Aumentan las ventas de "bebidas alcohólicas premium"
En los restaurantes, ya no se pide simplemente “vino tinto”, sino un malbec, cabernet o syrah de tal etiqueta o bodega. Pero la sofisticación del consumo, por la mejora en calidad de los productos y la evolución del paladar local por el mayor conocimiento y aprendizaje sobre bebidas, no se restringe sólo a los vinos. También se verifica en la elección de cervezas y, de a poco, cada vez más en las espirituosas que se usan tanto para elaborar tragos como para beber solas con hielo.
Y aunque los argentinos son amantes de la cerveza y el vino y, en un tercer lugar más lejano, del fernet, comienzan de a poco a conocer más sobre bebidas de alta graduación alcohólica y, con ello, a probar productos importados de alta calidad.
De acuerdo con datos de la consultora internacional especializada IWSR, el año pasado creció 30% el consumo de whiskies y vodkas premium en la Argentina, un 53% el de ron súper premium y un 45% la venta de gin de alta calidad; claro que las bases son pequeñas, pero van en aumento y ganando nuevos adeptos.
El incremento también fue alentado por el arribo al país de una amplia variedad de bebidas espirituosas y de cervezas del exterior, cuyo aluvión incluso no logró frenar la crisis. Por caso, Pernod Ricard presentó ayer el whisky más caro del mercado, el Royal Salute 38 años, que se vende a $ 3.800. Si bien son pocas botellas, apenas 23, ya están todas prevendidas. En breve, llegará al país la familia Reserve del whiskey irlandés Jameson; la versión Barrel Proof del ron Havana Club y un gin super premium de Beefeater, entre otras. Tres Blasones, otra de las empresas fuertes del negocio, presentó el gin Blue Rib bon ($ 170), el whisky escocés The Black Grouse ($ 90) y hasta vinos sudafricanos, de $ 80 a $ 165, en tanto que prevé traer un bourbon de culto, un tequila súper premium y single malts. Entre otras novedades también figuran el tequila Patrón en tres versiones (de $ 240 a $ 1.650); el Ultimate Vodka ($ 350), grappas italianas Alexander ($ 185 y $ 350) y prosecco Canevari ($ 90), de la mano de Wine Supply, en tanto que Sabia Campari incorporó el scotch Cutty Sark.
El fenómeno también incluye a las cervezas: el peso de las importadas premium en el mercado total pasó de 4,8% en 2004 a 12,3% en 2008, según datos de la empresa CCU, que este año presentó a la chilena Kunstmann y la italiana Birra Moretti, que se sumaron a su cartera integrada ya por las mexicanas Corona y Negra Modelo, la alemana Paulaner y la irlandesa Guinness. “El consumidor tiene hoy más opciones para elegir; así prueba, conoce y compara, sofisticando su gusto”, comenta María Dolores Scotta, gerente de Marca de CCU Argentina.
Claro que esto no quiere decir que el consumo de productos premium se haya masificado. “El mercado es pequeño pero crece velozmente. Después del rápido desarrollo del vino, la gente quiere dar un paso más y aprender sobre bebidas alcohólicas en general, destilados, licores y coctelería. Quieren agasajar a sus invitados preparando ellos mismos cócteles de cierta complejidad o también degustar un buen ron o whisky, sabiendo de qué se trata”, explica Roberto Faillace, gerente Comercial de Tres Blasones.
En algunos casos, se trata de bebidas de nicho, partidas pequeñas. “Para las marcas de esta categoría no hay crisis, porque los consumidores no dejan de comprar las bebidas que les gusta”, comenta Alejandra Presa, gerente de Spirits de Pernod Ricard. El mayor arribo de turistas del exterior en los últimos años impulsó a bares y restaurantes de categoría a incorporar más bebidas importadas para tener una oferta acorde a sus clientes. La ecuación de más marcas, más acciones de empresas para difundirlas y más medios enfocados en el tema impulsan, también, la curiosidad de los consumidores por probar nuevas bebidas. Y así como el mayor consumo de vino de calidad amplió los cursos y carreras de sommelier, la mayor opción de bebidas espirituosas llevó a ampliar la oferta de cursos para bartenders y alentar un sinfín de concursos de coctelería. (EL CRONISTA)