue dirigido a los empresarios, para que admitan algunos aumentos que posibiliten mantener el poder adquisitivo de los salarios.

El segundo, iba hacia los sindicalistas, para que no extremen sus presiones en un mercado amenazado por densos nubarrones.

En los días previos, desde la Unión Industrial se dijo que era "un disparate" discutir hoy aumentos de sueldos. Los empresarios apenas admiten, en algunos casos, incrementos simbólicos de no más del 10 por ciento.

Los referentes sindicales respondieron que no iban a aceptar el "chantaje" de postergar las negociaciones salariales a cambio de conservar el empleo. Recordaron las ganancias empresarias del último lustro y elevaron reclamos cercanos al 20 por ciento.

El gobierno necesita calmar las aguas en el comienzo de un año que se presenta cuesta arriba, ante el triple desafío de la crisis financiera internacional, la desaceleración de la economía local y la contienda electoral de octubre.

En voz baja, en la Casa Rosada admiten que el 13, 5 por ciento sería una buena pauta para marcar la cancha. Y una vez más, Hugo Moyano aparece como una aliado clave para lograrlo.

Por eso, quizá, las palabras de la Presidenta al anunciar el plan de canje de cocinas y lavarropas resonaron como un eco de las del líder sindical, que el miércoles había pedido "mantener el poder adquisitivo de los salarios".

"Salvando únicamente a empresas y bancos no alcanza. Si no se salva a los trabajadores, usuarios y consumidores, la economía se viene abajo igual", dijo Cristina Kirchner y resaltó la necesidad de que los trabajadores tengan "un salario digno para seguir consumiendo".

Por la tarde, en una reunión de la "mesa chica" de la CGT, una decena de dirigentes encabezados por Moyano insistió en reclamar "total libertad" para la discusiones paritarias.

Acordaron en algo: evitar que se diga que una actividad está en crisis como argumento para bloquear las discusiones salariales en ese sector. "Si hay crisis, es en una determinada empresa. Y un caso individual no debe afectar las negociaciones en el resto de la misma rama", contó una fuente que participó del encuentro.

Tampoco estaban muy contentos con el reclamo público que les había formulado Massa. "Me molesta mucho que nos pidan prudencia o responsabilidad. Nosotros siempre hemos dado muestras de prudencia y sabemos bien hasta dónde podemos tirar de la cuerda", se quejó ante Clarín el secretario adjunto de la CGT, Juan Belén.

El dirigentes metalúrgico admitió que algunos sectores tendrán difícil la negociación, pero "hay otros, como luz y fuerza, a los que nadie les puede negar aumentos importantes después de cómo subió la luz".

En la misma línea, el vocero de la CGT, Héctor Daer, recordó que, si en los últimos meses se lograron salvar 200 mil puestos de trabajo (según cifras del Ministerio de Trabajo), "ha sido porque nosotros hemos demostrado mucha responsabilidad".

En la reunión también se abordó el reclamo para que los monotributistas realicen aportes a las obras sociales proporcionales a sus ingresos y el de una nueva ley de riesgos de trabajo. Pero de todo eso se hablará en más detalle en la reunión del Consejo Directivo de la CGT del próximo martes.(CLARÍN)