Algunos sectores de la UIA no lo quieren a Cristiano Ratazzi en la vicepresidencia

Las críticas de Cristiano Rattazzi contra las medidas que viene tomando el Gobierno para proteger a la industria nacional reavivaron la interna de la Unión Industrial Argentina, a punto tal que en la reunión de Junta Directiva que se realizará mañana un grupo de empresarios de Buenos Aires y Santa Fe repudiarán sus expresiones y le manifestarán la inconveniencia de que siga ocupando la vicepresidente de la entidad, cargo que asumió hace apenas quince días.

El martes pasado, el titular de Fiat buscó diferenciarse de la conducción anterior de la UIA al afirmar que “a partir de ahora se hablará más de competitividad, de eficiencia y desarrollo y menos de vivir de prebendas”. “Lo único que trajo la idea de vivir con lo nuestro fue pobreza y nos alejó cada vez más del mundo”, agregó. Las declaraciones generaron indignación en los sectores “sensibles” que necesitan de la protección del Estado, sobre todo porque Rattazzi se presenta como un defensor del liberalismo, pero la industria automotriz que representa es una de las que más beneficios oficiales obtuvieron en los últimos años.

Rattazzi hizo las declaraciones el martes pasado en el Foro anual de Economía y Negocios que organizó la Fundación Libertad, una usina del pensamiento neoclásico. “La UIA ahora cambió y habrá un acercamiento mayor con otras organizaciones, como la mesa de enlace agropecuaria y AEA”, afirmó. El empresario aseguró además que mientras la entidad estuvo conducida por Juan Carlos Lascurain iba a las reuniones internas “sólo a leer el diario”. Luego aseguró que “a cualquier industrial le conviene el tipo de cambio alto, pero debe ser compatible con una situación macro en la cual hay que llegar a reducir la inflación a cero. Lo que se hizo en 2002 no se puede hacer muchas veces y tampoco fue tan genial como dijeron algunos colegas míos. Me parece que fuimos unos burros pero algunos están convencidos de que salvaron a la Argentina”.

El malestar de quienes cuestionan a Rattazzi no tiene que ver sólo con la concepción liberal que expresa, sino también con la incongruencia que revelan sus palabras. “Protesta contra las prebendas, pero la industria automotriz está llena de prebendas”, aseguró a Página/12 una fuente de la entidad. El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, conoce bien esta “doble personalidad” de Rattazzi, que por un lado pregona liberalismo y por otro pide beneficios oficiales para sus empresas. Por ese motivo, desde hace algún tiempo lo llama “Ratonazzi”, apodo que es festejado por sus enemigos dentro de la entidad fabril.

Rattazzi no sólo se benefició con el espectacular crecimiento que registró la industria automotriz en los últimos años sino también con algunas decisiones oficiales como, por ejemplo, la Ley 26.393, de Desarrollo y Consolidación del Sector Autopartista Nacional. Esta norma, aprobada por el Congreso el 25 de junio del año pasado, prevé reintegros del 8 por ciento sobre el total de las autopartes que las terminales automotrices adquieran localmente durante el primer año, 7 por ciento en el segundo y 6 por ciento en el tercer año, pero además contempla incentivos para los que fabriquen motores y cajas de transmisión con piezas locales. En el caso de las cajas, la ley aclara en el artículo 16 que ese benefició sólo rige cuando se trata de modelos nuevos o de la ampliación de la capacidad de producción existente y Fiat está llevando adelante un proyecto para construir nuevas líneas con el objetivo de lanzar la caja C514, que estará lista en 2010. Por lo tanto, la empresa fue una de las principales beneficiadas con esa cláusula.

Ese tipo de ventajas no fue casual. En diciembre de 2007, un hombre de su grupo económico, Fernando Fraguío, asumió al frente de la Secretaría de Industria. En los últimos meses, Fraguío fue perdiendo poder de decisión a manos de la ministra de la Producción, Débora Giorgi, y en respuesta dejó trascender a través del diario Clarín que se quería ir. Sin embargo, todavía no lo hizo.

Lo que generó el malestar de Rattazzi y de Fraguío son las medidas de protección destinadas a preservar a la industria nacional en el actual contexto de crisis internacional. “Mientras Brasil demanda autos, acá estamos lidiando para poder importar algo tan básico como son los tornillos y los bulones”, aseguró. En el Gobierno responden que en ese sector se incrementó la protección porque el 70 por ciento de los tornillos que se importan provienen de China a precios inferiores al costo de la materia prima. No obstante, reconocen que hay un segmento que utiliza los tornillos para ensamblar autos o aparatos eléctricos, al cual no se quiere perjudicar. Por lo tanto, el miércoles 15 de abril se decidió suspender la aplicación de licencias no automáticas por 30 días hasta que puedan discriminar claramente que tornillos son utilizados para las tareas mencionadas y cuáles para el segmento de reposición, que es el que, en definitiva, se quiere monitorear para evitar la competencia desleal.

Rattazzi no hizo caso de esta explicación y salió con los tapones de punta, situación que lo enfrentó no sólo con el Gobierno, sino con otros referentes de la Unión Industrial con los cuales se tendrá que ver mañana.(PÁGINA 12)