PARO NACIONAL AGROPECUARIO
Cristina Fernández: “No me voy a someter a ninguna extorsión”
El gobierno nacional redobló la apuesta ante la protesta agropecuaria. En un fuerte discurso pronunciado ayer en Casa Rosada la presidenta Cristina Fernández de Kirchner calificó los cortes de ruta como los “piquetes de la abundancia”.
En un mensaje muy esperado desde las primeras horas de la tarde desde los distintos cortes de ruta los productores siguieron paso a paso cada palabra del discurso reproducidos por los móviles de prensa.
A la enorme expectativa generada siguió una profunda desilusión claramente visible en los rostros de chacareros apostados a la vera del camino que criticaron el discurso del gobierno ni bien terminó.
La presidenta contrastó los reclamos actuales en casi todas las rutas del país con las movilizaciones y protestas que se conocieron en 2001 y 2003 (¿por qué no 2002?), cuando los cortes se debían a “la falta de trabajo”, eran los piquetes “de la miseria y la tragedia”.
El discurso presidencial pivoteó luego en torno al contraste de aquellos y estos piquetes, y recordó que desde muchos sectores de poder adquisitivo alto, y aún desde editoriales de diarios se “pedían palos y orden para los que no tenían trabajo”.
En este “fin de semana largo nos tocó ver la contra cara” dijo, o “los piquetes de la abundancia” disparó la presidenta, en una evolución de la protesta por los distintos contextos que calificó “casi como un paso de comedia”.
La presidente cargó luego con “sectores que insisten con la misma práctica de siempre”, y aunque no aclaró a qué se refería se interpretó una directa alusión a los segmentos que en el pasado fueron proclives a los golpes de estado.
Fernández vio como característico un cierto grado de violencia en los cortes de ruta producidos en el transcurso de la semana santa y resaltó que esos piquetes eran protagonizados por el “sector de mayor rentabilidad en los últimos 4 o 5 años”.
La presidenta repasó las políticas luego de la crisis de comienzos de siglo, y consolidó un mensaje donde la bonanza y la recuperación comienzan en 2003, es decir a partir de los Kirchner. “Aunque la recuperación del campo por el tipo de cambio alto y los precios de los granos en alza comenzaron en 2002, con Eduardo Duhalde”, apuntaba un dirigente rural que escuchaba el discurso de la presidenta.
Cristina también resaltó una competitividad de los productores argentinos por encima de los brasileños en un 16 o 17%, gracias a las políticas del gobierno principalmente con un tipo de cambio alto y precio diferencial en combustibles, porque “el campo consume unos 4.000 millones de litros de gasoil”, aclaró, “con un precio subsidiado por todos los argentinos”.
La primera mandataria relacionó también los salarios que paga el campo al peón rural “como los peores” o lo más bajos de toda la economía, con un alto grado de informalidad o empleo en negro que según el ministerio de trabajo es el más alto de todos los sectores.
La alusión llevó a asociar que el campo tiene costos en pesos, cuando no negrea a sus empleados, y facturación en dólares con lo cual goza “gracias a este modelo macroeconómico” de “una rentabilidad nunca vista”.
La presidenta procuro retrucar también las críticas por la falta de obras de infraestructura en el interior. Luego aclaró que desde 2003 a la fecha se destinaron 18.000 millones de dólares en obras viales y se destinarán otros 5.600 millones en el presente año.
En otro tramo del discurso la presidenta aludió a la continuidad de las exportaciones que en el transcurso de los días de la protesta fueron de “402 millones de dólares, de los cuales 122 millones son de maíz”.
Con este último dato ironizó la presidenta acerca de la queja de la industria avícola, impulsada por Roberto Domonech (CEPA), que “denunciaba que se le están moriendo (sic) pollos, pollitos por la falta de maíz”. Pero, ironizó Fernández, “la huelga me parece que se la están haciendo los argentinos porque las exportaciones siguen viento en popa”.
La presidenta subrayó también el “inmenso despliegue de obras de infraestructura y obras hídricas”, lo mismo que en educación con escuelas técnicas, que vienen realizándose desde 2003.
En obras hídricas se invirtieron “3.600 millones de pesos que permitieron recuperar 8 millones de hectáreas que se anegaban y que hoy han hasta sextuplicado su precio”, dijo.
Pero también la presidenta incurrió en el blooper (que desde el ruralismo no dejaron pasar) al hablar de La Picasa como “una laguna en la provincia de Santa Fe en zona limítrofe con Entre Ríos (?!), que inundaba toda la zona” y donde se invirtieron 62 millones de pesos.
Cristina Fernández llamó a la sociedad en su conjunto a tener “paciencia” por los trastornos que pudiera provocar la medida de fuerza implementada desde el agro. Y agregó que no cedería ante las presiones de un sector porque iba a gobernar para todos los argentinos, la hubieran votado o no.
Dos horas más tarde comenzaron los cacerolazos en numerosos puntos del país, y en la zona norte de la Capital Federal que se extendieron luego hasta Plaza de Mayo.
Desde el interior de Casa de Gobierno, la presidenta escuchaba sin duda las cacerolas, mientras mantuvo una reunión de última hora con el ministro de Economía, Martín Lousteau, y con el Jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
El tema fue la escalada de una protesta no imaginada desde el gobierno que fue a tocar la puerta misma de la Casa Rosada. Y la instrumentación de políticas específicas en materia ganadera tanto para lechería como para la carne. (EL ENFITEUTA)