Los efectos de la crisis en los empresarios argentinos
El terremoto que están sufriendo las finanzas internacionales ya está afectando a los empresarios argentinos, aunque de distintas maneras. Pese a que todos están muy preocupados, aquellos cuya actividad está vinculada al consumo masivo (alimentos, galletitas, golosinas) todavía no sienten el impacto en la misma forma que los productores de bienes industriales.
Algo parecido pasa entre las marcas de indumentaria y calzado, donde los coletazos de la tormenta mundial no llegaron, o los fabricantes de electrodomésticos, que ya habían corregido su expectativa alcista para este año a partir de la crisis del campo.
Las compañías vinculadas a la producción agropecuaria –sector que comenzó un nuevo paro el viernes– y los exportadores están alertas a la cotización de los principales commodities que vende el país.
La baja de la soja es una luz roja que ven los ejecutivos de todos los sectores, que entienden que los ingresos fiscales disminuirán si el valor del "yuyo" sigue en caída. Para la mayoría, el escenario de incertidumbre no se disipará en el corto plazo.
"Cuando la soja cotizaba a US$ 400 estábamos tranquilos, pero ahora está debajo de los US$ 380 y eso es preocupante. La venta de autos cayó mucho en Estados Unidos y Europa, pero Brasil sigue siendo uno de los países más sólidos que se ve en la crisis", manifiesta Cristiano Rattazzi, presidente de la italiana Fiat.
La suspensión de turnos decidida por las automotrices –ya lo anunciaron General Motors, Peugeot y varias autopartistas, y hay rumores de que más terminales lo están estudiando– es vista como una señal negativa por varios industriales. Rattazzi dice que en Fiat todavía ven al Mercosur casi "como un oasis", sobre todo en relación con los países del G-7.
"El mercado interno está frenando la demanda y, para 2009, ya calculamos una baja del 30% en las exportaciones. Estados Unidos nos iba a comprar 1,2 millones de unidades y ahora comprará 800.000 o a lo sumo 900.000", se preocupa Daniel Benevenuti, presidente de la filial local de la fabricante de neumáticos Bridgestone Firestone.
Para compensar esa baja de ventas al mercado norteamericano, "hay que desarrollar otros mercados de exportación. El problema es que todos los competidores están en la misma. Hay 1.000 bolas en la misma mesa de billar", grafica.
Los exportadores son los que más sufren este vendaval impensado. "Este shock externo agrava la situación del sector agropecuario, que ya venía golpeado por la sequía, la baja de precios de sus productos, el aumento de insumos, la ausencia de financiación de proveedores, el intervecionismo en el mercado y en las exportaciones y la falta de una política de largo plazo", enumera Alejandro Stengel, CEO de Los Grobo. "Se torna grave la situación de la ganadería, la lechería, los pequeños productores y las economías regionales", agrega.
"Esto va a afectar nuestro crecimiento en forma negativa", cree Fernando Oris de Roa, presidente de Avex, la avícola fundada por un club de millonarios en la que también participa Gustavo Grobocopatel. "Esta semana –agrega– cayeron mucho las acciones de dos líderes mundiales en la producción de pollo, como la brasileña Sadia y la estadounidense Pilgrim’s Pride. Pero cayeron más por sus finanzas que por su rubro avícola. Puede tratarse de una oportunidad para nuestras exportaciones".
También en la francesa Pernod Ricard prevén una baja de los despachos. "Nuestra exportación de vinos y espumantes a Estados Unidos, Brasil y Gran Bretaña, que constituyen un 20% de las ventas, se verá afectada", destaca Eduardo Otero, presidente de la firma, que posee la bodega Graffigna.
"En el sector energético, la crisis no impacta ya que es poco lo que se importa y el actual régimen de retenciones móviles desvinculó los precios locales de los internacionales. En la Argentina, la demanda de combustibles supera a la oferta", observa Décio Oddone, director ejecutivo de Petrobras Energía.
"Las exportaciones pueden verse afectadas y, por ende, la economía puede resentirse", dice James Harold, presidente de Novartis.
Otras industrias avizoran un contexto más negro. "Es previsible una desaceleración de la demanda en nuestro sector y cambios en la preferencia del consumidor por productos de menor valor", se lamenta Luis Mario Castro, presidente de Kimberly-Clark, con marcas como Huggies, Day’s y Kleenex.
"Si bien hasta ahora notamos leves caídas de ventas, es lógico suponer que –si a la crisis mundial se agrega el paro agropecuario– la situación tenderá a agravarse. Estamos tratando de no incrementar el endeudamiento. Los proyectos que teníamos van a concretarse, pero quizás demorados", sostiene Federico Braun, presidente de los supermercados La Anónima.
