EXPORTACION

Las retenciones, en la visión de tres economistas

Las retenciones, el gravamen más odiado por los productores agropecuarios, fueron protagonistas del seminario Agrotendencias 2007, realizado esta semana en Buenos Aires con la organización de la Federación de Centros y Entidades Gremiales Acopiadores de Cereales.

El tema fue mencionado por varios de los disertantes y generó aplausos cuando se abogó por su eliminación. Pero fue durante el desarrollo del panel “¿Una oportunidad o problema para Argentina. Lineamientos de políticas” cuando adquirió un papel central.

Los economistas Aldo Ferrer, Javier González Fraga y Adolfo Sturzenegger expusieron sus puntos de vista sobre la realidad argentina y, tras las exposiciones, las retenciones fueron motivo de réplicas y contrarréplicas, en un contrapunto bien llevado por el moderador del panel, Raúl Dente, de la entidad organizadora.

Aldo Ferrer, uno de los principales referentes del Plan Fénix, abrió el fuego cuando defendió la manipulación de los precios de los productos agropecuarios. “Es legítimo administrar los precios internacionales y sus transferencias al mercado interno, pero las normas deben ser razonables, flexibles, y tienen que asegurar la competitividad y la rentabilidad del conjunto de la producción de bienes transables”, remarcó.

Para el veterano economista, el sector agrario “no es un segmento de la economía mundial, como lo fue hasta 1930, sino un segmento de la economía nacional”.

Las naciones, por una multiplicidad de factores, “tienen precios internos distintos a los del comercio internacional, y por eso los países integradores del desarrollo nacional, manipulan los precios internacionales para que sus reflejos sobre la realidad interna sean consistentes con el despliegue de la totalidad del potencial productivo”.

Esto hacen, por ejemplo, Europa y Estados Unidos, “que si dejaran trasladar a sus mercados internos los precios internacionales tendrían una agricultura ínfima y, claro, no están dispuestos a hacerlo porque son sectores fundamentales de sus economías”, razonó.

El campo y la agroindustria son “esenciales” para la economía argentina, subrayó Ferrer, pero a pesar de su aporte “no alcanza para sostener el crecimiento” del país.

En primer lugar, argumentó, porque “dos tercios de la generación de empleo se produce fuera del sector” y “si no tenemos una economía integrada, con una estructura diversificada, no se darán las condiciones de sostener niveles de alto empleo” condición fundamental para una sociedad moderna.

Por eso, Ferrer exhortó al “desarrollo del conjunto de la actividad productiva argentina” y no sólo del campo.

A su turno, Javier González Fraga, economista alineado con el candidato presidencial de Roberto Lavagna, no dudó en afirmar que el momento económico que vive el país es “una oportunidad”.

Los precios internacionales de los granos “son una bendición” y “una revancha” para la Argentina, remarcó, pero esta realidad “no es para para piloto automático. Hay riesgos”, alertó.

Para no desaprovechar este buen momento, González Fraga instó a “mirar a la economía como un todo” y a diseñar “una estrategia agroindustrial ambiciosa y de largo plazo”.

El economista consideró “muy importante” mantener el peso devaluado y la tasa de interés baja, pero esta política puede ser sostenible en el mediano plazo sólo a través de un “muy fuerte superávit fiscal”.

“Hay que hacer un enorme esfuerzo para duplicar el actual superávit fiscal y volver a niveles del 4 % para que, de esa manera, el Tesoro Nacional pueda acompañar al Banco Central en la defensa de la devaluación del peso”, explicó, y advirtió: “La expansión monetaria está en el límite”.

González Fraga dijo no estar a favor de que las retenciones sean usadas como “herramienta antiinflacionaria variable, porque genera una pésima señal” al sector, “pero sí estoy de acuerdo con ellas porque es la contraparte de la política cambiaria de tener un peso devaluado”.

