RECURSOS HUMANOS
A pesar de que la ley la contempla, nadie está obligado a dar propina
La propina está contemplada en el artículo 113 de la Ley de Contrato de Trabajo. Sin embargo, nadie tiene la obligación de dejarle unas monedas a quien le bajó las valijas de un taxi o le cargó las bolsas de supermercado en el auto.
“La propina es una gratificación que recibe una persona por un servicio que realiza, y que queda librada a la voluntad de quien es el beneficiario. Si no fuera así, no sería una propina, porque justamente tiene la particularidad de que es voluntaria; es un acuerdo tácito entre dos personas”, explicó el abogado tucumano Antonio Tejerizo, especialista en Derecho Laboral.
“Hay que tener en cuenta que muchos de los individuos que realizan este tipo de actividades lo hacen por cuenta propia y no tienen un empleador para quien trabajar ni a quien responder. En mi opinión, si se reglamentara la propina se producirían más problemas que soluciones, porque dejaría de ser una contribución voluntaria de una persona a otra para convertirse en una carga”, agregó el letrado. Tejerizo explicó que en Estados Unidos y en algunos países de Europa, la propina está incluida en las tasas de algunos servicios. “Si eso se hiciera acá, el empleador debería incluirlas en las asignaciones de la seguridad social”, aclaró el abogado.
Se cree que esta costumbre se practica desde los tiempos de la antigua Roma. Sin embargo, la teoría más aceptada indica que nació en Inglaterra, en el siglo XVI. En algunos países, como Estados Unidos y Francia, hasta los taxistas las exigen y suelen enojarse bastante cuando no se redondea el pago hacia arriba. En Escocia, en cambio, fue abolida en 1760. Y en Japón y en Noruega esta práctica resulta ofensiva. En cambio, en Grecia o en Egipto se la recibe con muy buena cara.
Pasando la gorra
Con chalecos de colores fuertes, pasan las mañanas y las tardes en las paradas tubo de taxis ubicadas en el microcentro. “Yo me sorprendo, porque las personas más humildes son las que nos dejan más propina. A veces, hombres de traje y mujeres bien vestidas se suben a los autos sin darnos nada”, contó Joaquín Albornoz. El hombre dijo que por día recauda un promedio de $ 15 con los que debe mantener a su familia.
Algunos artístas callejeros también viven de lo que les da la gente. Javier es un humorista salteño que brinda sus espectáculos en la peatonal de Mendoza al 600. “A veces la gente me rodea; se reúne una multitud. Pero cuando paso la gorra recaudo mucho menos de lo que esperaba”, aseguró. Agregó que con el dinero que gana en cada una de sus actuaciones debe alimentarse, pagar un alojamiento y viajar a otras provincias a ofrecer su espectáculo.
Los lustrines también cobran de acuerdo con la voluntad de los clientes. “Normalmente nos dan $ 1 o $ 2 por cada lustrada. Es como que eso está establecido. De todos modos, hay personas que nos dan menos. Yo no tengo problema en decirles que quiero más, porque con esa plata tengo que darles de comer a mis tres hijas”, afirmó Natalio Acosta.
En algunos supermercados hay jóvenes que embolsan los productos de los clientes y, en algunos casos, los ayudan a llevarlos. “A veces nuestro trabajo es pesado, porque tenemos que cargar varias bolsas. También acompañamos a muchas mujeres que nos piden que transportemos lo que compraron hasta sus casas y caminamos muchas cuadras. Normalmente nos dan $ 2 o $ 5, aunque hay algunos más amarretes”, dijo Lucio Jiménez. (LA GACETA)