Escándalo por la millonaria estafa contra JP Morgan por parte de un ex empleado argentino

La guerra está declarada. Por un lado, el poderoso banco JP Morgan; enfrente, el argentino Hernán Arbizu, acusado de cometer fraude con dinero de terceros y ahora buscado por la Interpol. Empresarios como Ernestina Herrera de Noble, Marcelo Mindlin y la familia Costantini están involucrados. La investigación del origen y movimiento del dinero en cuestión puede ser por vía triple: la Unidad de Información Financiera del Ministerio de Justicia, la AFIP y el Banco Central.

Morgan Securities Inc., asustado por la trascendencia que tomó la operatoria de este ex empleado, se animó anoche a sacar un comunicado. Confirmó que Arbizu fue despedido en mayo por hacer una transferencia fraudulenta de 2,8 millones de dólares desde una cuenta estadounidense. Aclaró también la entidad que no hace operaciones de banca privada en la Argentina. La misma misiva dice que el juez James Francis, de Nueva York, dictó el 13 del mes pasado una orden de arresto contra el argentino por una demanda penal iniciada por el Estado norteamericano por violar el estatuto de fraude bancario. La pena de prisión prevista es de 30 años y una multa de un millón de dólares. Esta orden gatilló automáticamente el pedido de captura a “cualquier agente legal de Estados Unidos que contacte a Arbizu”, léase Interpol. A esto se sumó que otro juez federal, Richard Holwell, dictó el viernes una orden que conmina a Arbizu a devolverle a JP Morgan cualquier material o dinero que tomó del banco.

La entidad dejó en claro que la ley está de su lado y que busca despegar su nombre del escándalo.

“JP Morgan está ayudando a la justicia estadounidense y lo seguirá haciendo de cualquier manera”, reza el comunicado que finaliza diciendo que el banco es reconocido en América Latina por su “inquebrantable compromiso de hacer negocios de primera clase de una manera de primera clase”.

Arbizu, acorralado por la justicia estadounidense y sin posibilidad de frenar su extradición, se presentó como “arrepentido del mundo de las finanzas” ante un juzgado federal local y ventiló los movimientos de dinero al exterior de sus ex clientes, la mayoría argentinos.

Admitió también haber transferencias de dinero no autorizadas y falsificar una firma.

Los clientes argentinos del JP Morgan pueden ser investigados por tres organismos. La Unidad de Información Financiera por si hubo lavado de dinero. La AFIP, que se ocupa de constatar el origen de los fondos y si esas cuentas están declaradas en la Argentina. Y por último, el Banco Central deberá controlar que no se hayan violado normas cambiarias, tanto por parte de los involucrados como de las agencias de cambio. La normativa de la entidad establece que un particular no puede girar al exterior más de u$s 2 millones por mes a una cuenta bancaria, siempre que esté declarada, al igual que el origen de los fondos.

“Tengo todas las cuentas en blanco”, dice Costantini

Eduardo Costantini, titular de Consultatio, firma especializada en la administración de fondos financieros e inversiones inmobiliarias, no tuvo problemas en dar la cara ante la denuncia contra el banco JP Morgan.

“Tengo cuentas en el banco hace muchos años. Son todas legales y están declaradas ante la AFIP. Todas, las de Consultatio, la de la empresa de cine de mi hijo, la de Nordelta. No es delito tener plata en el exterior”, dijo.

¿Lo conocía a Hernán Arbizu, el banquero mencionado en los manejos del banco?

No lo conozco. Pero me informaron de su enfrentamiento con el banco. Tengo entendido que está embarrando la cancha para frenar su pedido de extradición internacional.

¿Siempre se manejó con fondos en el exterior?

La plata la tengo de antes de este problema. Son cuentas de muchos años. Pero no tengo todo allá. Tengo cuentas también acá. Invierto en bonos, en plazos fijos, en la economía real. Durante la crisis de 2001-2002 traje muchos de esos dólares para que Nordelta pueda seguir con su desarrollo. Cuando todos sacaban los dólares del país, yo los traía.

¿Para qué usa esas cuentas?

La moneda de manejo internacional, para las grandes inversiones, es el dólar. No hay otro remedio. No creo que esto esté relacionado con el lavado de dinero. Todo lo contrario. Entiendo que el problema sea que puede haber cuentas no declaradas. (CRÍTICA DIGITAL)