El industricidio no se detiene
Sigue su curso el mayor industricidio que recuerde nuestra historia contemporánea. La relación entre la magnitud de la destrucción del tejido industrial local en un tan corto período de tiempo deja un tendal de fábricas que cierran y capacidades productivas que se pierden.
Recientemente se conocieron los números del ante último mes de 2018 en materia de actividad fabril. Los números arrojaron una reducción monumental, del orden del 13,3%. Consolidando los anteriores diez meses, se tiene una reducción cercana al 4%. Restando un único mes para el cierre del año, es posible que la merma global se posicione en el orden del 6% negativo.
Tanto como el índice en su conjunto, preocupa la apertura por rubros. En el desglose por sectores, sólo 2 se mantuvieron en terreno positivo en el mes de noviembre. En el acumulado a once meses, sólo un ítem industrial de cada cuatro mejoró sus niveles de producción; los restantes tres se desarrollaron a la baja. Como botón de muestra, el rubro textil bajó en noviembre un 32,2%. Esto implica que no se produjo una de cada tres prendas que se fabricaron en igual mes del año pasado. Los números no son abstracciones, se traducen en una discontinuidad concreta de líneas de producción que deberían estar en pleno funcionamiento y no lo están. En los primeros 10 meses del año pasado la utilización de la capacidad instalada de la industria se redujo en 1,5 puntos porcentuales, y ya casi estamos ante una tasa de ociosidad de 4 de cada 10 máquinas.
Fuente: Ámbito