INFORMACIÓN TECNOLÓGICA
Un mail nunca será una carta
Desde Chile.- El escándalo que armaron los empleados de concesiones, cuando por orden de la Ministra Cevecich les fueron incautados los respaldos de correo electrónico y toda la polémica sobre un supuesto "derecho a la privacidad" que estaría siendo vulnerado muestra la ignorancia de la gente común hacia los aspectos técnicos de muchas herramientas de informática que se usan a diario.
Ciertamente que ante una orden judicial emitida dentro de una investigación criminal no hay argumento jurídico ni lógico que pueda invocar derecho a la privacidad, ni siquiera el secreto bancario está protegido en estos casos y mucho menos las comunicaciones en texto plano a través de un medio tan abierto como es Internet.
Pero aparte de este hecho indiscutido, el caso es que muchos profesores y distinguidos abogados han intentado poner las comunicaciones a través de e-mail en el mismo pie que la correspondencia escrita, ignorando la diferencia técnica fundamental que existe entre lo que escribimos en papel y lo que enviamos por medio de alguno de los protocolos de correo electrónico a través de Internet.
Un email no es lo mismo que una carta: cuando alguien escribe una carta la mete adentro de un sobre cerrado, el cual deposita en un buzón de propiedad de un servicio del Estado (Correos de Chile en este caso) quienes se comprometen a la custodia de la carta hasta que ésta llega a manos del destinatario.
Por este servicio pagamos un cierto valor en estampillas y la inviolabilidad de la correspondencia está específicamente protegida por ley en casi todos los países del mundo.
Al enviar un email en cambio la situación es radicalmente distinta, no existe ningún servicio del Estado que se haga responsable de la custodia o confidencialidad del contenido, no se pagan estampillas y -salvo por lo que pagamos por concepto de conexión a nuestro proveedor de Internet- el envío de emails es absolutamente gratis, de hecho podemos mandar miles de ellos sin pagar nada adicional.
Otra distinción fundamental es que un email común no encierra el contenido dentro de "un sobre" ni nada que se le parezca, el contenido viaja absolutamente abierto y está a disposición de los administradores tanto en los equipos servidores de origen como en los de destino.
En otras palabras es tal como una tarjeta postal que enviamos abierta y puede ser leída por el cartero o por cualquiera de los que intervienen en la cadena de transporte. Pretender que la información que viaja abierta pueda ser considerada "confidencial" es una idea bastante bizarra.
El problema es que cuando sale gente ignorante alegando que los email gozan de un supuesto derecho de confidencialidad, no se dan cuenta que proponen un remedio peor que la enfermedad porque la única forma de asegurar tal privacidad sería que el Estado se haga cargo del transporte de los correos electrónicos en una especie de monopolio.
Hay que hacer notar que es el propio Estado y sus servicios represivos -como la policía por ejemplo- la mayor amenaza que existe en estos días a la privacidad de las personas, sería lo mismo que dejar a un gato cuidando la pescadería.
El progreso técnico nos sobrepasa y vamos usando día a día nuevas herramientas sin entender muy bien como funcionan, un serio padre de familia puede mantener correspondencia erótica en su mail, un distinguido funcionario público puede discutir los procedimientos y montos de coimas o negociados, siempre confiados en que por tener la clave secreta, el asunto está a salvo de la mirada de terceros.
No sospechan siquiera que un oscuro administrador de red puede estar leyendo y grabando tranquilamente cada uno de sus mensajes vergonzosos. La indignación de los funcionarios de concesiones se explica si pensamos que muchos de ellos han enviado mensajes deesta clase confiados en que nunca van a ser vistos por terceras personas.
¿Y cual es la solución entonces? Claro que existe solución para mantener nuestra correspondencia privada fuera de los ojos extraños, desde el comienzo del sistema de correos electrónicos se tuvo claro que no existe la privacidad y la solución se desarrolló en base a la encriptación, que consiste en convertir nuestros textos en una ensalada de caracteres sin sentido, excepto para quien maneja la clave para volver a decifrarlo.
Hoy en día existen programas gratuitos de encripción fuerte, lo que significa que el nivel de seguridad es tan grande que muy pocas organizaciones en el mundo -si es que hay alguna- lo pueden decifrar sin conocer la clave.
La encriptación sin embargo todavía no viene incorporada a los programas más populares de correo electrónico como Outlook o similares y por ello los que quieran usarla deben bajar un programa externo para que haga el trabajo. La única dificultad es que normalmente tanto el emisor como el receptor deben tener el mismo programa instalado.
El programa de enciptación más usado en el mundo -y uno de los más fuertes que existen- es el PGP (Pretty Good Privacy) que puede ser descargado gratis de http://www.pgpint.org. Para usar otra características adicionales -como el PGP Disk que permite encriptar porciones completas del disco duro, debe comprarse la versión comercial. Un programa aún más seguro que el PGP es el GPG, que puede descargarse gratis de http://www.gpgug.org y ofrece la garantía de tener código abierto y no pertenecer a ninguna empresa comercial.
Para principiantes una buena opción es el Cryptainer LE, que puede bajarse gratis de http://www.cypherix.com, permite encriptar tanto correos comoporciones de disco duro de hasta 20 Megabytes.
Si no se preocupa de su propia privacidad nadie más lo hará por usted, todo lo contrario, internet está repleta de anónimos y ansiosos nerd de todo tipo metiendo sus narices en los datos ajenos, es increíble la cantidad de tipos frustrados y tontos que sueñan con sentirse hackers por un momento, también es incierto y preocupante el daño que pueden llegar a hacer estos cyber ególatras.
Tomás Bradanovic. Vive en la ciudad de Arica en la frontera norte de Chile, es ingeniero electrónico y trabaja como consultor independiente elaborando Proyectos de Inversión para los servicios públicos.
Fuente: www.bradanovic.cl