Según el Presidente de la Fundación Konrad Adenauer la crisis comenzará a retroceder recién en el 2010

Testigo privilegiado de la reunificación de Alemania y de gran parte de la historia europea del siglo XX, el presidente de la Fundación Konrad Adenauer, Bernhard Vogel, arriesga un pronóstico optimista sobre la crisis financiera mundial y su impacto en América latina: "No espero una reactivación para este año, pero, si tenemos suerte, en 2010 empezaremos a ver una salida".

Hace pocos días, Vogel estuvo por segunda vez en la Argentina. La fundación que preside es una de las más importantes de Alemania y está ligada a la democracia cristiana, partido al que pertenece la canciller Angela Merkel.

A los 77 años, Vogel exhibe una extensa trayectoria, tanto en la política activa de su país como en la academia. Uno de sus cargos ejecutivos más importantes fue, durante 11 años, el de primer ministro del estado alemán de Turingia, que, por su ubicación geográfica, se erigió como una bisagra entre el Este y el Oeste. A este profesor y doctor en Ciencia Política le tocó jugar un papel central en el proceso de reunificación y de reintegración cultural de las dos Alemanias, después de la caída del Muro.

"En lo que se refiere a América latina, temo que el impacto de la crisis financiera será menor que el de la crisis económica, que los impactará en dos sentidos: por un lado, por la caída en los precios de bienes de exportación de la Argentina, y por otro, por el peligro de que los Estados ricos pongan en duda la asistencia otorgada, o que reduzcan la cooperación hacia la región", afirma el veterano intelectual alemán durante la entrevista con LA NACION, que realiza acompañado por el responsable de la fundación en la Argentina, Christoph Korneli.

La Konrad Adenauer nació hace más de 35 años en nuestro país. Es un think tank que defiende la economía social de mercado. Ofrece formación política, otorga becas a personas altamente dotadas y, en el orden mundial, apoya el movimiento de unificación europea.

 ¿Surgirá al término de la crisis global un orden mundial diferente, sin la hegemonía de los Estados Unidos?

 Creo que, al final de esta crisis, surgirá un orden internacional más fuerte del sistema financiero, con el fin de que un cimbronazo de estas características no vuelva a repetirse. Debemos extraer las enseñanzas de lo que ha sucedido. Y una de ellas es que la globalización no es una especulación, es una realidad; de modo que aquellos que hablan en contra de ella están situados en el ayer. La existencia de la globalización marca una de las grandes diferencias con la crisis del 29. Una diferencia central, le diría, que acelerará la recuperación. No la espero para este año, pero sí, probablemente, en el próximo. Si tenemos suerte, la crisis empezará a ceder en 2010.

 ¿Cómo ve el liderazgo de Obama?

 La elección de Obama es un acontecimiento histórico que genera expectativas. Mi preocupación es que, precisamente, quizá sean demasiadas expectativas. Obama es un hombre extraordinario, pero, después de todo, es sólo un hombre.

 Parecería que América latina no tiene mayor importancia para los países centrales...

 América latina es, para el mundo de la globalización, un factor increíblemente importante. Es la región del mundo que más se ha democratizado, además. Los tiempos de las dictaduras militares han pasado, pero el actual problema es el populismo, que vulnera el Estado de Derecho e instala reglas del juego no democráticas. La Argentina, por ejemplo, ha tenido un admirable crecimiento económico en los últimos años. Sin embargo, pese a ello, la pobreza no ha decrecido en igual medida...

 Ya que trajo a colación el ejemplo de la Argentina, usted sabe que aquí ninguno de nuestros políticos quiere dejar el sillón y convertirse en un hombre de consulta, tal como lo es usted en Alemania. Curioso, ¿no?

 En una democracia, el poder es siempre por un período, por un tiempo. El que no comprende esto, sencillamente no es un demócrata.

 Nuestro país está bastante intoxicado por la intolerancia. Durante la reunificación, ¿qué les sirvió a ustedes para aliviar ese síntoma social?

 Particularmente útil nos fue que, en el fondo, la población quería la reunificación y que mucho más apasionadamente lo deseaba la población de Alemania del Este. Ambas querían la unidad, y eso ayudó mucho.

 Aquí también tenemos problemas con las alianzas. Por ejemplo, ahora se está conformando dificultosamente una coalición opositora?

 Mi consejo es que las coaliciones nunca deben estar sujetas a personas, sino a programas, de modo que lo que puedan cambiar sean las personas, no los programas. Pero hace falta tiempo. Porque tampoco es que en Alemania reina la democracia desde hace cientos de años. Con la forma sustentable de hoy, la tenemos desde hace apenas 60 años. (LA NACIÓN)