INDUSTRIA
Importadores e industriales niegan dificultades con la ventanilla única
Las críticas sin medias tintas que recibe el sistema de evaluación de importaciones que aplica la Argentina desde febrero no encuentra un espejo en gran parte de los actores que tienen relación directa con el comercio exterior. Representantes de la Asociación de Importadores y Exportadores (AIERA), de la Cámara de Importadores (CIRA) y del sector industrial sostuvieron en diálogo con Tiempo Argentino que las importaciones no están cerradas, que la producción local no fue perjudicada y que los problemas puntuales que surgieron hasta el momento recibieron una respuesta rápida por parte del gobierno nacional.
“La experiencia con el sistema de ‘ventanilla única’ es positiva. Existen algunos problemas con los sectores que importan bienes finales que compiten con producción argentina, pero aquellos que se dedican a traer materias primas, repuestos y medicamentos no sufren ninguna traba seria”, explicó a este diario Juan Carlos Pereyra, directivo de AIERA.
Existen casos concretos en los que, por ejemplo, bicicletas, indumentaria, guitarras y otros bienes terminados no logran entrar al país, pero en general los rubros de tipo industrial, que preocupaban a aquellos que sostenían que el nuevo sistema perjudicaría al trabajo argentino, salen de la Aduana en un lapso de entre 72 horas y una semana.
Pereyra sostuvo que “se hizo mucho ruido que distorsionó la realidad”, y recordó como ejemplo que algunos informes periodísticos aprovecharon la situación para marcar como faltantes productos que en realidad no eran entregados por otras situaciones, ya sean problemas de los distribuidores o especulación de empresarios que ante la histeria generada decidieron stockear materias primas o su propia producción. Un problema puntual que sí tuvo lugar entre los importadores fue el error en la elaboración de declaraciones juradas para introducir bienes en el país.
Un importador que tuvo la intención de traer una maquina en dos embarques (por cuestiones relacionadas con el tamaño) e hizo sólo una declaración jurada vio complicado su negocio. “En el largo plazo se comenzarán a solucionar estas situaciones, de hecho AFIP elaboró un manual de uso de la Declaración Jurada Anticipada de Importación que ya va por su cuarta versión y ayuda a evitar las confusiones. Notamos un esfuerzo oficial para ayudar al importador”, dijo Pereyra. En tanto, Diego Pérez Santisteban, presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), puso mayor énfasis en su referencia a los problemas puntuales de aplicación de la nueva evaluación de importaciones pero se mostró lejano de los que marcan el sistema como apocalíptico. “El estilo es caso por caso, se busca saber qué importa cada uno y cuánto puede perjudicar esto a la producción local y al superávit comercial”, explicó Pérez Santisteban, y agregó que las demoras que se registraron hasta el momento responden a esta convicción y a que la estructura comenzó desde cero en enero y recibe entre 3500 y 4000 solicitudes de importadores por día.
“No hay beneficiados, ni perjudicados, la Secretaría de Comercio Interior trató de avanzar en todos los sectores y por eso no está al día en algunos casos. Pretendemos que la velocidad de los trámites sea mayor, pero posiblemente tome hasta mayo para poner el sistema en pleno funcionamiento”, explicó. Como respuesta a las quejas elevadas por algunos importadores, la Aduana informó la semana pasada que desde que se implementó el sistema de declaraciones juradas anticipadas de importación (DJAI), se recibieron 162.500 solicitudes, de las cuales se aprobó el 69,9%, que significó operaciones por $ 11.276 millones. El 30,1% restante está compuesto por las que recibieron alguna observación y las que todavía están en período de análisis. En este contexto, fuentes ligadas a la Unión Industrial Argentina (UIA) desmintieron en diálogo con Tiempo que haya inconvenientes con la importación de insumos y que exista algún problema grave y generalizado en la producción del sector industrial como consecuencia del sistema aplicado por el gobierno nacional.
El largo plazo. Negada la evaluación tremendista por los propios protagonistas, se abre la puerta del debate sobre cuál debe ser el próximo paso en la intención oficial de proteger la industria y el trabajo argentino. Enrique Martínez, ex presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), opinó que es necesario realizar una evaluación estructural y a largo plazo para elaborar una estrategia que efectivamente beneficie al país. “Hay que sentarse empresa por empresa y definir las capacidades técnicas nacionales y la vocación de cada terminal para establecer metas a mediano y largo plazo. A partir de esto, el que no cumpla correría el riesgo de quedar afuera del mercado nacional”, explicó.
Además, Martínez puso el acento en las importaciones intrafirmas (es decir, aquellas que se realizan al interior de empresas entre casas matrices y filiales), ya que es donde se manipulan los precios y hasta los volúmenes. “Allí es donde los análisis estructurales son mucho más importantes que los circunstanciales, incluso serviría como el principal argumento para contestar las quejas de otros países y mostrar la necesidad de una intervención”, sostuvo, y agregó que “sería una pena que la aplicación improvisada del control de importaciones haga fracasar el intento y desacredite un instrumento”. El “largo plazo” también fue el eje del análisis de Francisco Gliemmo, integrante de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires. En su opinión, es fundamental llevar adelante un control del comercio “sensato y acompañado por una programación que escape a lo inmediato”.
“El camino es el correcto, hay que ajustar la aplicación mirando para adelante. El gobierno y el sector industrial se tienen que sentar a planificar la estrategia para que esta herramienta sirva para proteger el trabajo nacional”, concluyó.
Fuente: Tiempo Argentino