Amado Boudou oferta al Club de París

Amado Boudou voló ayer hacia la villa medieval escocesa de Saint Andrews para participar en una cumbre ministerial del G-20, donde hoy y mañana volverán a debatirse medidas contra la crisis mundial. Pero el ministro de Economía aterrizará con otro objetivo: proponerles a las potencias socias del Club de París un acuerdo para pagar en cuotas, mediante un bono, la deuda que le reclaman a la Argentina, que ronda los u$s 7 mil millones y permanece impaga desde 2001. Así, el jefe del Palacio de Hacienda busca reforzar el acercamiento del Gobierno a los mercados financieros, al que apuesta para volver a pedir prestado dinero fuera del país. La movida implicaría otro revés para la política de “desendeudamiento” que siempre impulsó Néstor Kirchner. Engrosaría la deuda pública en esos u$s 7 mil millones, luego del anuncio de la reapertura del canje para los acreedores privados, que la hará subir otros u$s 8 mil millones.

El dato estuvo publicado durante la mañana en el nuevo sitio de internet de Presidencia (Prensa.medios.gov.ar), donde se informó que la iniciativa había sido adelantada por Boudou a representantes de la embajada de Francia en una reunión el miércoles. También se aseguraba allí que el pago se concretaría mediante un bono, aunque no se precisaba en qué plazos se pagaría.

En la Cumbre de Saint Andrews, según el sitio oficial, “estarán representantes de los países que componen el Club de París, con quienes discutirá esta alternativa que reemplaza al típico cronograma de pago al que se apela en situaciones como ésta”.

Sorpresivamente, los encargados del portal decidieron borrar la nota de la web al mediodía y no dejaron rastros de su publicación. La misma información había sido publicada por el diario La Nación, al que Boudou habló de “emitir un bono para darle al Club de París, que tenga una amortización similar a los vencimientos planificados”.

Según dijeron fuentes de la Casa Rosada a Crítica de la Argentina, la idea del ministro “es proponer ese arreglo al Club”, pero la noticia no podía formalizarse hasta que no se cerraran las conversaciones. De ahí la marcha atrás en el sitio oficial, que empezó a editarse pocos días atrás.

El episodio igual reavivó el debate sobre la deuda con las potencias del Club de París, entre las que se destacan Japón, Alemania, España, Italia, Francia y Estados Unidos. Curiosamente, Boudou volvió a hablar de una deuda cercana a los u$s 6.500 millones, tras haber dejado trascender a fines de septiembre un informe en el que la estimaba en u$s 7.748 millones. A diferencia de los acreedores privados, la deuda con el Club de París se abonará sin ninguna quita.

El año pasado, cuando el pago a las potencias acreedoras era impulsado por el entonces jefe de Gabinete Sergio Massa –todavía íntimo amigo de Boudou–, Cristina Kirchner mencionó una deuda de u$s 6.706 millones. En aquel momento, el Gobierno barajaba saldarla en efectivo y con reservas del Banco Central, pero el estallido de la crisis mundial terminó por archivar el plan.

Boudou asegura que el pago destrabará inversiones de las empresas de origen europeo y estadounidense, que hoy no acceden a los seguros y créditos que ofrecen sus gobiernos para sus emprendimientos en países “cumplidores”. De todos modos, por la crisis, la mayoría de esas empresas se replegaron en sus países de origen y congelaron los planes de expansión de sus filiales. Por eso ninguna se atreve a asegurar que invertirá un solo dólar tras el arreglo.

Una deuda que se originó en la última dictadura

El grueso de la deuda con el Club de París tiene su origen en la última dictadura. Parte de los fondos que reclaman las potencias acreedoras fueron usados por los militares para comprar armas, otra parte se pidió para un gasoducto que proyectó una empresa holandesa pero terminó pagando Gas del Estado, y una tercera porción son créditos que pidieron empresas públicas a bancos europeos y japoneses pero que sólo alimentaron la fuga de capitales y la “plata dulce”.

En 1985, un equipo de auditores del Banco Central demostró que una parte de los fondos nunca había llegado al país, pero la deuda igual fue reconocida. En 1996, cuando Domingo Cavallo reunió los datos en un informe, los préstamos que Economía reconocía al Club eran por un total de u$s 8.038 millones. El gasoducto cuyo pago todavía reclama Holanda es el que une Neuquén con Mendoza, que le costó al fisco unos u$s 900 millones. El gobierno de Alemania exige dinero por submarinos que proveyó a la Armada, a pedido de Emilio Massera.