EXPORTACIÓN
La Argentina lidera la presión fiscal al agro en Latinoamérica
La Argentina finalizó 2007 con el más alto índice de presión fiscal de Latinoamérica por las retenciones a las exportaciones agropecuarias, que este año podrían sumar 7.000 millones de dólares gracias al aporte del 80 % de la soja y sus derivados.
La “mayor expresión de la estructura tributaria que afecta al agro son los derechos de exportación que deben tributar las ventas al exterior de productos agropecuarios”, según un informe realizado por la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), cuando las retenciones eran menores a las actuales.
El 7 de noviembre último (resoluciones 368 y 369/07 del Ministerio de Economía de la Nación) el Gobierno nacional decidió llevar las retenciones a las exportaciones de soja al 35 % y elevó la del trigo al 28 %, el maíz al 20 %, el girasol al 32 %; y los aceites y harinas de soja y de girasol al 32 y 30 % respectivamente.
En noviembre, esta medida le permitió recaudar un 53 % más en concepto de retenciones a las exportaciones, respecto del mismo mes del año anterior.
La Bolsa de Cereales de Rosario estimó que en 2008 las retenciones al sector agrícola superarán los 7.000 millones de dólares, si el clima acompaña la producción agropecuaria.
Casi el 80 %, unos 5.200 millones de dólares, provendrán del complejo sojero (porotos, aceite, harina y otros subproductos) que lidera el 20 % del total de las exportaciones argentinas.
Diferencia. La Argentina presenta un régimen de retención que confronta manifiestamente con países agroexportadores de Latinoamérica como Brasil, Uruguay, Chile e incluso México que no aplican retención alguna a la exportación de productos agrícolas, lo que les permite crecer en la manufactura de productos.
“Los ingresos que tienen esos países por la industria son importantes y no necesitan del esquema de retenciones como el nuestro porque la dependencia recaudatoria es menos significativa”, señaló a la agencia Noticias Argentinas Oscar Faranda, secretario académico de la Escuela de Postgrado de Ingeniería en Dirección Empresaria de la Facultad de Ingeniería de la UBA.
Faranda consideró que “en el caso de Brasil, en especial, la valuación de la moneda hace que el sector agropecuario sea menos competitivo y por lo tanto no puede hacer retenciones a la manera argentina”.
Más impuestos. El productor nacional debe pagar por su producción, además de las retenciones a la exportación, el Impuesto a las Ganancias (35 %), al cheque (1,2), la seguridad social, con una alícuota del 17 % por cada empleado, un sellado provincial promedio del 0,5 %, ingresos brutos que varían según cada provincia hasta el 3,5 %, tasas municipales e impuestos viales e inmobiliarios.
El IVA se considera neutro, pero en la práctica no lo es, de acuerdo con la información de técnicos de la Secretaría de Agricultura de la Nación, ya que el productor paga el 21 % por semilla y agroquímicos, pero cuando vende el producto cosechado recibe como devolución un promedio del 9 % por ciertas retenciones que se aplican.
Tanto Uruguay (23 %) como Brasil tienen un IVA neutro con algunos beneficios de financiación por inversión en silos y otro tipo de infraestructura, mientras que Chile obtiene un 18 % por este impuesto, un país donde se grava sólo a nivel nacional.
Mientras tanto Brasil crece sin pagar derechos a los bienes de origen agropecuario que exporta, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas, lo que le permitió obtener un superávit de 39.000 millones de dólares de los casi 185.000 millones de las misma moneda que vendió al exterior.
“La agricultura y la industria encabezaron el crecimiento brasileño con un 4,5 y 5 %”, respectivamente, en 2007, consigna el informe.
Brasil ha puesto la presión en la recaudación del impuesto a la renta de las personas jurídicas con 41 % en términos reales, y otro 32 % está repartido entre el impuesto a la renta de las personas físicas y el impuesto a los automóviles.
