En siete meses, sólo un legislador porteño asistió a todas las sesiones

El 13 de diciembre pasado, en su primera sesión como legisladora porteña, Patricia Walsh pidió la palabra para opinar sobre el fallecimiento del represor Héctor Febres, la Agencia de Control Comunal, la modificación de la Carta Orgánica del Banco Ciudad, la venta ambulante en la Plaza Cortázar, el Ente de Turismo, la Agencia de Protección Ambiental y el posible remate de un edificio de la Alianza Israelita de Salud.

Sin entrar en debate sobre la capacidad de un dirigente de abarcar tantos temas, sí puede concluirse que lo suyo no abunda en la Legislatura de la Ciudad: a siete meses del recambio de bancas y con 27 sesiones convocadas (del 13 de diciembre de 2007 al 30 de junio pasado), hay diputados a los que aún no se les escuchó discurso alguno, según consta en las versiones taquigráficas de las sesiones que desmenuzó Clarín.

Tampoco sobran presencias: de los 60 legisladores, sólo el macrista Diego Santilli, el que preside los encuentros, tiene asistencia perfecta.

Los seis legisladores con boca cerrada pertenecen a PRO: son Néstor Abbas, Patricio Di Stefano, Jorge Garayalde, Mónica Lubertino, Diana Martínez, María Rodríguez y Marta Varela. Propios y extraños lo atribuyen a "falta de experiencia". Enrique Olivera, que presidió la primera Legislatura porteña en los 90 e integra la actual, habló de "falta de rodaje". Un colega fue menos diplomático: "Macri puso todos ’cuatro de copas’ para que no le hagan sombra".

Si la lista de oradores en las sesiones se amplía a los que hablaron de uno a tres temas, empiezan a sumarse bloques. Allí aparecen Gabriela Alegre (ibarrista), Ivana Centanaro y Gabriela Cerruti (K). Aníbal Ibarra habló un poco más, pero menos de lo esperado. "Un par de veces se hizo el fiscal y lo cruzaron con temas de su gestión como jefe de Gobierno. Por eso no habla tanto", aseguró un diputado K. En otras oficinas de la Legislatura sostuvieron igual versión.

"Para una legisladora de izquierda opinar es fundamental. Pero ojo que pese a los prejuicios también presentamos propuestas", señaló Walsh. Lo suyo es para el récord: desde su monobloque expuso sobre 50 temas. La diputada reveló su táctica: "En todas las sesiones pido el derecho de ’manifestación espontánea’, que está en el reglamento, y hablo de tres a cinco minutos. Igual, mis colegas me respetan. Bah, una vez (Juan Manuel) Olmos se quejó".

La hija del reconocido periodista y escritor Rodolfo Walsh le podría haber contestado al kirchnerista con otra estadística: los K están entre los que más faltan a las sesiones. Sólo entre Christian Asinelli, Inés Urdapilleta y Pablo Failde contabilizan 30 ausencias. De la Coalición Cívica, la que menos cumplió fue Teresa de Anchorena, con nueve faltas. Aunque a esta lista la lideran la peronista ex PRO Dora Mouzo (14) y Gerardo Romagnoli, de Autodeterminación y Libertad (12). Con monobloques, ambos carecen de jefe.

"A veces los legisladores faltan por viajes o problemas de salud", justificó el titular de la bancada K, Diego Kravetz, y volvió sobre el macrismo: "Es un bloque horrible, por eso no hablan. Hay una diferencia abismal con el anterior, donde estaban (Gabriela) Michetti y Marcos Peña, por ejemplo".

En cuanto a las "rateadas", hubo varias generalizadas: en siete de las 27 sesiones convocadas no se llegó al quórum (se necesitan 31 diputados). En cuanto a la lista de buenos alumnos, luego de Santilli vienen el macrista Di Stefano (1 falta, aunque recién ingresó a fines de mayo), Diana Maffía (Coalición Cívica, 2) y la ibarrista Alegre (3). (CLARÍN.com)