SON 200 MILLONES DE DÓLARES

Crédito del Banco Mundial para combatir la desocupación juvenil

Hay 756.000 razones para el crédito que acaba de conceder el Banco Mundial. Ese es el número de jóvenes que no estudian ni trabajan y que tampoco buscan empleo. Después de dos años de negociaciones, la entidad financiera acaba de conceder 200 millones de dólares para combatir precisamente el alarmante desempleo juvenil.

El préstamo le permitirá a Cristina Kirchner arrancar su mandato reforzando la red de servicios de empleo, compuesta por 202 agencias, diseminadas en el país, que en breve crecerán a 300 y que cuentan con orientadores sociales. Pondrán la mira en el conurbano, donde la tasa de desocupación de los jóvenes varones es de 14,3% y la de las mujeres, 19,2%, según el INDEC.

"Vamos a ir a buscar a esos jóvenes y los ayudaremos a capacitarse y a encontrar trabajo", arengó el último sábado a sus colaboradores Carlos Tomada, durante la reunión en la que definió los grandes trazos de su próxima gestión. El desempleo juvenil, que triplica las tasas de la desocupación de los adultos, y el trabajo en negro serán puntos centrales de la etapa que arranca el próximo 10 de diciembre.

Los jóvenes son vulnerables en toda la región. El informe que se conoció ayer de la Organización Internacional del Trabajo indica que el desempleo juvenil en América latina alcanza al 17%, el triple de los adultos: existen 22 millones de chicos que no estudian ni trabajan y más de 30 millones que lo hacen en la informalidad.

En el despacho de Tomada hay una falsa ventana que al abrirse sorprende con distintos mapas: contiene región por región los datos más duros de la desocupación y de la precariedad laboral. "Trabajo registrado y sin riesgo", se lee allí como un slogan.

En la visión del ministerio, no existen los núcleos duros e irrecuperables. Prefieren describir las redes de inclusión y la capacitación continua con los sectores más débiles.

Así, cuando un desocupado se dirige a la agencia de empleo, se lo guía hacia distintas ventanillas de acuerdo con la edad. Las agencias son bancos de trabajo y están conectadas entre sí por un programa informático que al ingresar las características de la persona que consulta sugiere hacia qué puesto puede postularse y en qué lugar.

La apuesta del Gobierno se dirige hacia este instrumento que hasta ahora arroja resultados seguros. La inserción laboral vía las agencias llega a 15%, que si bien parece baja está a tono con la tasa internacional. En la Argentina esta red tiene sólo tres años de vida.

Enrique Deibe, secretario de Empleo, cuenta que por las agencias ya pasaron 300.000 jóvenes desocupados. La intención es abarcar a muchísimos más.

Si bien el desempleo se redujo drásticamente en el país y por primera vez en los últimos 12 años, la tasa se mantiene en un dígito durante tres trimestres consecutivos, las cifras siguen siendo peligrosamente altas entre los jóvenes.

De acuerdo con la consultora Idesa, en la Argentina uno de cada cuatro jóvenes sigue desocupado y de cada 100 jóvenes que trabajan, 53 lo hacen de manera precaria.

La OIT muestra cifras más preocupantes. Señala que únicamente tres de cada diez jóvenes que trabajan lo hacen en blanco.

Cerca de Tomada describen una nueva política de empleo, de contacto personal, con un cara a cara con aquellos que están en problemas.

En esa línea, el crédito del Banco Mundial les permitirá desplegar programas especiales para los jóvenes, de empleo decente.

Es que la mayoría de los puestos que encontraron los jóvenes fueron en negro. Eso significa no contar con obra social ni aportes jubilatorios y los impulsa a una alta rotación.

En todo el país la informalidad laboral llega al 39% y en la provincia de Buenos Aires, al 45%. Otro dato: el 75% de los trabajadores que son pobres está en negro. Tomada busca reducirlo al 25%, que es el nivel histórico que tuvo la Argentina. Después de todo, la informalidad laboral es una de las causas de la exclusión social. (CLARÍN)