Para IDESA el empleo creció sólo un 1,6% anual

El Instituto Nacional de Desarrollo Social Argentino (IDESA) realizó un informe sobre el crecimiento del empleo, y su ritmo. Principalmente el estudio se basó en la desaceleración de la actividad económica. El punto clave es que sigue latente un problema estructural de baja capacidad de generación de empleos.

IDESA también informó que esto problema fue disimulado transitoriamente por la licuación de costos que produjo la devaluación, pero el problema resurgió apenas los salarios recuperaron el nivel real que tenían antes de la crisis. Consumida la etapa de la competitividad cambiaria se explicita la necesidad de eliminar factores que incrementan espúriamente los costos laborales y disminuyen la productividad.

Reproducimos a continuación el informe completo elaborado por el Instituto:

Los datos recientemente difundidos sobre la evolución del mercado laboral muestran un descenso en la tasa de desempleo desde 8,5% al 8,0% entre los segundos trimestres del 2007 y 2008. Esto fue consecuencia de que el empleo creció un poco más que el incremento en la participación laboral. Sintéticamente, en el segundo trimestre del 2008 había 24,8 millones de personas en los grandes aglomerados urbanos de los cuales 11,2 millones participaban en el mercado laboral y 10,3 millones tenían trabajo.

Respecto del mismo periodo del año anterior, la participación laboral se incrementó en 125 mil personas y el empleo en 163 mil. Una variación en la cantidad de ocupados de 163 mil personas sobre un total de 10 millones implica que el empleo creció un 1,6% anual.

Extrapolando los datos referidos a los grandes aglomerados al total de la población urbana (que el Ministerio de Economía estima en 35,8 millones de personas) se obtiene el empleo total. Comparando esto con la evolución de la actividad económica aparece que:

- Entre el 2003 y el 2006, el PBI creció a una tasa promedio anual del 8% y el empleo a una tasa promedio anual de 5%.

- En el 2007 el PBI creció a una tasa del 9% y el empleo al 3%.

- En el 2008 los datos oficiales dicen que el PBI sigue creciendo al 8% pero el empleo crece a una tasa del orden del 1%.

Aunque las manipulaciones en el INDEC exageren el crecimiento del PBI es claro que la capacidad de generación de empleo del aparato productivo se está deteriorando. Aun suponiendo que haya habido una desaceleración en la actividad económica, y que su crecimiento haya sido inferior a lo que informa el INDEC, –por ejemplo, un 5% anual–, el bajo crecimiento que tuvo el empleo delata que la relación empleo producto presenta valores modestos. Sería inferior a 0,4 cuando entre el 2003 y el 2006 estuvo por encima del 0,6.

Si con altas tasas de crecimiento de la actividad económica la generación de empleos es débil, en un contexto de desaceleración el nivel de empleo se va a estancar. Se podría interpretar que esto no constituye un problema grave dado que la tasa de desempleo está en el orden del 8%. Sin embargo, no debe perderse de vista que la población argentina crece a tasas relativamente altas, requiriendo la generación constante de nuevos puestos de trabajo para que el desempleo no aumente.

Además, más allá de que el desempleo abierto sea bajo, la información producida por el INDEC sugiere una fuerte presencia de desempleo oculto y diversas modalidades de subempleo. Por un lado, las tasas de participación laboral en Argentina son bajas, si se las compara con países culturalmente comparables como España o Portugal. En Argentina, no más del 60% de la población en edad de trabajar participa del mercado laboral, mientras que en aquellos países este mismo indicador supera el 70%. Por otro lado, las remuneraciones son bajas para amplios segmentos del mercado laboral y la informalidad entre asalariados y cuentapropistas ataca a más del 50% de los ocupados.

La solución a estos problemas exige un conjunto de medidas complejo y de largo plazo. El punto de partida es que los sectores productivos tengan una demanda laboral robusta y vigorosa. Luego, se necesita una organización eficiente del mercado de trabajo en el sentido de contar con regulaciones que no desincentiven la contratación de mano de obra en blanco, que no induzcan a discriminar a los trabajadores de menores niveles de calificación y que promuevan entre la población alcanzar altos niveles de educación formal e inclinación a participar en el mercado de trabajo.

La política laboral de los últimos años, en cambio, fue crecientemente contradictoria con la lógica del modelo de tipo de cambio real alto. Se promovieron aumentos nominales de salarios del orden de los dos dígitos, incrementos en las cargas sociales legales y convencionales, y modificaciones en las normas laborales que conspiran contra la productividad y fomentan la litigiosidad laboral.

Estas acciones no sólo han contribuido a una rápida erosión de los efectos de la devaluación. Lo más dañino es que han impedido construir un modelo de desarrollo alternativo que permita sostener la demanda laboral con altos salarios reales basados en el crecimiento de la productividad.

Fuente: Instituto Nacional de Desarrollo Social Argentino (IDESA)