Las fábricas de lámparas incandescentes tienen que reacomodarse si se aprueba una nueva ley
Una ley que prohíbe la comercialización de lámparas incandescentes, cuyo tratamiento está en el Senado, podría provocar el cierre de la única fábrica de lamparitas que hay en el país. El proyecto del Gobierno, que ya fue aprobado en Diputados, limita la producción de esta clase de productos, con el objeto de favorecer a los de bajo consumo. Esta situación complicaría el funcionamiento de la planta que Osram tiene en Béccar, donde trabajan 220 empleados.
Aunque en la compañía prefieren no hablar hasta que el Senado decida, saben que tendrán que hacer "algo" en sus instalaciones. Entre los competidores y en el mercado se dice que la planta va a cerrar. En la empresa hablan de una "posible transformación para el nuevo escenario".
Es poco probable que en el país se fabriquen lámparas de bajo consumo, ya que el mercado local no cuenta con la escala suficiente como para justificar la inversión millonaria que demandaría un emprendimiento de esta naturaleza, sostienen en el sector.
Las lámparas que circulan hasta ahora, como parte del plan de ahorro energético impulsado por el Gobierno, son importadas de China y otros países asiáticos. En el proyecto de ley en danza, se establece que el Gobierno fijará las distintas etapas de implementación. Osram espera encontrar un espacio en esa transición.
La firma es el brazo dedicado a la iluminación del gigante alemán Siemens. La empresa atraviesa turbulencias en su casa matriz por investigaciones sobre casos de presunta corrupción.
Philips es una de las líderes del negocio (importa todo), junto con Osram. General Electric también tercia en la disputa. Y los importadores muerden el resto. (I ECO)