RUMORES DE CORRIDA EN LA CITY

Varios economistas descartan nuevo corralito pero alertan por la inflación

El correo electrónico circula amenazante en la web desde hace diez días. Lo firma un tal Marcos Koblan y profetiza en tono apocalíptico un improbable regreso del corralito financiero, en medio de las turbulencias que desató la crisis del campo. El texto se reenvió tantas veces que incluso salió a contestarle el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Crítica de la Argentina convocó a cuatro economistas para analizar la posibilidad, que todos consideraron “disparatada”.

Los consultados son dos cotizados asesores de empresas e inversores (Delgado y Palma Cané), un macroeconomista académico (Déntice) y un ex secretario de Finanzas de Menem y De la Rúa (Marx), que renunció y se peleó a muerte con Cavallo dos semanas después de imponer el cepo a los depósitos y una antes de que cayera el gobierno de la Alianza. Hoy es socio de una consultora que también cobra caro por sus consejos.

Ninguno cree que haya punto de comparación entre la situación económica de 2001 y la actual. Todos adjudican los temores a la tensión política y dicen que los grandes jugadores no están migrando al dólar porque saben que pierden. Pero advierten que la inflación puede volver a pegarle un susto.

Enrique Déntice, economista jefe de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad de San Martín, apuntó a la falta de credibilidad del INDEC.

“La incertidumbre financiera va a seguir en la medida en que no se corrija la manipulación del IPC ni la pelea con el campo”, afirmó. Sostiene que todas las expectativas de la industria son positivas para el próximo trimestre, tanto en demanda externa como en empleo y ventas locales.

“La única justificación de la presión contra los depósitos y sobre el dólar es el comportamiento conservador de los ahorristas y la memoria fresca de lo que pasó en 2001. Pero los que vayan al dólar van a perder”.

Pronostica que para fin de año el dólar cotizará en $3,25 y $3,40 para fin de 2009. Un aumento inferior a la inflación esperada.

Y cree que las diferencias con el 2001 son la solidez fiscal, de cuenta corriente, y las reservas del Banco Central, que alcanzan para comprar dos veces el dinero circulante de la economía. Y a esto sumó que el sistema bancario está desdolarizado.

Daniel Marx, secretario de Finanzas durante el gobierno de la Alianza, vivió de cerca los prolegómenos de la última crisis financiera. Remarca el crecimiento de la economía como principal solidez y apunta la solución más hacia la política.

“Hoy la economía crece. Eso lleva a una buena situación fiscal y de pagos con el exterior. Los bancos tienen liquidez y esa es otra gran diferencia. Una economía que crece siempre genera la posibilidad de obtener ganancias y repagar las obligaciones. En 2001 veníamos sin crecer por tres años y la crisis política era mucho mayor, sin comparaciones”, concluyó Marx.

Calificó de “irracional” la compra de dólares y destacó la intervención del Banco Central para sostener el valor del peso.

“Las tasas han subido algo y los bancos las van a pagar porque no quieren que se fuguen depósitos”, agregó.

La salida a este estado de la economía dice que pasa por la política. Cree que el conflicto con el campo tiene una influencua decisiva, ya que mostró cómo se toman las decisiones en el ámbito privado y en el público.

Luis Palma Cané es especialista en finanzas internacionales y asesor particular de grandes inversores. Es uno de los más optimistas en cuanto a los fundamentos básicos de la economía argentina. Pero entiende el refugio en el dólar, ya es parte de la cultura argentina.

“Hoy el Banco Central tiene reservas por 50.000 millones de dólares, el Tesoro una situación fiscal equilibrada y no hay ni por asomo la fuga de depósitos de 2001. Lo que hay es un pequeño goteo. Nada más”, afirmó Palma Cané.

Entiende que una diferencia en contra puede ser la crisis financiera internacional en marcha. “En los países de la región impacta algo, pero acá impactó bastante más en las últimas semanas”, afirmó. Al igual que los otros especialistas, la respuesta a esto debería encontrarse en la política.

“El conflicto gratuito con el campo es lo que generó la incertidumbre, y la incertidumbre es el enemigo más clásico de los mercados financieros. Aunque se resuelva el conflicto va a seguir habiendo demanda de dólares. Los muchachos quedan heridos”, dijo.

Para Palma Cané la crisis no será de corto plazo. Estima que el Banco Central no tendrá que salir a vender dólares pero tampoco dejará de tener importancia la cotización del billete estadounidense.

Como muchos dirigentes empresariales, dice que la tensión entre el Gobierno y el campo no tiene ya mucha razón de ser. Y que su solución marcará el fin de los nervios financieros.

“Cuánto va a durar la turbulencia dependerá de la duración de la crisis política. No creo que sea mucho más. Esto ya no da para más, se ha desbordado tanto que todo el mundo está perdiendo, incluso los ruralistas”, sostuvo.

A los que apostaron por el dólar en los últimos días les dice que perdieron plata porque la inflación aumenta más rápido que la cotización de la moneda estadounidense.

Pero a todos ellos los entiende.

“Es absolutamente comprensible que alguien cambie un posible beneficio por una mayor seguridad. Más tomando en cuenta la cultura del argentino, que sabe que en cualquier momento le pegan el zapatazo”, concluyó.

Ricardo Delgado, economista de Ecolatina, es aún más contundente en su análisis de la situación. Aporta cifras que son concluyentes.

“En 2001, el gobierno perdió en nueve meses casi la mitad de las reservas. Cuando se aplicó el corralito habían salido en tres días 1.800 millones de dólares de reservas y depósitos y la relación era del 30%: había un peso/dólar por cada tres de depósitos. Hoy la relación es levemente excedentaria para las reservas”, afirmó.

Considera “insólito” que se haga algún tipo de comparación con lo ya vivido.

Recuerda otra diferencia. La relación tasas de interés-inflación.

“La tasa de interés subió en los últimos días pero sigue siendo negativa en términos reales, descontando la inflación. En la convertibilidad se llegó a pagar el 40% con una tasa de inflación casi cero”, agregó el economista de Ecolatina. Su preocupación es el alza de precios. “Es un Gobierno que no toma nota de que la inflación volvió. Y esto mantiene la incertidumbre. El conflicto con el campo tiene su peso, pero el problema hoy es la inflación”, finalizó. (CRÍTICA DIGITAL)