MANAGEMENT

¿Cómo detectar un mal gerente general antes de que sea tarde?

Habitualmente, una compañía recién toma conciencia de que su CEO no era bueno cuando ya es demasiado tarde. Es decir, cuando los resultados se desmoronan, los ejecutivos abandonan la organización o, en el peor de los casos, algún mega escándalo de corrupción salta a la prensa.

Pero el error había sido cometido meses (o años) antes, cuando se tomó la decisión de contratación. Así, ¿cómo detectar malos candidatos a gerente general y eliminarlos cuanto antes del proceso de selección? Veamos los consejos de una investigación del MIT:

El amante de los flashes

Un ejecutivo con fama de disfrutar demasiado de la autopromoción y el glamour de los eventos sociales suele no ser la mejor elección para gerente general. Estos individuos no tardarán en sacrificar los objetivos de la empresa para alcanzar sus metas personales.

El estratega esquizofrénico

Cuidado con los charlatanes que conciben grandiosas estrategias sin preocuparse por su implementación. Demasiada "visión" y pocos números son una vía segura hacia costosas promesas incumplidas.

El fanático de los números

El caso opuesto al anterior tampoco es deseable. Habitualmente, no son buenos gerentes aquellos que se concentran en los números de las hojas de balance pero carecen de una visión global de la organización.

El gran dictador

Nunca contrate a un CEO con reputación de implementar cambios estratégicos forzados contra la voluntad de los gerentes. Un buen gerente es un constructor de consensos, no un dictador.

El iluminado

Nunca contrate a un CEO con reputación de tomar decisiones "from the gut" (como le dice Jack Welch). Las decisiones intuitivas pueden dar excelentes resultados (siempre y cuando la suerte acompañe).

El orador ciceroniano

Cualquier CEO debe tener buenas dotes de comunicación y habilidad de hablar en público. Sin embargo, los extremos nunca son sanos. Un ejecutivo amante de los monólogos seguramente no es la clase de persona que sabe escuchar a sus colaboradores.

El de lengua venenosa

Muchos ejecutivos forjan su carrera sobre una asombrosa habilidad para criticar el trabajo de otros. Esta es una forma de cubrir sus escasos éxitos personales.

El adicto al trabajo

Muchos ejecutivos, a la hora de buscar trabajo, enfatizan su compromiso hacia la empresa bajo formas como: "yo trabajo 100 horas por semana". En ese caso, pregúntele: "¿Y qué resultados consiguió?" No olvide que las horas trabajadas no equivalen a rendimientos.

En definitiva, advierte la investigación del MIT, el éxito pasado de un CEO no es un buen indicador para predecir el éxito futuro. El contexto cambia, la empresa es otra, los desafíos no son los mismos...

Sin embargo, una serie de características sobre su estilo de dirección puede brindar una idea de cómo se desenvolverá en el futuro. Así, téngalas en cuenta antes de que sea tarde. (IECO)