Definió, por último, como “una pésima política” las restricciones a las exportaciones que “genera desánimo, frustración, e imposibilita la planificación”. “Es posible —remarcó— sentarse a discutir cómo en el largo plazo se aumenta la producción y en el corto plazo se concilian los pequeños conflictos entre consumo interno y exportación”.

Quebrar la disociación

El ortodoxo Adolfo Sturzeneger fue el economista más aplaudido por los asistentes a Agrotendencias 2007. Fustigó las retenciones y abogó por su eliminación, claro. Dijo que “el núcleo del problema es que la Argentina, desde hace 50 ó 60 años, disocia —que es un término más elegante que retención— los precios internos, que reciben los productores agropecuarios, de los precios internacionales.

Si esta disociación no existiera, los precios que reciben los productores estarían más cerca de los valores internacionales”, puntualizó. La Argentina tiene una política que “le quita a un sector de la producción (el agropecuario) aproximadamente entre el 40 y el 50 % de la rentabilidad”.

“Por qué no los quitamos también el 45 % del margen bruto a las exportaciones de automóviles, aluminio, etc.”, se preguntó ante el aplauso de los concurrentes. Esta política “viola completamente la lógica de asignación de recursos”, remarcó.

Habló de quienes están favor de la disociación (el Gobierno) y de quienes están en contra (el sector rural) y, si bien no dio soluciones a esta confrontación, sugirió un “encuadre” del problema. Para eso, según Sturzenegger, “debemos primero reconocer este conflicto” y “buscar quebrar la disociación, pero reconociendo todos los elementos del problema”.

“Gobierno y sector rural, en forma gradual, reflexiva y sin premuras ni angustias, deben elaborar un esquema tributario que debilite y, eventualmente, elimine la disociación, pero que atienda a los objetivos macroeconómicos que generan esa disociación”, señaló, y, obviamente, sugirió a ambos sectores resignar algunas de sus posiciones.

La opinión de un acopiador entrerriano

El presidente del Centro de Acopiadores de Cereales de Entre Ríos, Roque Tropini, calificó como “extremadamente trascendente” el seminario Agrotendencias 2007, realizado esta semana en el Hotel Hilton de Buenos Aires. “Es importante para que los productores, profesionales y empresarios se capaciten, abran miras, y vean hacia dónde va el mundo y cuáles son las necesidades y expectativas”, le dijo a EL DIARIO RURAL.

Tropini hizo suya la reflexión del alemán Thomas Mielke, uno de los disertantes del seminario. “No hay otro país del mundo que castigue tanto a los productores como la Argentina con una exacción tan importante como las retenciones”. Y se preguntó: “Cómo no podemos lograr que, al menos, una parte de ese dinero vuelva, por ejemplo, en infraestructura”.

“En Entre Ríos, al margen de lo sucedido en marzo con las lluvias —que fueron excepcionales—, la realidad es que no tenemos los caminos que merecen los hombres de campo para no emigrar, y para que cuando saquen la cosecha no tengan, literalmente, dos horas de tolva con tractor hasta llegar hasta el camión que lleva la carga hasta la planta del acopio. Eso es doloroso, ineficiente, riesgoso, produce desgaste de las herramientas”, se lamentó.

Tropini subrayó que el campo reclama “cosas justas. Qué tremenda es la dimensión del subsidio que todos los productores del país les hemos dado, no a los consumidores de pan, sino a los exportadores, que se llenaron los bolsillos a expensas nuestras. Hoy el productor no puede reponer, por ejemplo, una herramienta porque no tuvo rentabilidad, se la quedó un sector injustamente por un mal accionar del Gobierno que ha tomado —con el objetivo noble y cristiano de que el pan llegue a todos— caminos equivocados. El camino que se eligió fue el peor”, remarcó.

Tropini, finalmente, señaló que lo más saliente del seminario, a su juicio, fue confirmar “la firmeza de los mercados mundiales”. “Estamos frente a mercados muy firmes, es un aliciente muy fuerte para la producción. Estamos es un escenario optimista”.

Fuente: El Diario