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Uno de cada dos cónyuges no trabaja ni busca un puesto

Según los datos oficiales, el país se encuentra al borde del pleno empleo, ya que la desocupación afectó al 7,5% de la población económicamente activa durante el último cuatrimestre de 2007.

Sin embargo, los expertos del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) plantean que más que plena ocupación debería hablarse de un “desempleo oculto”. ¿Se está en los umbrales de que el tema del empleo deje de ser urgente y prioritario?

Analizando la forma en que se insertan laboralmente los distintos miembros dentro de las familias, se pueden aproximar algunas respuestas.

En base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec para el primer trimestre de 2007, última información disponible con el nivel de desagregación necesario, Idesa plantea el siguiente escenario:

• Entre los jefes de familia, el 68,8% está ocupado, el 3,2% está desempleado y un 27,6% no trabaja ni busca trabajo.

• Entre los hijos mayores de 18 años el 58% está ocupado, el 12,6% está desempleado y el 29,4% no trabaja ni busca trabajo.

• Entre los cónyuges, sólo el 46,1% está ocupado, un 4,1% está desocupado y el 49,8% no trabaja ni busca trabajo. “Los datos muestran que muchas personas se declaran inactivas, es decir, no trabajan ni buscan trabajo”, señala el informe. Entre los jefes de familia o entre los hijos mayores de 18 años poco más de uno de cada cuatro está en esta situación y entre los cónyuges uno de cada dos. Es posible que, en muchos casos, cuando un cónyuge no encuentra un trabajo que cubra sus expectativas, su opción es retirarse del mercado laboral (no trabajar, ni buscar trabajo).

Entre los cónyuges que tienen un trabajo asalariado (excluyendo servicio doméstico), el 23,2% está no registrado y el 36,2% tiene un ingreso horario inferior al salario mínimo legal. Es decir, la inserción de los cónyuges que trabajan sería, en promedio, de mejor calidad que la de los jefes de familia.

“Desde el punto de vista económico esto implica que no se están aprovechando plenamente los recursos humanos en la sociedad. Desde el punto de vista social significa que los hogares ven limitado su nivel de bienestar porque la responsabilidad de generar ingresos recae sobre pocos miembros”, advierte el trabajo del instituto.

Entre los jefes de familia el desempleo tiende a ser más bajo, pero muchos de los que están ocupados enfrentan serias restricciones de calidad en el empleo. Así, por ejemplo, tomando aquellos jefes que tienen un trabajo asalariado (sin contar el servicio doméstico), en el 28,7% de los casos son trabajadores no registrados. Esto es consistente con el hecho de que en el 40% de los casos sus ingresos horarios están por debajo de lo que manda el salario mínimo legal.

En otras palabras, una gran cantidad de los que trabajan lo hacen en condiciones de alta precariedad. Bajo desempleo y precariedad entre los jefes de familia están relacionados. (LA GACETA)