DEBATE | ECOLOGÍA

Ambientalistas deberán pagar para tener oxígeno

Expertos y delegados encargados de diseñar una estrategia contra el cambio climático llegan a una misma conclusión: la deforestación galopante es responsable del 20% de las emisiones de C02 (dióxido de carbono), es decir, más que toda la industria mundial del transporte.

Unos 13 millones de hectáreas de bosques son taladas cada año, sobre todo en los trópicos, para vender la madera o cultivar en esos terrenos. Los incendios de las zonas desbrozadas y la oxidación de esos terrenos antes protegidos bajo la capa de vegetación son la causa de esas emisiones.

Indonesia, que posee una de las reservas forestales más grandes junto a Brasil y la cuenca del Congo, promueve con otros países un mecanismo, por el momento teórico, llamado Reducción de Emisiones derivadas de la Deforestación y la Degradación (REDD).

La idea consiste en dar a cada árbol un precio que se corresponda no con el valor de su madera, sino con el carbono que almacena mientras vive. De esta forma, una tonelada menos de emisiones en la atmósfera se bonificaría con créditos que se podrían vender en el mercado global del carbono.

"Esperamos que la capacidad de absorción forestal de CO2 obtenga un valor y que proporcione un ingreso extra a la población que verá entonces el bosque no como algo que se tala sino como algo precioso", explica Emil Salim, jefe de la delegación indonesia en Bali.

El mercado potencial de estos créditos REDD se estima entre 2.300 y 23.000 millones de dólares anuales (de 1.600 a 16.000 millones de euros), según el Centro Internacional de Investigación Forestal (Cifor).

Pero la propuesta se encuentra con escépticos. "Hay un riesgo de que ese mecanismo registre reducciones ficticias de emisiones", concluyen en un estudio Alain Karsenty y Romain Pirard, economistas especializados en bosques, que advierten de que las estimaciones adolecerán de "incertitud".

Otros expertos emiten sus reservas ante la posibilidad de que un país gane dinero por conservar una masa forestal mientras deforesta otra.

Además, está el problema de la titularidad de los terrenos, poco clara en grandes regiones del planeta, apunta Frances Seymour, directora del Cifor. "Eso podría tener como consecuencia que los pobres queden apartados por los poderosos que quieren sacar réditos", advierte.

Representantes de pueblos autóctonos rechazan categóricamente el concepto "mercantil" de la REDD. "Se ignora totalmente a los pueblos que dependen de los bosques ¿Dónde están sus derechos? Esto es sólo un mercado. Es entre el Estado y el sector privado", declaró a la AFP Adrien Sinafasi Makelo, de la asociación Digndad Pigmea (DIPY). Miguel Lovera, presidente de la ONG Global Forest Coalition, también apunta que "el clima no tiene nada que ganar" con este mecanismo.

Recompensar la "deforestación evitada" es como "tomar un rehén y amenazar con matarlo si no se paga un rescate", explicó a la agencia de noticias AFP.

El encargado de la ONU para el clima, Yvo de Boer, dijo este sábado que espera que de Bali salga algún proyecto piloto, aunque pidió más estudios para evaluar mejor este mecanismo. (AGRODIARIO)