POLITICA

Cristina Fernandez obtiene más del 50 por ciento de los votos en todo el país

Cristina de Kirchner juntaba esta madrugada el 50% de los votos en la primaria abierta para presidente que por primera vez se celebró en el país. No fueron unos comicios que decidió un Gobierno, ni siquiera cargos; sólo confirmó candidatos. Ni siquiera hubo pelea en las categorías principales; la interna se vio en listas a diputados y cargos menores y sólo en dos casos (Buenos Aires y Entre Ríos), en la de gobernador. El resultado le aporta a Cristina de Kirchner un camino despejado de cualquier duda hacia la presidencial del 23 de octubre, con una novedad que quizá no estuvo en el imaginario de los Kirchner cuando idearon el sistema de primaria abierta: ningún presidente hasta ahora contó con una encuesta oficial previa con tantos votantes como una elección general, como la que se vivió ayer.

El segundo efecto que buscaba esta reforma también tuvo sus consecuencias. El límite del 1,5% de los votos emitidos exigido para validar candidaturas dejó fuera de la carrera presidencial a Alcira Argumedo, de Proyecto Sur, una candidata testimonial, pero que con el récord de ayer demostró que los éxitos de Fernando Pino Solanas podían ser efímeros, y a Sergio Pastore, del Movimiento de Acción Vecinal, y José Bonacci, del Campo Popular.

Los tres no pudieron lograr el mínimo, pero el resto de los opositores quedó también en problemas. La Presidente se impuso en todo el país, incluida la Capital, y en provincias que se consideraban imposibles para el kirchnerismo, como Santa Fe y Córdoba. Allí el triunfo del kirchnerismo alcanzó también a la lista de diputados que el Gobierno presentó para competirle a José Manuel de la Sota. La única provincia donde no triunfó Cristina fue San Luis, donde se impuso el candidato de Compromiso Federal, Alberto Rodríguez Saá.

La elección transcurrió sin mayores problemas, aunque sí con algunos vicios clásicos que se amplificaron. Por ejemplo, hubo faltazo de boletas sobre todo en cuartos oscuros de la provincia de Buenos Aires, mucha demora de los votantes en el momento de ensobrarlas y complicados cortes.

Ayer, tras la elección, Cristina de Kirchner se trasladó a su búnker en el hotel Intercontinental. Desde allí habló para festejar el triunfo y también escuchó el saludo de Ricardo Alfonsín, que felicitó a «a la señora presidenta de todos los argentinos».

Para ese momento, otras preocupaciones comenzaban a complicar a la oposición. Por ejemplo, el peligro continuo para el radicalismo de que Eduardo Duhalde se subiera en el lento recuento de votos de esta madrugada al segundo lugar, detrás de Cristina de Kirchner, consagrando así una proyección de división electoral sólo de color peronista.

Elisa Carrió compartía otro dolor de cabeza: tras haber liderado la opción opositora en 2007 con un segundo lugar tras Cristina de Kirchner, casi al borde de un balotaje en algún momento, anoche sólo lograba ubicarse a menos de un punto por encima de Jorge Altamira, cuyo objetivo había sido sólo mantenerse en carrera logrando más del 1,5%.

Lejos de esas preocupaciones, la Presidente habló en el Intercontinental subiendo a su hija al escenario: «Saludo a todas las otras fuerzas políticas y a todos los candidatos y candidatas de todos los partidos y todas las provincias», comenzó reivindicando la idea kirchnerista de estas primarias. «No esperen de mí ninguna palabra que menoscabe, agravie u ofenda a nadie, no vine a eso». No lo necesitaba, con casi 50% de los votos.

Duhalde, mientras tanto, se mantuvo en su búnker esperando que le confirmaran si lograba trepar, por algunas décimas, al segundo lugar. Hermes Binner, lejos de esa posibilidad, eligió agradecer «a todos los argentinos que nos han escuchado» y saludó especialmente «a la señora presidenta de todos los argentinos».

Pero algo quedó en claro en medio de todas las confusiones del día y la euforia oficial: la de ayer no fue una elección nacional y menos para elegir cargos legislativos. El kirchnerismo lo sabe y de ahí que hoy comience también para ellos otra etapa de la campaña.

• Jornada electoral

En estas elecciones votó más del 75% de los votos y desde el oficialismo evaluaron como exitoso el desarrollo de los comicios, sin embargo desde la oposición denunciaron que hubo robo de boletas en varios distritos el conurbano bonaerense.

Desde temprano comenzaron a votar los diez precandidatos. La presidente, Cristina de Kirchner, voto minutos después de las 12:00 en Río Gallegos y desde allí resaltó que las elecciones primarias obligatorias constituyen "un salto cualitativo impresionante en materia de calidad institucional".

El precandidato por el Frente Amplio Progresista, Hermes Binner, votó a las 10:00 en Santa Fe y destacó que con las elecciones primarias "la democracia mejora" y llamó al electorado a "incentivarla con nuestro voto".

Ricardo Alfonsín, precandidato por UDESO, fue el primero en votar en una escuela de su ciudad natal, Chascomús, y dijo que estas elecciones "marcan la grilla de partida, pero la carrera empieza después".

En esa línea, el candidato por el Frente Popular, Eduardo Duhalde, dijo que prefería "no hacer reflexiones" en cuanto a su futuro político porque estaba vigente la veda y apostó por la "unidad de los argentinos", tras emitir su voto en una escuela de Lomas de Zamora.

A su vez, el precandidato a presidente por Compromiso Federal, Alberto Rodríguez Saá, denunció al mediodía que su partido ha "tenido un inconveniente" en la provincia de Neuquén, donde señaló que "faltaron boletas" de su agrupación.

Mas tarde, cerca de las 14:30, votó en el barrio porteño de Palermo la precandidata por Proyecto Sur, Alcira Argumerdo, quien aseguró que la vida de su partido político no terminará con los resultados que arrojen las elecciones Primarias ni las generales de octubre porque está trabajando sobre una "propuesta de país".

El toque de humor de la jornada llegó de la mano del precandidato por la Alianza Frente de Izquierda y de los Trabajadores, Jorge Altamira, quien votó al mediodía y afirmó que tras su sufragio sólo le faltaban "399.999 votos" para alcanzar el piso del 1,5 por ciento del electorado que le permita ser candidato en octubre.

Una de las últimas en sufragar fue la precandidata por la Coalición Cívica, Elisa Carrió, quien aseguró que las Primarias "son sólo un amistoso que permite a la gente votar con el corazón y las convicciones".

Fuente: Ambito.com