CUERPO DE CONTROL DE TRANSITO Y TRANSPORTE
Resistencia de colectiveros en el debut de los controles de tránsito
Ayer entro en funciones el nuevo Cuerpo de Control de Transito y Transporte de la ciudad.
Los choferes de ómnibus fueron los que pusieron más objeciones ante los operativos, que tuvieron aceptación entre los automovilistas. Una de cada cuatro multas que labraron, fue para colectivos o taxis.
En su primer día de trabajo, el Cuerpo de Control de Tránsito y Transporte realizó cerca de 200 multas, de las cuales el 25% fueron para colectiveros y taxistas. De esta forma, los ex integrantes de la Guardia Urbana, acompañados por la Policía Federal, empezaron a trabajar para controlar la seguridad vial en las calles porteñas. La medida contó ayer en general con la aceptación de los porteños, pero encontró resistencia en el transporte de pasajeros, justamente el sector al que se quiere controlar fuertemente con los nuevos inspectores.
Con nuevo uniforme de chomba blanca y pantalón negro (el de la Guardia Urbana era azul, también con pantalón negro), los integrantes del Cuerpo de Tránsito se instalaron en 20 esquinas porteñas del Micro y Macrocentro más algunos barrios. "Las seleccionamos en base a un mapa de riesgo accidentológico, porque fueron las esquinas donde hubo más accidentes graves el año pasado", explicó Pablo Martínez Carignano, director porteño de Seguridad Vial.
Trabajaron de 9.30 a 13.30 y de 16 a 19.30. Hubo unos 150 efectivos por turno, acompañados por un mínimo de dos policías en cada lugar. Por la noche, en tanto, otro turno se encargó de los controles de alcoholemia. En total, el Cuerpo de Tránsito cuenta con 600 personas.
La presencia de los policías se mantendrá durante seis meses. Primero, para que los inspectores del Cuerpo de Tránsito se acostumbren a su trabajo y a la vez la gente los reconozca. Pero la causa principal es que aún no tienen poder para detener a conductores y exigirles que se identifiquen. Por eso, la Legislatura porteña comenzó a trabajar en una ley para darles esa capacidad.
En los puestos de control también hubo personal de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT). Es que uno de los objetivos principales de los nuevos controles son los colectivos. Y ayer llegaron las primeras sanciones a los choferes.
Según fuentes del Gobierno, un colectivo de la línea 60 fue detenido a la mañana en Coronel Díaz y Las Heras por cruzar el semáforo en rojo. Como el chofer declaró no tener encima los papeles del vehículo, hubo que bajar a los pasajeros, que sin quejas se subieron al coche siguiente, y retener el colectivo. Sin embargo, ante la llegada de un patrulla policial, el chofer encontró la documentación.
En tanto, en Cabildo y Congreso un chofer de otro colectivo que también fue multado por violar un semáforo en rojo agredió de palabra al agente que le labró la infracción y, según testigos, la presencia policial impidió que la situación empeorara.
La resistencia de los colectiveros a los controles no es nueva. De hecho, la UTA -el gremio que los representa-, junto a los sindicatos de taxistas y camioneros, se opuso activamente a la sanción del sistema del registro con puntaje, que finalmente la Legislatura porteña aprobó la semana pasada. El sistema pena hasta con la quita del registro a los que acumulan infracciones y no hay excepciones para el transporte público de pasajeros.
En todos los casos que la nueva policía de tránsito multe a colectiveros, el Gobierno le pasará un informe a la CNRT, para que a la vez sancione a las empresas de transporte. A los choferes se les exigirá que actualicen el examen psicofísico que deben realizar periódicamente.
Con estos controles, la Ciudad apunta a un segmento del tránsito muy conflictivo: en lo que va del año, 17 colectivos participaron de accidentes, que terminaron con 126 heridos. Actualmente, el 70% de las multas que se hacen a colectivos nunca son cobradas. En gran parte, porque las infracciones se labraban tomando la patente del coche, sin identificar al chofer.
Más allá del control al transporte público, desde el Cuerpo de Tránsito también intentaron educar a conductores y peatones. En Cerrito y Corrientes, por ejemplo, varias veces le indicaron a los peatones que esperaran para cruzar en la vereda y que no lo hicieran con la luz en rojo.
Si bien hubo algunos transeúntes que, a la pasada, criticaron los operativos, en general la gente los apoyó, y tanto los que eran detenidos por una infracción como los peatones advertidos ante una falta reaccionaron sin problemas. Los puestos de control estuvieron armados en forma de postas. Un primer grupo de inspectores y policías detectaba a un auto en infracción, y un segundo grupo, colocado a 50 metros lo detenía y le labraba la multa, explicándole al infractor cuál era la falta que había cometido.
El año pasado, la principal causa de multas de tránsito fue el mal estacionamiento, en gran parte por la incidencia de las fotomultas, que se concentraban en detectar esa falta. Pero los otros motivos que encabezaron el ranking estuvieron directamente relacionados con la inseguridad vial, como exceso de velocidad o violar la luz roja. (CLARÍN)