EN MEDIO DE PELEAS INTERNAS

Cristina Kirchner echó a Alberto Abad y a Ricardo Echegaray

La presidenta Cristina Kirchner puso fin ayer a la última pelea interna que había estallado en su gobierno: decidió echar al administrador federal de ingresos públicos, Alberto Abad, y al director de la Aduana, Ricardo Echegaray, ambos enfrentados históricamente, pero que en los últimos días habían protagonizado una dura disputa pública.

A las 17 llegó al despacho de la Presidenta la renuncia de Abad, un hombre que responde al jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Dos horas más tarde apareció el texto de Echegaray, un "pingüino", según la jerga santacruceña, de lazo directo con el ex presidente Néstor Kirchner.

"Motivos personales", alegó Alberto Fernández cuando anoche, poco antes de las 21, anunció en la Casa Rosada que la Presidenta les había aceptado la renuncia a ambos.

En lugar de Abad asumirá la semana próxima Carlos Fernández, actual secretario de Ejecución Presupuestaria de la Jefatura de Gabinete y ex ministro de Economía en el mandato de Felipe Solá en la provincia de Buenos Aires.

El jefe de los ministros logró así colocar un hombre de su confianza a la cabeza de la AFIP. Aún no se definió quién reemplazará a Echegaray, que en los hechos será un subalterno del nuevo titular de la AFIP.

Abad le había pedido la renuncia a Echegaray hacía más de una semana, después de que el ahora ex director de Aduanas cuestionara, en una nota periodística, el sistema de control de las importaciones y las exportaciones, conocido como María. En esa primera reacción, quien buscó calmar los ánimos fue Alberto Fernández, siempre por pedido de Cristina Kirchner. Le recriminó a Echegaray que hiciera cuestionamientos públicos, pero le dijo que podía ayudarlo. "Yo no renuncio", contestó entonces Echegaray.

El silencio posterior a la disputa selló la suerte de ambos. Cristina Kirchner esperó un tiempo porque en el mismo momento había estallado otra cara de la interna kirchnerista: la pelea entre el ministro de Economía, Martín Lousteau, y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, por el controvertido índice de precios al consumidor (IPC).

"Es un delirio que se cuestionen a través de los medios. Eso para la Presidenta es inaceptable", dijo un ministro nacional. El funcionario destacó, de todas maneras, que la decisión de la Presidenta no tiene nada que ver con la gestión que desempeñó cada uno.

Según razonaban allegados a Echegaray, Abad -como su jefe- podría haberlo echado. "Alguien frenó esa decisión", destacaban anoche cerca del ex director de la Aduana. "El renunció, yo renuncié", se lo escuchó decir a Echegaray, que había tenido el mismo cargo en Río Gallegos, junto a Kirchner.

En una medida sin precedente, como titular de la Aduana, Echegaray había pedido a la Justicia que interviniera el sistema María ante la detección de casos de vulneración y manipulación del software que registra y controla todas las importaciones y exportaciones del país.

Después de que fue publicado en los medios de comunicación llegó la reacción de Abad, que dejó trascender a la prensa que los días del titular de la Aduana estaban contados.

"El sistema tiene deficiencias y se trabaja sobre ellas, pero Echegaray no puede salir a criticarlo como si fuera un analista externo, porque eso es lo mismo que decir que las fronteras son inseguras: ¿cuál es el mensaje que se les está dando a los operadores del sector: que no respeten el sistema?", se habían quejado entonces en la AFIP.

Ayer, la Presidenta puso su firma para terminar con la disputa entre sus subordinados. Según admitió un alto funcionario, en la Casa Rosada no está previsto que Abad o Echegaray sean reubicados pronto en algún otro sector del Gobierno.

Para la semana próxima, cuando regrese la Presidenta de pasar las Pascuas en El Calafate, decidirá quién será el próximo director de la Aduana, indicaron las fuentes. (LA NACIÓN)