Aunque hay coincidencia en que los ladrillos permiten resguardar el valor de los ahorros (ver aparte), desde el sector se atajan. "Tuvimos una gran actividad para la venta, tanto de oficinas como de departamentos, pero sólo para unidades terminadas o a punto de serlo. Parece un efecto secundario de la crisis, pero la demanda de ladrillos es coyuntural y no se mantendrá en el tiempo", recalca Diego González Casartelli, de la desarrolladora Rukán, que está asociada con el fondo Pegasus en un shopping en Tortuguitas y otros proyectos.
"Si se deprime la demanda de commodities, habrá menos inversión y empleo y se desacelerá el consumo", se preocupa Andrés René Ordóñez, presidente de Avon, que vende cosméticos pero piensa en el cuadro macroeconómico. "Hay problemas para resolver y la población está atenta a ver cómo se enfrentan, así conforma sus expectativas y decisiones para consumir", entiende Sergio Gratton, director general de Freddo.
Asuntos pendientes "Antes se preveía un difícil 2009 porque el superávit fiscal estaba bajando y el dólar se estaba comiendo a la inflación. Ibamos a una situación compleja. Ahora es aún más rebuscada. No podemos pensar en aumentos salariales como los de los últimos años para 2009. Tienen que aumentar sólo por productividad", dispara Rattazzi, que anticipa una discusión que se avecina.
Todas las empresas con fábricas tienen este asunto en la cabeza. A su vez, también están preocupadas por el bolsillo de los consumidores: temen que la inflación les siga restando poder de compra y que la crisis los vuelva más cuidadosos a la hora de gastar.
"Hay una reducción probable en los niveles de inversión extranjera directa, por las complejidades en el acceso a las fuentes de crédito, caída del turismo receptivo y menos ingresos por exportaciones. Veremos mayor hostilidad competitiva en el mundo", pronostica Castro.
Cuidar la caja Los escasos préstamos para compañías que se dieron en los últimos días se pactaron a una tasa del 24% anual. "Encima se da en un contexto donde las ventas en nuestro sector están cayendo entre 10% y 15% con relación a 2007", dicen en Bridgestone Firestone.
"Es momento de manejar bien la caja, manteniendo disponibilidad para evitar dependencia de los acreedores", explica Oris de Roa. "Hay que poner mucha atención al capital de trabajo y al flujo de dinero", coinciden en Novartis. La revisión en los niveles de inventario también se practicó en Whirlpool.
"La industria de los alimentos viene creciendo a tasas menores que en otros años, pero todavía no se ven signos de recesión", explica Alberto Pizzi, presidente de Kraft, que posee las marcas Terrabusi, Royal, Canale, Mayco y otras.
"El mercado de golosinas es más elástico a la media de los sectores, el impacto de la crisis no se manifiesta inmediatamente", detalla Javier Arriola, CEO de Cadbury en el país, que fabrica esos productos y también caramelos (Halls) y chicles (Bazooka, Beldent, Bubaloo). En el calzado y la ropa también hay algo de tranquilidad. "Está claro que la situación genera incertidumbre, pero no lo estamos viendo en la economía real. Los consumidores actúan con mucha mesura, pero el consumo no se resiente", observa Rodolfo Ciaburri, CEO de la fabricante de zapatos Ricky Sarkany. La onda contratendencial, de expandirse cuando el mundo se retrae, seduce a la firma, que tratará de calzar a las mexicanas.
"No estamos modificando el plan de negocios y creemos que hay margen para seguir creciendo", certifica Walter Koll, managing director de Adidas.
En electrodomésticos, "el episodio del campo ya había detonado una baja en la confianza en los consumidores, y los recientes movimientos de Wall Street no acentuaron la tendencia", especifica Rafael Vieyra, presidente de Sony.
En la misma línea, su colega Víctor Gilman, máximo ejecutivo de Whirlpool, afirma que "el freno en el consumo se verificó a partir de mitad de año y se debe mucho más a temas internos que a problemas externos. Hubo una revisión de los pronósticos de ventas".
Según Nerio Petiado, director general de Musimundo. "se prolongará la caída en el consumo y en la disponibilidad del crédito, pero este fenómeno se había iniciado por el aumento de la inflación y es anterior al momento más agudo de la crisis norteamericana".
Casi no hay empresario que excluya el precio de la soja en su análisis de la situación. En más de una conversación también surge el temor a un mayor nivel de desempleo, como consecuencia de menores precios de las exportaciones o enfriamiento del consumo. (I ECO)