Las cooperativas generan 500.000 puestos de trabajo y aportan cerca del 10 por ciento del Producto Bruto Interno de la Argentina
Las cooperativas cuentan con 9 millones de asociados y, junto con las mutuales, generan 500.000 puestos de trabajo y aportan cerca del 10% del Producto Bruto Interno de la Argentina. Proveen gas y agua potable. Producen energía, principalmente con recursos renovables, y la distribuyen a consumidores finales en más de 1.500 pueblos y ciudades de 15 provincias. Brindan servicios financieros a más de 700.000 personas, en 250 filiales y servicios de telecomunicaciones en más de 250 localidades. Ofrecen cobertura de salud, en especial atención primaria, a 2.700.000 argentinos, particularmente en zonas geográficas que no despiertan el interés de la medicina lucrativa.
Tienen presencia en numerosos sectores económicos, producen bienes y servicios mediante la asociación solidaria de los propios trabajadores, construyen viviendas, trabajan el campo, comercializan productos agropecuarios, intervienen en la distribución minorista y, en todas esas áreas, en cada región y en cada pueblo, le imprimen a su actividad un sello peculiar: el de la solidaridad y la democracia en la toma de decisiones.
En la Argentina, a lo largo de la historia, el cooperativismo se ha desarrollado en todas sus formas, respondiendo a las necesidades de sus asociados y a las comunidades en las cuales está presente. Para millones de habitantes de nuestro país, hablar de cooperativas significa referirse a la luz, el teléfono, el gas, la vivienda, el agua, el crédito o el trabajo. Especialmente en el interior, en las zonas rurales y en las pequeñas y medianas localidades alejadas de los grandes centros urbanos, el rol de estas entidades fue y es fundamental para su desarrollo económico y social.
Su accionar se tornó especialmente relevante tras la crisis generada por el neoliberalismo, que produjo un importante deterioro en la calidad de vida de los pueblos, retroceso en la distribución del ingreso, acelerada desocupación y dependencia económica a grandes capitales. La crisis puso en evidencia la incapacidad de ese modelo en materia de protección social de la población y, en este contexto, las cooperativas han demostrado ser más resistentes.
Según el último relevamiento realizado por el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes), las cooperativas registradas en el país son 14.760, con un total de más de 9 millones de asociados. El 62,5% de las entidades se concentra en cinco jurisdicciones: Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Tucumán. En conjunto, de acuerdo a estimaciones del organismo, las empresas y entidades de la economía social (mutuales y cooperativas) generan 500.000 puestos de trabajo y aportan cerca del 10% del Producto Bruto Interno de la Argentina.
Una de las ramas económicas gestionadas bajo la figura cooperativa, más extendida en el territorio nacional y con amplia trayectoria, es la de los servicios públicos. Desde sus inicios, los objetivos de estas organizaciones no sólo apuntaron a satisfacer las necesidades de sus comunidades, sino también a abaratar los costos y mejorar la calidad de los servicios suministrados en aquella época por empresas que, en su mayoría, pertenecían a capitales extranjeros.
«En la actualidad, las cooperativas de electricidad distribuyen energía a consumidores finales, en más de 1.500 pueblos y ciudades de 15 provincias de la Argentina –sostiene Marcelo Gallo, presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Electricidad (Face)–. También transportan energía para abastecer a sus redes y a pequeñas poblaciones. Algunas de ellas producen energía, principalmente con recursos renovables, como la hidráulica y la eólica». Con el tiempo, estas entidades fueron incorporando múltiples prestaciones: provisión de agua potable, cloacas, telecomunicaciones, educación, servicios sociales, gas, etc.
De acuerdo a lo informado por el dirigente pampeano, la participación en la distribución de energía en todo el país es del 8% en la facturación y del 17% en cantidad de usuarios. En algunas provincias, como La Pampa (99%) y Chubut (97%), casi la totalidad de la población recibe la electricidad desde una cooperativa. «A nivel país, 7 millones de argentinos son iluminados por cooperativas. Por otro lado, dice Gallo,«en cada comunidad, las cooperativas de electricidad suelen estar entre las tres primeras empresas más importantes en cuanto a generación de empleo e incidencia económica local».
El servicio público del suministro de agua potable, la recolección, tratamiento y disposición de aguas servidas, el alcantarillado y el saneamiento ambiental, también cuenta entre sus prestadores a numerosas entidades solidarias (casi 500), que en su mayoría se concentran en el interior de la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y el resto de la región pampeana.
