INFORME | CONSUMOS CULTURALES

Casi la mitad de los argentinos todavía no navegó por Internet

Si existiera un prototipo de argentino sin contacto con esa red de redes que cautiva a la otra mitad, sería mayor de 50 años y de nivel socioeconómico bajo. Con un perfil un tanto femenino: el 50,4% de las mujeres no conoce el Explorer -ni hablar del Firefox-, mientras que los vírgenes virtuales masculinos son el 43,9%.

Estos datos fueron revelados por un estudio sobre consumos culturales en el país, encargado por la Secretaría de Medios de la Nación. El tamaño de la muestra fue de 3.020 casos, de todas las regiones. El 47,2% de los encuestados respondió: "No, nunca accedí a Internet".

Al desagregar los datos se observa que hay un corte muy claro por edad: el 75,8% de los mayores de 50 no sabe lo que es un navegador. Sólo el 15,7% de los chicos de entre 12 y 17 años dijo no haber accedido nunca.

El otro corte es de nivel socioeconómico. Cuando apenas el 17,3% de la clase alta no entró nunca a Internet, esto sube al 40,2% en el nivel C2 -clase media, digamos- y trepa al 61,2% en el nivel DE, de menores recursos.

Ahora, de aquellos que sí ingresan, el 86,6% lo hace desde cibercafés. Difícil que sea distinto cuando el 85,7% de los hogares argentinos no tiene conexión a Internet.

Enrique Albistur, secretario de Medios, dice que "el Sistema Nacional de Medición de Consumos Culturales es una herramienta para dar información actualizada y confiable de manera permanente sobre las prácticas culturales de una Nación; es un insumo fundamental para el diseño de políticas públicas".

Si esto fuera así, habría que iluminar los datos para entender qué está pasando con el desarrollo de Internet en el país.

Alejandro Prince, presidente de la consultora Prince & Cooke, despliega tres patas:

El contexto sociocultural. "Mucha gente no sabe qué es Internet, o sabe poco, y no le interesa. Punto".

La infraestructura. "Esta gente suele vivir donde no hay conexión. Tal vez ni señal de teléfono tienen. No llegan ni los proveedores del servicio, ni el Estado. Viven en zonas no rentables".

Los contenidos. "Aunque llegara al pueblito de 100 habitantes de la pampa, a donde Internet no llega porque no es negocio, ¿qué contenidos le está ofreciendo al gauchito que vive ahí? ¿Qué le ofrece que tenga que ver con él?".

Desde CABASE, la cámara que reúne a las empresas proveedoras de servicios de acceso a Internet, lo que hace esta investigación es revelar la brecha digital. Y culpan a la falta de red. "Uno de los grandes impedimentos para llegar a todos lados es el desarrollo de la infraestructura. Una cosa es Buenos Aires y las grandes capitales de provincia. En otros lugares, si llegan, las telefónicas cobran carísimo y en muchos casos donde hay redes de fibra óptica, no tienen la capilaridad suficiente para llegar a los pueblitos", opina Mario Miccelli, integrante de la comisión directiva de CABASE.

Miccelli habla de un déficit de varios gobiernos. "Por normativa, todos los proveedores de telecomunicaciones deben pagar el 1% de su facturación para el Fondo de Servicio Universal, justamente para disminuir estas desigualdades. Recién hace tres meses se empezó a aportar a ese fondo".

De todos modos, el trabajo Indicadores Tecnológicos 2007 de Argentina de Prince & Cooke muestra el crecimiento de Internet en el país: calcula Alejandro Princede 4,2 millones de usuarios en 2002 a unos 17 millones para fin de este año. O de 125.000 clientes de banda ancha en 2002 a 1,5 millón en 2006, más allá de las diferencias de "brechas digitales regionales" de las que habla la experta Susana Finquelievich.

Luis Alberto Quevedo -uno de los directores del trabajo oficial junto con Roberto Bacman- es de los que ve el "vaso medio lleno: Internet ha crecido muchísimo en los últimos dos o tres años, pero requiere de políticas públicas, privadas y del tercer sector". Dice: "El concepto de acceso tiene una dimensión física -se necesita un proveedor del servicio-, otra personal -sea trabajo, escuela, casa o cibercafé- y alfabetización digital -saber usar una PC-. Necesitaríamos hasta un voluntariado social para expandirla". (CLARÍN)