Brasil auxilia a la Argentina en el frente externo

Brasil extenderá una línea de financiación de 1.500 millones de dólares a la Argentina, a la que el gobierno de Cristina Kirchner podrá acceder según necesidad. Así se lo confirmaron a Clarín fuentes de la delegación gubernamental brasileña que acompañó al presidente Luiz Inacio Lula da Silva en su décimo tercer viaje a Buenos Aires.

Fueron los titulares de los respectivos bancos centrales, Martín Redrado y Henrique Meirelles, quienes ayer negociaron el préstamo. Se los vio andar por un pasillo lateral como para evitar a la prensa, antes de que terminara en el encuentro de los jefes de Estado.

El préstamo podría funcionar como un descubierto: el gobierno argentino podrá utilizar ese monto, que al parecer ya está pactado, sin necesidad de rendir cuenta para qué destina esos recursos. "No está atado a la compra de bienes ni a inversiones. Son de libre disponibilidad para Argentina" indicaron fuentes próximas a la negociación a este diario.

La decisión del gobierno brasileño por extender una mano a su socio argentino tuvo que ver con un análisis tanto económico como político. Hay preocupación en Brasilia respecto de las urgencias "coyunturales" que puede tener la Casa Rosada y que hasta ahora no fueron cubiertas por organismos financieros internacionales. A este paquete se sumarán otras líneas financieras procedentes del brasileño Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social relacionadas con obras de infraestructura, con inversiones y con compras argentinas de bienes brasileños.

El sábado pasado, en Trinidad y Tobago, la presidenta Fernández de Kirchner se encontró con el titular del BID Luis Alberto Moreno. Si bien se había dicho que en esa cita solo le faltaba discutir el monto del préstamo gestionado, la bilateral duró solo 10 minutos y no hubo resultados. Lo único que Cristina Kirchner escuchó del colombiano Moreno fue: "Haga campaña a favor de la capitalización del BID" como forma de garantizar acceder a los recursos.

Con las puertas de financiación internacional virtualmente cerradas para la Argentina, en gran medida por culpa de una crisis mundial que genera en Estados Unidos y Europa otras prioridades bien lejos de la región

A Lula también lo movilizó, según las fuentes consultadas, la línea "swap" de 70.000 millones de yuanes (o 10.000 millones de dólares) que la República Popular China les otorgó a los argentinos. En Brasil temen que este sea el camino elegido por el gobierno chino para penetrar en la región y "desahogar la producción que ya no le puede exportar a EE.UU.".

De acuerdo con el pensamiento imperante en Brasilia, la industria brasileña corre un riesgo: el desplazamiento de los mercados sudamericanos e incluso africanos. "Llevaría a un proceso de desindustrialización tanto en nuestro caso como en el argentino".

Luego de su reunión con Cristina y parte del gabinete, Lula criticó ácidamente al FMI. "Ahora comienzan a decir cuánto va a crecer Brasil y cuánto la Argentina. Si hubieran fiscalizado la crisis mundial como lo hicieron con Argentina y Brasil ya nos habríamos enterado de ella hace tres años".

Fue a la hora del brindis en el almuerzo que ofreció la Presidenta en el Palacio San Martín. El jefe de Estado brasileño completó la idea: "Esta crisis es una oportunidad para hacer lo que nos prohibían por las normas del Fondo, del Banco Mundial y de Basilea (como se llama al Banco Internacional de Compensaciones que regula vida y obra de las instituciones financieras nacionales)".

El mecanismo acordado por Redrado y Meirelles se inscribe dentro del sistema de Convenios de Compensación de Pagos (CCR) que tiene como paraguas la Asociación Latinoamericana de Desarrollo e Integración (ALADI).(CLARIN)