RETENCIONES MÓVILES
Doce preguntas para entender el paro agropecuario
Hace 16 días los productores agropecuarios vienen llevanda adelante un paro nacional para protestar por la implementación de las retenciones móviles a la exportación. No hay diálogo con el Gobierno nacional, y comienza a sentirse la escasez de productos primarios en los supermercados porteños.
A pesar de que mucho se habla en los medios sobre la protesta, muchas personas desconocen cuáles son las controversias que generan este conflicto. Por ello, reproducimos a continuación algunas preguntas básicas:
¿Qué son las retenciones a las exportaciones?
Son un impuesto que aplican algunos países de manera transitoria para atenuar el traslado de una fuerte suba en la plaza internacional a los precios del mercado interno, como ocurrió con el petróleo y con los alimentos.
¿Por qué el Estado argentino aplica retenciones?
Sin las retenciones, todo aumento de la cotización de los bienes que la Argentina exporta se trasladaría directamente a los valores de lista para el consumidor local, en la proporción del aumento en dólares del producto por el tipo de cambio del día. El Estado se apropia de parte de la renta del agro con la excusa de que favorece una mejor distribución de la riqueza. Otro argumento es que una parte de los fondos generados por el comercio exterior son derramados por todo el país bajo la forma de obra pública.
¿Las retenciones ayudan a controlar la inflación?
El Gobierno justifica la medida con la idea de generar un efecto “antiinflacionario”, porque evita la suba de los precios internos por un factor externo no vinculado directamente con el alza de los costos de producción, y, en consecuencia, ejerce un efecto redistributivo sobre el resto de la población, porque termina pagando menos lo que en el mundo cuesta más.
¿Cómo evolucionó la aplicación del esquema?
Entre 2002 y fines de 2007, las retenciones a la soja se ubicaban en el 23,5%. Durante buena parte de esa etapa, el precio del grano promedió los U$S 160 por tonelada. Pero en noviembre del año pasado, cuando el valor de la oleaginosa superaba los U$S 240, el Gobierno elevó la quita al 35%. Hoy, las retenciones treparon al 44%, con precios que superan los U$S 500 la tonelada.
¿Cómo funciona el sistema de retenciones móviles?
Si el precio de la soja cayera a entre cero y 200 dólares por tonelada, las retenciones volverían a ubicarse en el 23,5%. Con precios de entre 201 y 300 dólares, la quita rondaría entre 23,5% y 28%. Si las cotizaciones oscilaran entre 301 y 400 dólares, las retenciones rondarían entre 28% y 36%, y de 36% a 43% si los valores se ubicaran entre los 401 y 500 dólares por tonelada. Con precios de entre 501 y 600 dólares (como en la actualidad), la banda porcentual ronda entre 43% y 49%. Si el valor de la oleaginosa superara los 600 dólares, las retenciones serán mayores al 49%.
¿Por qué el Estado confronta con los agricultores?
El Gobierno argumenta que con parte de los recursos extraordinarios que genera la soja se puede subsidiar el gasoil, es decir transferir parte de esa recaudación por retenciones sobre las exportaciones a las petroleras, a fin de que puedan vender ese combustible para la producción agropecuaria en general y el transporte de mercaderías y de pasajeros en particular a un valor menor al que rige en la plaza.
¿Por qué se dice que las retenciones ayudan a sopotar las crisis externas?
Con parte de esos recursos, el Estado nacional logra niveles de ahorros que posibilita que no tenga que acudir al mercado financiero local para financiar parte de sus gastos, en particular los vinculados con los intereses de la deuda pública. De ese modo, permite que las familias y empresas tengan un acceso más fluido y a menor costo al mercado de crédito local, que en el pasado.
¿Qué motiva al agro a rechazar con tanta vehemencia las retenciones?
Los agricultores sostienen que el Gobierno no busca mejorar la distribución del ingreso con las retenciones, sino contar con mayores recursos para gastos. Además, afirman que no favorecen la baja de los precios internos de los alimentos, porque la soja se exporta 100%.
¿El efecto de las retenciones afecta a todos por igual?
Los sojeros aseguran que no es así, porque el impuesto se aplica sin medir regiones ni escalas, y que los menos perjudicados son los grandes grupos de siembra. Según los productores, no afecta de la misma forma a un fondo de inversión de 100.000 hectáreas de soja, que posee una estructura gigantesca de siembra y cosecha, y logísticas propias, que a un agricultor de sólo 100 hectáreas que debe pagar un arriendo y tercerizar los servicios de siembra y trilla, por ejemplo.
¿Se ve afectada una región alejada de los puertos, como el NOA?
El costo de poner la soja en el puerto de Rosario no es igual para un productor de las denominadas zonas “núcleo” (Pampa Húmeda, por ejemplo) que para un agricultor de regiones alejadas de los puertos, como el NOA. Este último debe hacer frente a un flete de más de 1.000 kilómetros y además tiene que pagar el gasto de transporte por la soja que quedará en poder del Estado.
¿Hay posibilidades de que se compense el desequilibrio que generan los fletes? Los productores de la región vienen gestionando desde hace tiempo que se compensen los fletes a las producciones alejadas de los puertos. El gobernador, José Alperovich, insistirá hoy ante la Nación para lograr este objetivo.
¿Cuál podría ser una salida al conflicto entre el campo y el Gobierno?
Parte del sector agropecuario reclama que el Estado nacional invierta el resultado de las retenciones en el fortalecimiento de la infraestructura de ciencia y técnica, en el subsidio a cultivos y pequeños productores que hoy no se encuentran beneficiados por las condiciones favorables de los commodities en el mundo. De esta manera se evitaría que el modelo de monocultivo de la soja se consolide con los impactos evidentes en los precios de los alimentos y en la concentración de la tierra. También se solicita que el Gobierno invierta parte de los fondos en mejoras de la infraestructura caminera y de riego, entre otros aspectos. (LA GACETA)