Casi el 40% de quienes emprenden nuevos negocios en el país son mujeres
En períodos de crisis, crece la cantidad de emprendimientos, y sobre todo, se suman más mujeres al mercado laboral.
El fenómeno, que se verificó en la Argentina de 2001 y 2002, volvió a mostrarse desde mediados de 2007, según los números del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), un estudio global que mide el nivel de la actividad emprendedora en más de 40 países. Según este relevamiento, casi el 40% de quienes emprenden nuevos negocios en el país son mujeres. En los últimos dos años, una mayor cantidad de mujeres que inician negocios explica en gran parte el aumento de la tasa de actividad emprendedora del país (que se había estancado desde 2003 a 2007, en coincidencia con un período de crecimiento económico).
“En momentos críticos, la mujer sale más a emprender”, dice Lidia Heller, investigadora en temas de género. “El creciente impacto de la mujer en la actividad económica es auspicioso. Sin embargo, en América latina, el 40% de las mujeres no ha logrado tener independencia económica. Y esto tiene enormes implicancias sociales. A una mujer que no es independiente económicamente, le cuesta decidir cuántos hijos quiere tener, cuándo tenerlos, qué actividades iniciar...”, destacó la experta durante el Primer Encuentro Anual de Mujeres Emprendedoras que se llevó a cabo a fines de octubre en Buenos Aires.
La realidad es que las nuevas empresas creadas por mujeres se están expandiendo en América latina. Representan entre un cuarto y un tercio de los negocios en la economía formal, y probablemente más en los sectores informales. En la Argentina y en otros países de la región, un alto porcentaje quienes emprenden por necesidad son mujeres, ya que suelen, como madres, tomar la responsabilidad de conseguir o mantener los ingresos familiares. Es frecuente que ellas, si no encuentran un trabajo en su ámbito profesional, se muestren flexibles e innovadoras: cocinan para afuera, salen a ofrecer servicios. Algunos estudios demuestran que los emprendimientos liderados por mujeres tienen características que los diferencian en cuanto a las expectativas, inversión inicial, formas de financiamiento y sectores de preferencia. Del GEM se desprende que la percepción de “buenas oportunidades para emprender en los próximos seis meses” es mayor en los varones que en las mujeres. “Por otra parte, la percepción de las propias capacidades para emprender es menor en ellas (51%) que en ellos (63%). Esto no significa que necesariamente las mujeres tengan menos capacidad emprendedora que los hombres, simplemente, ellas se perciben así”, destaca Silvia de Torres Carbonell, directora del capítulo Argentino del GEM en el Centro de Entrepreneurship del IAE, Escuela de Negocios Universidad Austral, y directora de la Fundación Endeavor. El miedo al fracaso suele ser mayor en las mujeres. Un 38 % de las encuestadas (frente al 35% de los encuestados), lo señala como un obstáculo.
Según los datos del GEM 2008, en la Argentina (las cifras de este año se darán a conocer a principios del 2010), el índice total de la actividad emprendedora en sus primeras etapas (empresas nacientes y nuevas) fue del 16,5% , habiendo registrado un importante incremento respecto al 14,4% del 2007. De ese total, aproximadamente el 60% son hombres y el 40% mujeres.
Según este relevamiento, en general las empresas de mujeres suelen ser más chicas y menos costosas de operar. Además, existen algunas características femeninas que se trasladan a los emprendimientos: “En ellas, el trabajo es parte integral de la vida privada, no está separado de ella, y está en relación con los afectos. Todo, hogar y trabajo, transcurre en forma simultánea. Por eso, la opción de ser emprendedora les permite conciliar en forma más equilibrada su vida personal, familiar y laboral”, dice Carbonell.
Las motivaciones para emprender suelen ser diferentes según el género. De acuerdo al GEM, mientras el 72% de los argentinos dice emprender “por oportunidad de negocio” y sólo el 28 % lo hace “por necesidad”. En las emprendedoras, la relación se invierte: el 45% emprende por oportunidad, contra el 55% que lo hace por necesidad. El dato, subraya Torres Carbonell, no resulta menor, dado que encontrar una oportunidad es un factor que contribuye al éxito de un emprendimiento, mientras que gran parte de los negocios que se emprenden por necesidad fracasan, o son abandonados en cuanto surge una posibilidad de trabajo en relación de dependencia.
Además de la flexibilidad y la adaptabilidad, otra característica esencial de los emprendimientos femeninos es que siempre tienen en cuenta al otro. Las mujeres suelen priorizar los lazos humanos a otros aspectos de las empresas como la rentabilidad. Y este aspecto que parece mostrar debilidad, resulta en una gran fortaleza a la hora de emprender. Las mujeres que emprenden casi nunca lo hacen solas, siempre buscan tejer vínculos, generalmente con otras mujeres, ya que buscan identificarse con modelos de liderazgo y emprendedorismo que les resulten cercanos.(EL CRONISTA.COM)