SALTA Y JUJUY
Plan para que los chicos no trabajen
Desarrollaron un programa de contención para trabajadores infantiles del tabaco en Salta y Jujuy.
Unos 1.400 niños de entre 9 y 14 años participan del proyecto El Porvenir, en 11 centros.
Los ojitos de Carla se cubren de lágrimas. Tiene once años, pero se puede decir que su vida de niña empezó apenas hace un par de meses. Es que desde los cinco y hasta los diez años, ayudó a su padre en el duro oficio de "peoncita" rural, cosechando y encañando tabaco. Hoy disfruta de su nueva vida, por eso la emoción le humedece su mirada. Y cuenta: "En mi casa somos siete hermanos, y casi todos (salvo la más chica, que tiene 3) trabajamos con el papá en el tabaco", dice, mientras pega figuras de papel que representan un chico triste sentado en un rincón. "No tenemos tanto tiempo para ser niños, entonces disfrutemos lo poco que nos queda", relata una leyenda escrita en marcador negro.
"No al trabajo infantil" es la bandera que plantaron los propios chicos nacidos y criados en zonas tabacaleras de Salta y Jujuy. Apoyado por un importante número de auspiciantes del sector privado, a los que se sumaron algunos entes gubernamentales, la asociación cívica Conciencia creó El Porvenir, programa que apareció allá por 2004 con 200 chicos y tres centros de enseñanza, y que hoy cuenta con 1.400 chicos de entre 9 y 14 años distribuidos en once centros de las provincias de Salta y Jujuy.
Sacar a los chicos del surco y formarlos intelectualmente para el futuro no fue una tarea sencilla. El primer obstáculo que tuvo que sortear este programa es el cultural: para la idiosincrasia campesina, el chico que no trabaja al lado del padre es un vago. "Tuvimos que trabajar bastante en este aspecto, pero con el correr del tiempo muchos padres cambiaron esa mentalidad, a punto tal que son ellos los que hoy nos piden anotar a sus chicos en los centros que tenemos", explica a Clarín Elsa Aurora Lamas, una de las coordinadoras del programa en Salta.
El Porvenir capacitó a 350 docentes para encarar la tarea de transformar "culturalmente a la familia" para que el chico crezca jugando y aprendiendo en un aula y no con su cintura doblada y su mente oprimida en un sembradío. Al final de la jornada, muchos de estos chicos jugaban a ser niños, por raro que esto suene.
El paso del tiempo agrandó el programa y los números son más que elocuentes: 3.650 niños, niñas y adolescentes participaron de la experiencia desde el año 2004 hasta hoy; 11 escuelas funcionan como Centros Porvenir en Salta y Jujuy con el 85 por ciento de asistencia; 780 productores, el 35 por ciento del total, en cuyas fincas trabajan los padres de los beneficiarios, se adhirieron al programa; 9 sponsors (4 empresas, 2 cámaras, 2 cooperativas, 1 fundación) se aliaron para financiar el programa estableciendo la unión de todo el sector y contando con el apoyo de los gobiernos y ministerios de ambas provincias.
"Mi papá me dice que, para el año, van a venir mis dos hermanitos menores, porque le gusta las cosas que aprendemos", cuenta Carla y regala una flor de papel que acaba de terminar. Hoy le toca a ella ser niña. Y vaya si lo está disfrutando. (CLARÍN)