FMI: pese a la pandemia y a la Fed, el dólar seguirá siendo referencia

Desde hace años, con el advenimiento del coloso chino se viene pregonando el fin del reinado del dólar como referencia mundial. Sin embargo, y a pesar de la pandemia y la lluvia de dólares de la Fed, un estudio del FMI considera que es prematuro aventurar esta hipótesis e incluso marca algunas enseñanzas sobre todo para los mercados emergentes en cuanto al manejo del tipo de cambio. El paper en cuestión, “Dominant Currencies and External Adjustment” firmado por nueve economistas del Fondo (Gustavo Adler, Gita Gopinath y Carolina Osorio Buitron, entre otros) intenta responder al interrogante de si frente al colapso de la economía mundial las recientes depreciaciones de muchos mercados emergentes y economías en desarrollo servirán a la recuperación económica. Según los autores, “las ganancias a corto plazo de las monedas más débiles pueden ser limitadas. Esto es especialmente cierto en el caso de las economías en desarrollo, en las que las empresas fijan el precio de sus ventas internacionales y se financian en unas pocas monedas extranjeras, en particular el dólar estadounidense, los llamados precios en moneda dominante y financiación en moneda dominante respectivamente”.

Incluso días atrás el economista argentino Guillermo Calvo, durante una disertación para la Universidad de Tel Aviv, consideró en base al estudio del FMI, que el hecho de que el 80% de las facturas que se hacen en el comercio global están en dólares, es porque es la referencia. Incluso, dijo, cuando uno sale de viaje en sus bolsillos lleva dólares. “Eso es lo que le da la base, y era una idea de Keynes. Lo que está en la base de una moneda es el hecho de que la gente fije los precios y los salarios en esa moneda. El comercio de todo el mundo se fija en dólares, por eso está fuerte el dólar”. Y para reafirmar los conceptos recomendó mirar el oro y la inflación, incluso el bitcoin. “Si tengo oro en el bolsillo el valor real de lo que tengo sube y baja. En cambio si tengo dólares, su valor comparado con el oro es mucho más estable, igual con el bitcoin”, explicó. “La moneda que más o menos es unidad de valor, que ofrece cierta confianza, termina siendo el dólar. Por algo la mayoría de las reservas internacionales están en dólares”, sintetizó.

Los economistas del Fondo concluyen que la prevalencia de monedas dominantes como el dólar estadounidense en las decisiones de precios de las empresas altera la forma en que los flujos comerciales responden a los tipos de cambio, especialmente a corto plazo. Cuando los precios de exportación se establecen en dólares estadounidenses o euros, la depreciación de un país no abarata los bienes y servicios para los compradores extranjeros, al menos en el corto plazo, lo que genera pocos incentivos para aumentar la demanda. Así, en las economías en desarrollo, donde los precios de la moneda dominante son más comunes, la reacción de las cantidades exportadas al tipo de cambio es más tenue y también lo es el impulso a corto plazo de una depreciación de la economía nacional”. Otra implicación importante del uso del dólar estadounidense en la fijación de precios del comercio es que un fortalecimiento global del mismo conlleva efectos contractivos a corto plazo sobre el comercio Esto se debe a que el debilitamiento de las monedas de otros países frente al dólar estadounidense lleva a precios más altos en moneda nacional de sus importaciones, incluso de países distintos de los EE.UU., y, por lo tanto, a una menor demanda”. Lo mismo vale para el financiamiento empresarial donde un fortalecimiento generalizado del dólar estadounidense puede tener efectos contractivos a nivel mundial a través de los balances de las empresas importadoras.

Pero el estudio llega a otra conclusión, de sumo interés para países como Argentina: el análisis de las monedas dominantes sugiere que es poco probable que el debilitamiento de las monedas de las economías en desarrollo proporcione un impulso a sus economías a corto plazo, ya que la respuesta de la mayoría de las exportaciones será atenuada, además de las perturbaciones físicas del comercio derivadas de la oferta y la demanda. Mientras tanto, los sectores clave que normalmente responderían más a los tipos de cambio, como el turismo, probablemente se vean afectados por las medidas de contención relacionadas con covid-19 y los cambios en el comportamiento de los consumidores. Por lo tanto, sostener la economía nacional a corto plazo requiere un uso decisivo de otras palancas de política, como los estímulos fiscales y monetarios, incluso a través de medidas no convencionales.

Por Jorge Herrera

Fuente: Ámbito.com