POLÍTICA ECONÓMICA
FMI amenazó con iniciar en 90 días proceso para expulsar al país
Y un día la paciencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) se agotó. Así lo dejó traslucir ayer la titular del organismo, la francesa Christine Lagarde, quien advirtió que a la Argentina ya le sacaron “la tarjeta amarilla” y que tiene “tres meses para evitar la tarjeta roja” si no transparenta las estadísticas del Indec.
Lagarde fue explícita y no dejó lugar a dudas. “A los argentinos les gusta mucho el fútbol”, señaló en una conferencia en el Peterson Institute de Washington. “Teníamos que escoger entre la tarjeta amarilla y la tarjeta roja”, añadió. “Escogimos la tarjeta amarilla, y dimos tres meses más antes de la declaración de censura. Si no hay progresos, sacaremos la tarjeta roja”.
La “declaración de censura” es uno de los pasos formales previos a expulsar a un país del FMI. Tras declararla a una nación, se le puede llegar a dar un nuevo período para que mejore la calidad de las estadísticas públicas y, si no lo hace, se pasa a la siguiente etapa: un reclamo por inelegibilidad bajo el artículo XXVI del Fondo. Llegada esta etapa, el país en cuestión ya no tendrá acceso a los fondos del FMI y eventualmente se le puede suspender el derecho a voto en el directorio del organismo. Medio año después, de no mediar una solución, se inicia el proceso para desafiliar al país del organismo internacional.
La advertencia de Lagarde se dio a conocer una semana después de que el organismo divulgara un breve comunicado en el que concedía al país noventa días adicionales (hasta el 17 de diciembre) para adecuar las estadísticas elaboradas por el Indec a los parámetros internacionalmente aceptados. Las declaraciones de Lagarde llegaron justo cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se encuentra también en los Estados Unidos, en Nueva York, para participar de la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y disertar en dos universidades (ver págs 3 y 4).
Comunicado En el comunicado emitido el 18 de septiembre último, tras la reunión de directorio que debatió el caso argentino, el FMI había expresado: “El directorio ejecutivo lamenta la falta de progreso suficiente en implementar las medidas correctivas (respecto a las estadísticas) desde su encuentro del primero de febrero de 2012 y expresó a las autoridades (argentinas) su preocupación porque la Argentina no ha alcanzado mejoras de conformidad con las obligaciones asumidas bajo el acuerdo del Fondo”. En aquella oportunidad, el comunicado oficial del Fondo se demoró 24 horas en medio de arduas negociaciones del gobierno argentino para suavizar el tono de la misiva.
El delegado argentino en el FMI, Alfredo Mc Laughlin, dejará su cargo en octubre a manos de Sergio Chodos, hasta ahora director del Banco Central (BCRA) y considerado un ultrakirchnerista del ala dura. En este marco, también se produjo un recambio de la representación argentina en el Banco Mundial, donde asumirá el actual subsecretario de Servicios Financieros del Ministerio de Economía, Guido Cesar Forcieri.
En 2010 el gobierno argentino le pidió asistencia técnica al FMI para elaborar un Índice de Precios a nacional. Posteriormente llegaron al país dos misiones técnicas del organismo para asesorar a los funcionarios del Indec. Pero, según el ente que dirige Lagarde, escaso progreso ha hecho desde entonces el instituto que dirigen Norberto Itzcovich y Ana María Edwin.
El Indec está bajo la lupa desde enero de 2007, cuando publicó el primer índice de inflación sospechado de manipulación. El Fondo reclama en particular por la veracidad de dos indicadores de la Argentina: la tasa de inflación y el crecimiento (evolución del PBI).
La cita clave ahora será la Asamblea Anual del FMI y el Banco Mundial que se realizará entre el 9 y el 14 de octubre en Tokio, Japón. Hasta allí está previsto que viajen –además de Chodos y Forcieri– una comitiva del gobierno argentino liderada por el ministro de Economía, Hernán Lorenzino; el secretario de Finanzas, Adrián Cosentino, y la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont.
Pocos creen que en menos de 90 días se avance significativamente en las estadísticas del Indec. Por ello, el desafío para los funcionarios argentinos no es menor: deberán lograr torcer el rumbo de lo que parece una colisión de frente con el directorio del FMI. De otra forma, la Argentina puede pasar a ser el primer país en la historia del FMI en ser expulsado del organismo.
Fuente: El Cronista