Uruguay, en 2007, cumplió el cuarto año consecutivo de crecimiento económico, ya que alcanzó una tasa de alrededor de 7,5 %, con incrementos de la demanda tanto externa como interna.
Creció la producción uruguaya de productos manufacturados mientras que las exportaciones de carnes y de productos procesados ocuparon los primeros lugares, según datos del organismo de las Naciones Unidas.
En Chile todos los impuestos son nacionales, y los principales son a las rentas de las empresas y las personas, derechos de aduana y el IVA.
Las exportaciones chilenas se incrementaron un 13,6 % en 12 meses, encabezados por las mineras (18,9 %) y las agropecuarias (6,5 %), mientras se mantuvo el gasto público en un 8 %.
En el otro de extremo de Latinoamérica aparece el caso de México que estrenará la reforma tributaria aprobada por el Congreso de la Unión con la nueva ley del impuesto empresarial de tasa única para las empresas: desde el 16,5 % hasta llegar a un 17,5 %, en 2010.
México bajó las exportaciones de un 4,8 % en 2006 a un 3,3 % en 2007, porque decreció la demanda de los Estados Unidos de la industria manufacturera, principal destino de esas exportaciones.
El crecimiento de los ingresos fiscales de la Argentina que para 2007 puede superar los 220.000 millones de pesos (casi un 34 % más respecto de 2006) evidencia que nuestro superávit primario “es en rigor un superávit fiscal”, según el Ieral, instituto de investigación de la Fundación Mediterránea.
Los investigadores cordobeses advierten en un análisis que “el fuerte aumento del gasto público está consumiendo el superávit fiscal aunque el Gobierno lo quiera disimular computando como ingresos corrientes los traspasos de los afiliados de las AFJP al sistema de reparto”.
La Cepal pronosticó altos precios para los “commodities” (bienes de uso común como materias primas) hasta 2010, lo que beneficiará a la Argentina, Brasil, Chile, Perú, Cuba y Costa Rica, considerados como “los principales abastecedores regionales del mercado asiático”.
En este sentido, el antiguo dirigente rural —hoy consultor— Arturo Navarro destacó que las retenciones a los productos elaborados son mayores que para la materia prima y que “eso no promueve la transformación de la materia sino su exportación sin valor agregado”.
Los analistas consultados comparten que la Argentina debe sumar y no reemplazar en un proceso lento, pero no excluyente: ser muy buenos productores de “commodities” y, además, transformarlos en productos de valor agregado.
Cereales, oleaginosas y productos lácteos son los que más tributan
La Fundación Producir Conservando sostuvo que la presión tributaria sobre la cadena agroalimentaria industrial recae sobre el sector productivo del cultivo de cereales, oleaginosas y forrajerras, los productos lácteos y el procesamiento de carnes, y llega a los consumidores.
En 2005, por cada peso de valor agregado, el sector público recaudó 40.3 centavos como un aporte directo de la Cadena Agroalimentaria Industrial (CAI) al Estado.
La organización fundada por el Banco de Galicia, Cargill y Granja Tres Arroyos, entre otras empresas del sector, presentaron a principios de 2007 un trabajo con la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata donde analizaron la presión de los impuestos sobre la CAI.
Concluyeron que la “presión tributaria sobre el agro es mayor que la del resto de la CAI”, sobre seis principales actividades: cultivo de cereales, oleaginosas y forrajeras; matanza de animales; conservación y procesamiento de carnes; productos del tabaco; productos lácteos; aceites y subproductos oleaginosos, cría de ganado; producción de leche, lana y pelos.
Respecto de los derechos de exportación, el informe concluyó que “los derechos de exportación generan un subsidio al consumo final interno de los bienes”.
“Es como si el Gobierno recaudara el impuesto sobre toda la producción y destinara una parte a rentas generales y otra parte a subsidiar el consumo, pero la única diferencia es que ese impuesto pasa directamente de la CAI a los consumidores”, señala el estudio al que tuvo acceso la agencia Noticias Argentinas. (EL DIARIO - ENTRE RIOS)