Igualando oportunidades, sin distinción de geografías y distancias, las cooperativas de telecomunicaciones, con más de cinco décadas de presencia en el país, operan en más de 250 localidades, brindando un servicio acorde a las nuevas necesidades de comunicación. Pioneras en el desarrollo tecnológico del sector, ofrecen Internet (dial up y banda ancha) y han constituido numerosos nodos locales y regionales que llegan a los lugares más recónditos del territorio nacional, compitiendo al mismo tiempo con poderosos servidores en importantes centros urbanos. Tal es el caso de los nodos conformados por la Cooperativa Telefónica de Centenario, en la provincia de Neuquén, y el de un grupo integrado de cooperativas de la provincia de La Pampa, que lideran el mercado local. En el ámbito del IMFC, se creó la Red Cooperativa de Comunicaciones que opera a nivel nacional, brindando además de la conexión, una gran variedad de servicios de valor agregado.
Hoy, el gran desafío que tienen por delante es el desarrollo de la telefonía móvil, un mercado al que se van acercando con servicios virtuales pero que todavía no han logrado ingresar, ya que se encuentran a la espera del otorgamiento oficial de la frecuencia. «Antes del masivo desarrollo de la telefonía celular, el movimiento cooperativo llegó a ostentar una participación del 7% del mercado de la telefonía fija. En 1998, el sector cooperativo duplicaba la inversión que había en el país en el área satelital –cuenta Rafael Sánchez, presidente de la Federación de Cooperativas de Telecomunicaciones (Fecotel)–. De no obtener políticas que decididamente fomenten el mantenimiento de las comunicaciones cooperativas, impulsando líneas de crédito blandas para el desarrollo del triple play (datos, voz e imagen por una misma vía), la federalización de la banda ancha (precio similares entre las grandes ciudades y las pequeñas localidades), no se podrá mantener la calidad de servicio en los lugares donde las cooperativas han logrado una calidad similar a la de las grandes urbes, la que posibilitó achicar la brecha digital», sostiene el dirigente.
Dentro de la amplia diversidad de servicios que prestan las entidades solidarias, se puede mencionar el de la atención de la salud. Dichas organizaciones colaboran en la prevención, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación, curación y educación sanitaria en las distintas localidades en las que actúan, más allá de que cuantiosas entidades solidarias de servicios públicos ofrecen entre sus prestaciones, farmacia, ortopedia, enfermería, ambulancia, vacunatorio y banco de sangre.
«Los datos obtenidos a través del Reempadronamiento Nacional de Cooperativas y Mutuales (RNCyM 2006) y en el Censo de Información Económica Sectorial de Cooperativas y Mutuales 2007 (CECIM 2007), han permitido documentar que el sector cooperativo mutual de servicios de salud cubre aproximadamente 2.700.000 de asociados, conformando el cuarto subsector, integrado por más de 1.000 entidades que, respondiendo a las necesidades de sus asociados, brindan una cobertura parcial de salud, en especial atención primaria, a muy bajo costo, mejorando el acceso a las prestaciones, particularmente en zonas geográficas que no despiertan el interés de la medicina lucrativa y complementando el sistema público de salud», dice el presidente de la Federación Argentina de Entidades Solidarias de Salud (Faess), Ricardo López. Hay que destacar que del universo contemplado por el Inaes, cuya actividad principal y/o secundaria es la prestación de servicios de salud, las cooperativas sólo representan el 18%; el resto es cubierto por mutuales. «Con respecto a la creación de empleo directo, este sector aporta el 10,6% (87.431 personas) de la cantidad total de trabajadores ocupados por entidades de la economía social», indica el titular de Faess.
Las primeras manifestaciones del movimiento cooperativo desarrolladas en nuestro país corresponden a la rama del consumo. «Las cooperativas de consumo no sólo constituyen una manifestación empresaria profundamente nacional, sino que también actúan como verdaderas empresas testigo y brindan informaciones para una mejor comprensión del comportamiento del mercado», señala Rubén Masón, presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Consumo (Facc), una entidad que agrupa a más de un centenar de cooperativas de todo el país.
Este sector empezó a cumplir un papel importante a partir de 1905, cuando se creó la Cooperativa El Hogar Obrero, y llegó a contar, a finales de la década del 80, con una red de 300 supermercados diseminados por todo el territorio nacional, liderando el campo de la distribución minorista. Luego de la caída de esta institución, pasó de tener un 20% a un 2% de participación en el supermercadismo argentino. En la actualidad, la principal experiencia es la de la Cooperativa Obrera de Consumo y Vivienda –cuya sede central se encuentra en Bahía Blanca–. La misma está integrada por más de 950.000 asociados y cuenta con una red de 85 supermercados, abarcando con sus servicios media provincia de Buenos Aires, gran parte de Río Negro, los principales núcleos urbanos de La Pampa y la ciudad capital y la de Centenario en la provincia de Neuquén. Si bien la Cooperativa Obrera no cuenta con sucursales en los principales centros poblacionales (Capital Federal y GBA, Córdoba, Rosario, etc.), es líder indiscutida en el país en materia de promoción de la alimentación saludable, condición que le ha sido reconocida por la Organización Mundial de la Salud. (centrocultural.coop)