DEBATE DE LA SEMANA | PLANIFICACION ESTRATÉGICA
Educación, mi principal herramienta
Originalmente, este espacio fue pensado para que los profesionales pudieran expresar libremente sus opiniones sobre un tema específico, en este caso, el desarrollo con inclusión.
Sin embargo, seguramente algo falló en nuestra estrategia de difusión porque, al finalizar la semana no hemos recibido ningún texto de opinión sobre este tema.
Observar el vaso medio lleno nos permite advertir que, aunque pocos, el número de lectores de los debates fue incrementándose a lo largo de la semana. Y que por ellos vale la pena reincidir en esta iniciativa hasta que comience a dar sus frutos.
Personalmente, y quizás por la urgencia periodística, de cubrir un espacio, tengo en mis manos un gratificante desafío, compartir con ustedes mi opinión acerca del desarrollo con inclusión.
Algunos detalles antes de empezar... Comencé a cursar la carrera de periodismo en 1998, última etapa del período menenista. Con una desocupación cercana al 20 por ciento, conseguir un trabajo era casi una utopía, sobre todo para una persona sin experiencia, estudiante universitaria con restricción de horarios, radicada en el Gran Buenos Aires.
Entonces, fue el momento de pensar una estratégia distinta para pagar mis estudios. Hice un taller de velas artesanales e inmediatamente comencé a venderlas entre mis conocidos y familiares. No fue un éxito, claro que no, pero me ayudó a sobrellevar los gastos de los primeros años en la facultad.
Con la crisis, peor aún, a las velas sumé clases particulares a domicilio para alumnos del primario y secundario y mis expediciones en los trueques del barrio. No fue un éxito claro pero sirvió para seguir avanzando.
En esto estaba, soportando y pensando nuevas estratégias para ganar dinero, cuando descubrí que en Boedo se estaba por inaugurar un local de venta de empanadas "bailarina". Un aviso anunciaba que iban a necesitar delivery en rollers para reparto a domicilio. Jamás me había subido a esos patines pero esa misma tarde me compré un par y mandé un mail ofreciéndome para realizar dicha tarea. Llegué a ser la cajera de la casa de comidas. Ahora que lo pienso fue una locura, un delirio que me permitió bancarme otro tramo de la carrera.
Al final, los horarios cortados y el único franco semanal, no me permitían cursar las tres materias que me había propuesto para ese cuatrimestre y renuncié. Pero de no creer, y diganle como quieran: Dios, suerte, éxito, en el trayecto de vuelta a mi casa, con la copia del telegrama de renuncia en la mano, me topé con un cartel en una farmacia que pedía repartidor con moto. Me presenté. "Necesitamos un varón en moto, no una mujer en rollers", me dijo el encargado. Y agregó: "dejame el CV, por ahí, puedo hacer algo".
Un mes después, me presenté a mi primer día como cajera en una farmacia que la cadena "de iniciales" tiene en Recoleta. Ahora sí, buen sueldo y un excelente horario, es momento de quedarme hasta finalizar la carrera.
En julio pasado, me recibí y fue el momento de comenzar a pensar como le hacía para encontrar un puesto de periodista. Fue entonces que se me ocurrió (o alguien me lo dijo, no sé) publicar en un diario de avisos clasificados. "Periodista 26 años se ofrece para trabajar en medio de comunicación o empresa". Otra vez, y diganle como quieran: Dios, suerte, éxito, conseguí lo que quería. El presidente de Aplicación Tributaria S. A., Jorge O. Barrios, descubrió mi aviso e inmediantamente la directora de la editorial, Grenabuena, me llamó para entrevistarme. Desde entonces formo parte de esta gran familia editorial. Acá estoy disfrutando, sufriendo y creciendo en el difícil arte de ser periodista.
Desarrollo con inclusión... Mis disculpas por extensa presentación pero me parece que era necesaria para poder exponer cuál es mi percepción acerca de este tema.
Para mí, y aclaro que es una opinión absolutamente personal que puede o no ser compartida por el resto de los integrantes de la editorial, la educación es el único medio de incluirse socialmente.
Pero no solamente porque la enseñanza oficial brinda la posibilidad de conseguir mejores puestos de trabajo. De hecho, y por muchos años, tener un título no era seguridad de nada.
Desde mi postura, considero que la educación ofrece a los educando una cosa simple, básica y múltiple: la posibilidad de pensar y encontrar herramientas para seguir adelante.
Herramientas que son el fruto de pensar y conocer mundos distintos que antes habían estado ocultos para la gran mayoría de los ingresantes a una universidad pública.
Encontrarse con los nuevos compañeros y sus mundos, extender los lazos del barrio, descubrir nuevas alternativas de pensamientos, participar en emprendimientos sociales, fueron algunas de las cosas.
Planes asistenciales, mejoras laborales, necesidades básicas satisfechas, buenas condiciones de salud, cultura del trabajo, todos puntos importantes pero que no pueden, a mí modo de ver, estar separados de una buena educación.
Porque que la educación sea mala no se niega, que los profesionales no salimos preparados claro está, pero aún así, mejor algo que nada.
En mi caso fue así. La educación me brindo infinidades de herramientas para avanzar en mi desempeño personal y también profesional. Sin duda, el apoyo familiar fue igual o más importante.
Pido perdón por mi falta de profundidad, sé que tendría que haber expuesto o tomado como referencia para sustentar mi opinión a algún gran académico, pero preferí hablar de mi experiencia y sostener a partir de ella, mi teoría.
Lic. Mariana Leiva.
Dto. Prensa de Aplicación Tributaria S. A. | Ele-Ve