Economía apuesta a una megalicitación para apuntalar meta monetaria
El equipo de Martín Guzmán volverá este jueves al mercado de deuda en pesos para intentar apuntalar el cumplimiento de la meta monetaria acordada con el FMI luego de la aceleración de la asistencia del Banco Central al Tesoro en las últimas semanas, sobre la que el organismo ya puso la lupa. Para eso, apuesta a una megalicitación en la que buscará colocar más de $730.000 millones. El menú de la subasta muestra la vocación de captar un amplio fondeo, con el regreso de las letras indexadas a la inflación a menor plazo y un bono dual diseñado especialmente para bancos, que apunta a garantizar el grueso de los pesos en cuestión.
En el programa acordado con el Fondo Monetario Internacional, el financiamiento del Tesoro en el mercado de deuda en pesos es la vía clave a la que se apuesta para transitar hacia el cumplimiento de la meta monetaria, que plantea una fuerte reducción de la emisión al 1% del PBI en 2022. Se trata de una de las tres pautas cuantitativas, junto a la fiscal y la de reservas, que el organismo auditará en cada revisión trimestral a la hora de autorizar los desembolsos que refinanciarán la deuda contraída por Mauricio Macri. Para eso, la Secretaría de Finanzas (que conducen Rafael Brigo y Ramiro Tosi) deberá colocar en términos netos 2% de nuevo endeudamiento este año.
En el primer trimestre, con un financiamiento neto de $640.000 millones (y amplia participación de títulos indexados), el Gobierno sobrecumplió la meta trimestral de asistencia monetaria: le pidió al BCRA $122.000 millones, casi la mitad del tope permitido. En los próximos días, se formalizaría el visto bueno de Washington. Pero en abril hubo un traspié: Economía apostó a extender los plazos de colocación y a reducir la proporción de instrumentos atados a la inflación, tal como plantea el programa de Facilidades Extendidas, y el mercado se mostró más reticente a prestarle en medio de la aceleración de los precios. Así, pudo renovar sólo el 90% de los vencimientos mensuales.
Esto hizo que entre fines de abril y las dos primeras semanas de este mes se incrementaran los pedidos de adelantos transitorios al BCRA. Según supo Ámbito, el viernes pasado hubo un último envío que elevó el acumulado anual a alrededor de $378.000 millones. El número está dentro de lo previsto en el programa, aunque ya se ubica a sólo $50.000 millones del tope pautado para fines del segundo trimestre. La salvedad es que probablemente las metas nominales del acuerdo con el FMI se modifiquen al calor de una inflación anual que superará por amplio margen la prevista en el acuerdo (38-48%), aun en caso de que como porcentaje del PBI no se recalibren.
Con todo, Guzmán buscará retomar desde la primera licitación de mayo la senda de endeudamiento neto en el mercado para intentar apuntalar el sendero monetario y financiero. Será una prueba desafiante ya que enfrenta vencimientos por unos $750.000 millones.
En ese tren, Finanzas ofrecerá un amplio menú de instrumentos para tentar a los inversores, que incluye un guiño a los bancos. Pondrá sobre la mesa una Lelite (exclusiva para fondos comunes de inversión) al 16 de junio con tasa fija nominal del 44,5%; dos Ledes (también a tasa fija) con vencimiento en septiembre y octubre, la primera sin referencia de tasa y la segunda con tope del 51,75% nominal anual; un bono dólar linked a 2024 (TV24); y dos Boncer atados a la inflación (el TX26 y uno nuevo a 2025, este último con tope de tasa real del 3,8%).
Pero la principal novedad pasa por el regreso de las letras cortas indexadas (Lecer) y por el lanzamiento de un bono dual (a tasa fija o CER más 1%) a cinco años diseñado para que los bancos puedan utilizar para remunerar encajes de los depósitos. Con este último título, buscarán garantizar la renovación del TY22, un bono a tasa fija que también remunera encajes y que representa el 60% del total de vencimientos a refinanciar en esta oportunidad.
“El bono para bancos es un poquito largo, pero es a tasa dual. Estimo que los bancos se van a tirar de cabeza ahí, sobre todo por la pata CER y porque, si no, los pesos que cobren del TY22 les van a rendir 0%, y en un contexto en que la inflación de 60-65% de inflación eso implicaría perder una tonelada de plata”, consideró Nicolás Rivas, trader de BAVSA.
En cuanto a las Lecer, Economía ofrecerá dos canastas: la primera, compuesta en un 20% por una letra a octubre de 2022 y en un 80% por otra a abril de 2023; la segunda, con un mix 30%-70% de una letra a diciembre próximo y otra a mayo de 2023. Esta vez las canastas no saldrán con un precio de adhesión preestablecido, sino que se fijará en la propia subasta.
“Lo más atractivo parecieran ser las canastas (que no tienen precio mínimo), aunque habrá que esperar a ver a qué tasa termina cortando cada componente de estas. Creemos que el Tesoro es consciente de que necesitará financiamiento, por lo que estimamos que cortarán a tasas mayores que en el mercado secundario para asegurárselo”, sostuvieron desde el Grupo SBS.
El combo de instrumentos ofrecido trasluce la intención oficial de escalar el fondeo en el mercado para ponerle un coto a los pedidos de asistencia al BCRA. Más aún de cara a un año exigente en materia financiera: según datos de Finanzas, entre mayo y diciembre se acumulan vencimientos a renovar por $4,1 billones (el 61% indexado a la inflación). Y las colocaciones tendrán que superar ese monto con creces para cumplir con la pauta de financiamiento neto pactada con el FMI y acercarse a la desafiante meta monetaria.
Por Juan Strasnoy Peyre
Fuente: Ámbito