Un pool y un productor chico debaten frente a frente qué pasa en el campo


- Ustedes, los pooles, nos desplazan del campo, nos corren del negocio.

- Nosotros no desplazamos a nadie. Al contrario, damos trabajo a mucha gente, el dueño de la tierra cobra bien por el arrendamiento y además, los contratamos para que nos den servicio.

- El problema es que ustedes privilegian la rentabilidad, afectan a pequeños productores como yo, que no pueden pagar por la tierra lo que ustedes pagan, y alteran el sistema de vida de la gente que vive y trabaja en el campo.

- Usted se queja del arrendamiento, pero hoy el 70% de la producción se realiza en tierras arrendadas. Todo el mundo alquila, en mayor o menor escala.

Así arrancó la conversación entre Miguel Quarleri (107 hectáreas en Bragado) y Luis González Victorica, ejecutivo de Casenave y Asociados, un pool que hoy administra 50.000 hectáreas agrícolas.

Clarín los convocó para debatir cara a cara las razones de este largo conflicto y sus eventuales soluciones. Pero no todas son diferencias entre los productores grandes y chicos. Paradójicamente, la Ley de Arrendamiento que Federación Agraria reclama como una herramienta para limitar a los poolesno fue rechazada de plano por González Victorica. "Nos daría un nivel de certidumbre fundamental, porque nuestro negocio se plantea a mediano plazo y, si podemos programar a tres o cuatro años, tendríamos mayor sustentabilidad."

Con sonrisas a veces tensas, pero sin perder la cordialidad en ningún momento, los dos productores argumentaron con fuerza. "Es un desquicio hacer soja en todos lados. Genera un desastre ecológico y social. La mayoría de los países no dejan expandir un solo cultivo desmesuradamente", bramó Quarleri.

Aún sin estar totalmente en desacuerdo, González Victorica contraatacó con fundamentos agronómicos y números al respecto. Aseguró que "un esquema de rotación sustentable es la secuencia, en tres años, de maíz, soja-trigo, soja, lo cual da un 50% de soja. Es un porcentaje sólo superado en tres partidos bonaerenses, con lo cual no hay una invasión sojera". Y devolvió la pelota: "En todo caso, los principales impulsores de la hegemonía sojera son los productores chicos, porque se trata de un cultivo que requiere menos inversión y tiene una rentabilidad mucho más estable que el trigo y el maíz."

Quarleri se mostró convencido de que "por lógica, al campo propio se lo cuida más", para defender el estilo de vida de los minifundistas como él, amenazados por los pooles que alquilan las unidades de producción pequeñas para conformar una escala de decenas de miles de hectáreas. "Este año va a ser el de mayor concentración, porque con los márgenes acotados de las nuevas retenciones y la falta de financiamiento por el parate, a muchos productores de 200/300 hectáreas les significaba mucho riesgo sembrar trigo y quizá no puedan encarar la campaña gruesa", disparó Quarleri.

Una y otra modalidad productiva fue un motivo de discrepancia. González Victorica respondió a la acusación de que "la plata de los pooles no queda en los pueblos" con el hecho de que generan trabajo a contratistas, fleteros, entre otros trabajadores a los que alentó a integrarse a las "redes de capital y trabajo", según define a los pooles.

Sin embargo, Quarleri cree que "los pooles expulsan gente de su lugar de pertenencia, limitan las oportunidades y desarticulan la vida del interior".

Más allá de algunos cruces, en todo momento ambos alternaron creencias que los alejan con la convicción compartida de que pueden convivir con reglas claras. En ese sentido, coinciden en adjudicarle al Gobierno la responsabilidad de que el clima se haya enrarecido. "No somos enemigos de los pooles ni de las personas que los promueven, sino de las políticas que tienden a la concentración y de los márgenes de rentabilidad que sólo permiten la supervivencia de quienes tienen escala", señaló Quarleri.

"El Gobierno creó un problema donde no lo había", consideró González Victorica. Quarleri cree que "había problemas, pero la estrategia oficial ha sido echarle a todo el campo la culpa de la inflación y el parate de la economía.

Otro punto de acercamiento fue cuando González Victorica reconoció la "necesidad de establecer escalas impositivas y de retenciones que favorezcan a los pequeños productores". E incluso agregó que éstos "también deberían ser apoyados con capacitaciones para la eficiencia productiva". ¿Pero alguien puede confiar en un sistema de compensaciones que maneje el Estado?" (CLARÍN)