Lula aumenta el salario mínimo por la suba de los alimentos

La inflación en Brasil es baja. Anualizada, dio una suba general de 4,5%. Pero se detectó una distorsión: con un alza de 12%, los alimentos triplicaron el índice general. Quienes más sienten esa presión son los brasileños de las capas bajas. Son los que gastan sus remuneraciones casi exclusivamente en comer. Alarmado por las consecuencias político-sociales de esas subas, el presidente Lula da Silva acaba de decidir un aumento de 10% para el salario mínimo. La medida tiene un ribete electoralista, ya que en octubre próximo se elegirán en Brasil los intendentes de todas las ciudades, entre ellos los tres grandes centros que el oficialismo pretende conquistar: San Pablo, Río de Janeiro y Belo Horizonte. Pero también refleja una preocupación a futuro. Como indicó el ministro de Agricultura de Brasil, Reinhold Stephanes, nadie sabe qué puede ocurrir con los precios de los granos en 2010, cuando se lance la elección presidencial.

De acuerdo con el funcionario, por el momento "no es mucho lo que se puede hacer" para poner en caja los precios de la canasta básica. Recordó que en los últimos dos años el aumento promedio de los precios agrícolas fue de 70% en términos reales. Para el ministro, probablemente en 2009 los precios se mantengan en el nivel actual. Pero en 2010 puede esperarse "un nuevo choque de precios agrícolas" a partir de un aumento de la demanda mundial". La solución, dijo, es aumentar en forma sustancial la producción agrícola.

En una entrevista con Estado de Sao Paulo, reveló cuáles son las medidas adicionales del gobierno de Lula. Dijo que la petrolera estatal Petrobrás podrá asociarse con fábricas de fertilizantes y adobos para abaratar el precio de esos insumos agrícolas, que acompañaron el alza de las cotizaciones internacionales de cereales. El objetivo es ampliar la producción interna para garantizar la autosuficiencia. Una oferta competitiva de insumos es central para reducir los costos del agro. Según los cálculos, este ítem influye en 40% de los gastos de los agricultores para garantizar la producción.(CLARÍN)