INFORMACIÓN TECNOLÓGICA

Las empresas, vulnerables a los fraudes corporativos

El fraude es un delito, sentenció Walter Larriva, director ejecutivo de Ernst & Young de Argentina y experto en materia de prevención de fraudes. Tiene un costo muy alto para las compañías y para su reputación. Sin embargo, en la Argentina, aunque las empresas aún no llegan a prevenir los fraudes y hasta a veces resulta tarde para detectarlos, contrariamente, no se preparan debidamente para ello.

"Las organizaciones delictivas se infiltraron a las compañías. Hoy estamos hablando de robo de información, de espionaje industrial, al punto que las empresas pueden quedar envueltas en casos de lavado de dinero", manifestó preocupado el especialista. Conocer esta problemática resulta clave para evitar estos delitos que "se pueden manejar desde la prevención".

Esto sucede porque aún quienes creen que controlando evitan los fraudes no se percatan de que existe un "antes" y "después". Larriva destacó que los procedimientos habituales de control ya fueron superados, el modelo tradicional de control interno quedó desactualizado.

Los resultados se traducen en que quienes cometen los delitos terminan saliendo "beneficiados" comparado con los altos costos para las empresas.

No se tiene demasiada información respecto de cual es el castigo que le corresponde a cada integrante. "Se identifican de forma casual, se llega a un acuerdo con la persona que cometió el delito, y la relación se da por concluida. Nunca se llega el final que uno espera en donde se deba pagar ante la ley por el delito cometido", advirtió.

En consecuencia, es difícil poner un freno a la comisión de estas maniobras delictivas y que ya han derivado en numerosos escándalos de quienes se consideraban prestigiosas compañías.

En este contexto, la tecnología "ayudó muchísimo como vehículo a que quien cometa un fraude pueda independizarse, inclusive, de tener que estar físicamente en la empresa", lo cual torna más compleja esta cuestión.

Advertencias para empresas Larriva puntualizó, en base a su experiencia, que los últimos 10 años marcaron a muchas empresas que hoy "ven con mucha preocupación que de un día para el otro su futuro puede estar en juego".

Por esta razón concluye que cada día el fraude en las compañías, está más presente en sus negocios y, a la hora de internacionalizar los negocios, advirtió aspectos positivos pero también negativos. "Es muy bueno tener el know how pero también el know who; es decir, saber con quién lo estoy haciendo y cómo lo estoy haciendo".

Una de las razones que planteó como "negativa" es que el modelo económico "impulsa a mejorar, a plantear metas ambiciosas que muchas veces no respetan ciertos principios fundamentales, de la elasticidad o inelasticidad de la demanda, que existe un techo.

Hay personas dentro de las compañías, que para poder cumplir los objetivos pueden tomar el camino de la defraudación intentanto figurar una mejor performance".

Otro punto a tener en cuenta es que aún contando con un sistema de control "las compañías todavía no han avanzado a la misma velocidad con que si avanzan quienes están cometiendo estos delitos. Lo bueno sería que la empresa tuviera personal preparado, con una formación profesional especializada en fraudes, que se dedique prácticamente los 365 días del año las 24 horas a hacer tareas de prevención de fraude porque, del otro lado, quien comete el delito pensando constantemente en ello".

Una de las herramientas para combatir los fraudes es estar en alerta pero para ello se requieren recursos e inteligencia para procesar la información, "a partir de ahí se puede empezar a identificar alertas de hechos o sucesos que pueden estar próximos a un fraude o pueden haber sido un fraude, y en que en realidad esto a las compañías les permitiría poder con eso ponerse en un pie de igualdad", remarcó Larriva.

Sin embargo, en la práctica el inconveniente pasa porque las personas destinadas a hacer esto también controlan otros procesos, tareas; es decir, no sólo prevenir fraudes. Es clave saber dar respuesta a la hora de prevenir un delito como éste.

"Es distinto de una auditoría interna o de una externa donde el objetivo no consiste en detectar el fraude sino en dictaminar sobre la razonabilidad de los Estados Contables", diferenció el experto.

Señales de alerta

Dentro de los mensajes que un especialista en fraude puede interpretar, y que quizás un auditor interno no lo tome como un riesgo o ni siquiera lo considere en la muestra que analiza por no ser significativo, se destacan:

La repetición de determinados datos o la no repetición de ellos, que avalen determinadas acciones tendientes a cometer el delito.
A veces responden a sectores, de modo que hay áreas que suelen ser las más vulnerables como la de compra de suministros o proveedores.
También operaciones de montos prácticamente insignificantes pueden ser detonantes y no obedecer a redondeos.
Transacciones realizadas en horarios poco habituales o la utilización de claves de usuarios no autorizados, también.

Contribuyen a que se cometan fraudes:

La falta de acciones o programas en las empresas destinados a que el personal sepa que está siendo controlado.
Ausencia o insuficiente conciencia a la hora de comprender que el fraude es un delito "que se filtra en las empresas" aún en aquellas menos pensadas. Valerse únicamente de mecanismos de control tradicionales, que no alcanzan a dar respuesta a las nuevas amenazas.

El especialista adviritó que, en muchos casos, sucede que los fraudes los cometen quienes en promedio superan los 5 años de antigüedad en la empresa "porque no son personas que entran y se van".

Fuente: INFOBAE PROFESIONAL