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El sindicalismo opositor pide plus salarial de $ 4000 para compensar Ganancias
Tras avanzar en los detalles de la marcha que realizarán mañana al Congreso para rechazar la reforma de la ley de ART, la CGT de Hugo Moyano y la CTA opositora decidieron ayer reclamar en conjunto el pago de un bono salarial de alrededor de $ 4.000 para fin de año en compensación por la falta de ajustes en el mínimo no imponible de Ganancias. Ese planteo fue consensuado en el marco del encuentro que Moyano y el líder de la CTA disidente, Pablo Micheli, mantuvieron en la tarde de ayer en la sede cegetista de la calle Azopardo, en el que también acordaron para la segunda quincena de noviembre la convocatoria a una huelga general.
Lejos de la postura confrontativa del sindicalismo opositor y sin hablar aún de cifras, también la CGT que conduce Antonio Caló alertó al Gobierno que los gremios de esa entidad pedirán el pago de un suplemento salarial adicional si en el término de un mes no se anuncia un incremento del mínimo no imponible de Ganancias. “A más tardar en un mes tiene que haber una respuesta por sí o por no”, advirtieron en la central más afín a la Casa Rosada.
Moyano aprovechó ayer la reunión con Micheli y otros referentes de la CTA disidente para acordar una estrategia conjunta destinada a redoblar la presión por cambios en el polémico tributo. Se decidió, entonces, impulsar el reclamo de una suma única “reparatoria” para compensar los descuentos por Ganancias y el impacto de la inflación sobre los salarios, suplemento que cada gremio negociaría con las respectivas cámaras de actividad. En cuanto al monto de ese plus, desde el moyanismo indicaron que se apunta a una cifra de $ 4.000, en tanto cerca de Micheli deslizaron que se podría ubicar en torno a los $ 3.500.
Pedido
El pedido por la suba del mínimo no imponible constituye uno de los reclamos centrales de la huelga general conjunta que preparan las dos centrales opositoras. Durante el encuentro de ayer, se definió que la medida de fuerza se concretará en la segunda quincena de noviembre, tentativamente el martes 20 o el jueves 22, de manera de garantizar cierta distancia en el tiempo del cacerolazo previsto para el 8 de noviembre. “Lo que se estableció es que será una huelga general sin concurrencia a los lugares de trabajo y con movilización. La fecha definitiva se resolverá en unos días”, explicaron en la CTA.
En tanto, las dos centrales opositoras confluirán mañana en una marcha al Congreso para manifestar su rechazo al proyecto oficial que reforma el sistema de riesgos del trabajo. La iniciativa, que la semana pasada derivó en la ruptura política entre Moyano y el ahora ex asesor cegetista Héctor Recalde, será aprobado ese día por la Cámara de Diputados luego de haber obtenido la media sanción del Senado.
Fuente: El Cronista