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¿Qué es el WiFi?
Hasta los lugares comunes cambian. Que la notebook tenga conexión con Internet en una confitería o un hotel ya es normal. Esas zonas donde el acceso a la Red flota en el aire se llaman hotspots.
Ahora, está llegando el turno del hotspot hogareño. El procedimiento de instalación se ha vuelto sencillísimo y es posible, por alrededor de 120 dólares, tener acceso inalámbrico WiFi a Internet desde cualquier lugar de la casa.
Qué es WiFi
Internet sin cables no significa que tengamos que cambiar de proveedor (ISP, por Internet Service Provider). Es mucho más fácil. En lugar de conectar la computadora directamente al módem provisto por el ISP, enchufamos allí un pequeño aparato con una o dos antenas llamado router WiFi. Una vez configurado siguiendo las instrucciones que figuran en el manual, ese equipo se conectará automáticamente con Internet y transmitirá por aire los datos que van y vienen de la Red, reemplazando así los cables.
Ahora, ¿debe haber una antena también en la computadora? Por supuesto. Por eso, cualquier notebook moderna ya viene con la correspondiente antena WiFi, lo mismo que algunos celulares de alta gama. A la PC de escritorio puede agregársele una por valor de entre 30 y 50 dólares.
Además, cualquier router inalámbrico permite no sólo las conexiones por antena, sino también por cable, con lo que podemos tener una PC cableada al ruteador, y una notebook y un celular que navegan por Internet por WiFi.
Un ruteador inalámbrico WiFi tiene un alcance de más o menos 100 metros en interiores y hasta 300 en el exterior. Usando antenas especiales se puede extender el alcance a varios kilómetros, pero no es lo que necesitamos en casa.
No todo es perfecto, claro. A medida que la notebook o el celular se alejan de la antena base, la señal pierde calidad y eventualmente baja la tasa de transferencia. La tecnología WiFi puede alcanzar 54 megabits por segundo (Mbps), entre 5 y 10 veces más que las conexiones más rápidas de Internet disponibles hoy para el público; pero bajará a 11 Mbps si nos alejamos mucho de la base o si hay gran cantidad de obstáculos.
Dado que, en esencia, un router WiFi funciona igual que un teléfono inalámbrico (y en no pocos casos en la misma frecuencia de 2,4 gigahertz), los grandes armarios metálicos, acuarios de grandes dimensiones, hornos a microondas y heladeras, entre otros, son los peores escollos para una conexión sin cables. La base de un teléfono inalámbrico muy cerca del ruteador también puede afectar su funcionamiento, si está en la misma banda de frecuencias, lo mismo que los monitores para bebes y los dispositivos Bluetooth. En nuestras pruebas, sin embargo, WiFi se mostró más que resistente a las interferencias, a distancias razonables.
Como se dijo, esta tecnología es muy cómoda, porque nos libera de los cables, pero es también nueva y sufre, por eso, una cantidad de problemas de seguridad sólo resueltos en parte.
Lo más importante que debemos tomar en cuenta es que luego de instalar el router WiFi estamos transmitiendo nuestro enlace con Internet y cualquiera lo puede usar. Los ruteadores vienen con todas las funciones de seguridad desactivadas para que el usuario hogareño no se vea en figurillas para hacerlo andar. Por eso, una vez que esté configurado debemos realizar como mínimo estos pasos:
Establecer una contraseña de autenticación para usar la conexión. Esto evita que los vecinos se "cuelguen" de nuestro hotspot y usen nuestro ancho de banda.
Encriptar el tráfico de datos de nuestro hotspot con WPA (WiFi Protected Access) o, preferentemente, WPA2. No debe usarse la encriptación WEP (Wired Equivalent Privacy) ya que es muy fácil de hackear. Esto evitará que nuestros datos sean captados al vuelo por un pirata informático para robar contraseñas y números de tarjeta de crédito.
Hay muchas otras opciones de seguridad disponibles en los rotures modernos. El lector debe prestarle particular atención a este apartado en el manual del usuario y la configuración del dispositivo. (LA NACIÓN)