NEGOCIOS

¿Para qué sirve un asesor financiero?

En la visión empresaria convencional, es normal recurrir al saber específico para buscar asesoramiento en temas referidos a la producción o aspectos técnicos, así como para orientar la estrategia de marketing, distribución y colocación de sus productos. Pero es algo más extraño que recurra a la figura específica de un asesor financiero.

Los sub-ciclos productivo y comercial están siempre mejor atendidos, ocasionan fáciles respuestas desde el punto de vista empresarial, y normalmente terminan en la contratación de expertos.

Paradójicamente, en algún momento del ciclo de producción de un bien o servicio determinado, el dinero se transforma en productos y al cabo de un cierto tiempo, los productos finales producidos intentan volver a ser dinero. Dicho de otra manera: el dinero aparece como instancia decisiva del proceso de producción, entendido como un ciclo recurrente y continuo.

Sin embargo, a pesar de esta significación, el sub-ciclo financiero tiende a estar relegado en la escala de decisiones, en el preciso momento en que un mundo financiero globalizado, volátil y fluido, condiciona crecientemente todas las decisiones productivas y comerciales.

En este escenario es imperativo contar con información, análisis de alternativas, evaluación permanente y periódica del nivel de las tasas de interés, de paridades cambiarias, de los flujos dinerarios y otros elementos del estilo, para definir la orientación de las inversiones, el uso alternativo del dinero en función de los avatares del mercado, y la definición de estrategias esenciales vinculadas con la moneda y el crédito, para la disputa competitiva de la firma.

Es aquí donde cobra sentido el asesor financiero: un individuo o una empresa que brinda asesoramiento profesional en la planificación financiera, en el análisis de mercado dinerario y de crédito, y en las decisiones de inversión. Su trabajo tiene como objetivo rentabilizar las posiciones de liquidez de la firma, y los usos alternativos de los recursos financieros de cara a la evolución de los mercados y al curso de las expectativas. Todo ello en la perspectiva de crear, aumentar y maximizar el valor de la compañía, mejorando su solvencia, rentabilidad y disponibilidad de liquidez.

La tarea también puede incluir la reingeniería financiera de la compañía, la gestión integral de financiamiento, las oportunidades de acceso al mercado de capitales, el análisis de proyectos de inversión, y la búsqueda de inversores y oportunidades (locales e internacionales) para la ampliación de la escala operativa de la firma.

Estas tareas posibles de un asesor financiero, demás está decirlo, implican el acceso a una gran cantidad de información que debe analizarse día a día, un sólido saber específico y una dedicación intensa.

Es hora de que el sub-ciclo financiero consolide, en la mirada de los empresarios, el lugar que le corresponde en el mundo de los negocios logrando una mejor asignación de recursos y un incremento sostenido de productividad y eficiencia. (DÍA DE NEGOCIOS)