PYMES AL DÍA
Las PyMEs y el famoso “siga siga…”
Hay una frase que nació a partir de un conocido árbitro de fútbol (y que luego el periodismo deportivo popularizo): “SIGA SIGA”. La frase en realidad sintetizaba un estilo de conducción, una manera de dirigir, algunos dirán más flexible o quizás más permisiva, en que la aplicación del reglamento se hacía con el objetivo de no “cortar” tanto el juego, que los partidos fueran mas “abiertos”, con mayor continuidad en el juego, y que los árbitros no se transformaran en el “actor principal” de la película (el partido de fútbol) sino que fueran solo un “actor secundario”, abonando el concepto que “un árbitro dirige muy bien cuando pasa desapercibido en el partido”.
Pero la idea que da origen a este artículo no es la de discutir las distintas maneras de conducir de los árbitros, sino recrear el famoso concepto del “SIGA SIGA”, que, con efectos más perjudiciales, muchas veces percibí, y sigo percibiendo, en mi extensa trayectoria en capacitación y asistencia técnica a las PyMEs.
Ustedes se preguntarán: ¿qué tiene que ver este concepto, cómo se vincula a las PyMEs? Compartiré algunos ejemplos que permitirán explicar la relación entre la famosa frase y el accionar de las PyMEs, en lo que respecta a la toma de sus decisiones empresarias.
En varias oportunidades he escuchado de los empresarios decir que han efectuado la compra de un equipo, la remodelación de su planta o taller o el cambio de sus procesos productivos, sin más argumentos que el simple convencimiento de que dicha decisión era necesaria, en muchos casos quizás siguiendo solamente su intuición.
Es decir que, a pesar que lo recomendable hubiera sido evaluar dichas decisiones como verdaderos proyectos, definiendo inversiones, ingresos y gastos asociados, determinando su período de repago y su viabilidad económica, apoyándose en metodologías y herramientas tantas veces difundidas en distintas actividades de capacitación y asistencia técnica, en la práctica muchas PyMEs terminan aplicando el mencionado concepto del “SIGA SIGA”, porque resulta mucho más rápido y práctico continuar haciendo las cosas “como las hicimos siempre, ya que hasta ahora nos han dado resultados”.
En otras ocasiones, lo escuchado se relaciona con haber incursionado en el lanzamiento de nuevos productos y servicios al mercado, quizás reformulando los actuales, sin más argumentos que la convicción de contar con muy buenos productos y servicios. Convicción que, algunas veces, dista bastante de convertirse en una certeza ya que quizás sus clientes no valoren o descubran las características o atributos que los empresarios consideran como seguros para concretar el éxito.
Es decir, una vez más, el concepto del “SIGA SIGA” amparado en el facilismo de “las PyMEs no contamos con los recursos humanos, financieros y materiales de las grandes empresas para realizar costosas investigaciones de mercado o evaluaciones muy sofisticadas”, cuando en realidad muchas veces la decisión puede evaluarse considerando simplemente información que la empresa dispone o puede elaborar, siguiendo un esquema lógico de “costo-beneficio”.
También es usual escuchar que en épocas de graves restricciones financieras, de severas dificultades para el financiamiento, las empresas equilibren su situación de caja disminuyendo, de manera global, el ritmo de compra de sus materias primas e insumos y también de los volúmenes de producción. Este “oxígeno” tiene una duración limitada y un efecto “por única vez” ya que su consecuencia práctica es la reducción global del Capital de Trabajo, regulando niveles de stocks de materias primas y productos terminados.
Ahora, cuando la decisión no se toma en el marco de un planeamiento integrado y detallado de “ventas – producción – inventarios”, los resultados pueden tener efectos no deseados tales como la ruptura de stocks y la pérdida concreta de ventas. Es decir, no recortamos solo “grasa” sino también “músculo” operacional. En síntesis otro claro ejemplo del “SIGA SIGA” tomando decisiones intuitivas, “a 10.000 metros de altura” pero cuyos efectos colaterales pueden ser muy distintos a cuando “volamos a 200 metros del suelo”.
La reflexión más importante que surge de este análisis, es compartir con ustedes la necesidad de encauzar el proceso decisorio del empresario PyME bajo una estructura metodológica diferente, que permita un análisis racional, considerando escenarios alternativos, los “pros” y “contras” de cada decisión, evaluando los impactos que producirán.
Seguir operando bajo el concepto del “SIGA SIGA” puede comprometer seriamente la supervivencia y crecimiento empresario. Cambiar el enfoque y la metodología para tomar sus decisiones dependerá de la elección de cada empresario.