Reflotan el impuesto a la renta presunta

Preocupado por la necesidad de recaudar todo lo que sea y como pueda, el Gobierno envió al Congreso un proyecto que resucita el impuesto a la ganancia mínima presunta hasta fines del año próximo. A fines del mes pasado, el Poder Ejecutivo pidió al Congreso que prorrogara "hasta el 30 de diciembre de 2009 inclusive la vigencia del gravamen establecido por la ley 25.063, título V, del impuesto a la ganancia mínima presunta".

En 1998 se había establecido la vigencia por 10 años de este tributo que grava los activos empresariales localizados en el país o en el exterior, y los inmuebles rurales pertenecientes a personas físicas o sucesiones indivisas. A fines de 2007, curiosamente, el Ejecutivo no pidió la prórroga de este tributo, tal como ocurrió con otros impuestos nacionales. Al parecer, algunos funcionarios admitían que se trataba de un impuesto de escaso resultado para las arcas fiscales, pero molesto para las empresas.

Con una alícuota del 1%, este tributo se paga cuando los sujetos comprendidos no pagan por sus utilidades. De esta manera, recae sobre las empresas que declaran pérdidas o que sólo logran ganancias inferiores al 3% del activo invertido.

En realidad, ya comenzaron los vencimientos para el pago de los anticipos del impuesto del ejercicio 2008, pero como no había ninguna ley vigente, una buena parte de los contadores le sugirió a sus clientes que no ingresaran el importe correspondiente, mientras que una minoría aconsejó realizar un pago estimativo para evitar multas del fisco.

La iniciativa enviada por el Ejecutivo, con la firma de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y del ministro de Economía, Carlos Fernández, sostiene en su mensaje que el impuesto "constituye una clara herramienta para castigar a los activos improductivos afectados a la actividad empresarial". Esta situación, al mismo tiempo, "sirve como estímulo para que sus propietarios tomen las medidas que consideren propicias, de manera de lograr un rendimiento mínimo que contribuya al mantenimiento de su actividad".

El mensaje continúa con una curiosa afirmación: "El impuesto constituye una eficiente herramienta recaudatoria y de control ante eventuales conductas elusivas y evasivas que puedan presentarse frente al impuesto a las ganancias". Sin embargo, las cifras demuestran lo contrario: en 2001 recaudó $ 550 millones; en 2002, 535 millones; en 2003, 1363 millones; en 2004, 1224 millones; en 2005, 1102 millones; en 2006, 1084 millones; y el año pasado, 1299 millones (un número ínfimo sobre un total de $ 199.781,2 millones recaudados el año pasado por el fisco nacional).

En el Ministerio de Economía esperan que, una vez que se alivie la actividad parlamentaria por el debate de las retenciones móviles a la exportación, comience el tratamiento de este proyecto, y aclararon que para los contribuyentes que no ingresen los anticipos del ejercicio 2008 hasta que se sancione la prórroga seguramente habrá algún plan de pagos especial. Por supuesto que, para que tenga vigencia el proyecto, debería sancionarse antes de fin de año.

Sin embargo, el tributarista César Litvin dijo que este impuesto "desincentiva las inversiones, que son tan necesarias en este momento complicado para la economía, porque genera una distorsión y logra en todo un año lo que se recauda en un mes por el impuesto al cheque".

Sin embargo, otros especialistas creen que -en un contexto en el que la suba de la recaudación tributaria comienza a moderarse por el conflicto del agro y por la desaceleración de otros indicadores económicos-, el fisco apelará a todas las herramientas que tenga a su alcance para mantener en alto el superávit fiscal primario (antes del pago de intereses). Un indicador que refleja esta tendencia es el de las retenciones, que en los últimos meses crecieron bastante menos que en el primer trimestre (sólo en junio se recaudaron $ 600 millones menos), aunque la suba del precio de las materias primas permitiría que el Estado recaudara 41.000 millones este año por este concepto. (LA NACION.com)