El 2023 arrancó con un repunte de la actividad económica
La actividad económica creció 0,3% en enero y recuperó la dinámica positiva en el comienzo del 2023, aunque lo hizo con una suba pequeña, que sirvió sólo para recuperar parcialmente lo perdido en la última parte del año pasado, cuando la restricción importadora causada por la falta de dólares se sumó a un consumo en baja y a una inversión tímida a causa de la incertidumbre macro. Todo ese combo generó una seguidilla de contracciones a lo largo del cuatrimestre septiembre-octubre-noviembre-diciembre. Para lo que viene las perspectivas no son positivas: la sequía, además de golpear al agro y al transporte, agravó el problema de divisas y se espera un mayor ajuste importador, con impacto en la industria.
El Indec publicó en la tarde del miércoles el informe del Estimador Mensual de Actividad Económica (Emae) correspondiente a enero. La mejora de 0,3% implicó un cambio de rumbo luego de cuatro caídas consecutivas pero su pequeña magnitud significó que la actividad continuara todavía 2,2% por debajo de los niveles de agosto. Es decir, recuperó sólo parcialmente lo perdido en esa última parte del año que comenzó con el fuerte ajuste importador.
En términos interanuales, el Emae mostró un crecimiento de 2,9%, aunque vale destacar que compara contra un enero del 2022 en el que hubo un inédito rebrote de Covid-19, cuyo pico de casos afectó a la producción fabril. A eso se le sumaron cortes de electricidad programados, por la ola de calor que afectó en aquel inicio de año.
El principal traccionador de esa suba interanual fue, por cierto, la industria, que según el Emae le agregó 1,06 puntos a la actividad, es decir más de un tercio de ese incremento. Ahí un problema surge en paralelo: la restricción importadora impactará especialmente en ese rubro.
Desde Libertad y Progreso afirmaron al respecto: “Con el correr de los meses, la caída en las exportaciones hará cada vez más evidente la escasez de reservas que tiene el Banco Central y profundizará aún más las restricciones de importaciones. Aquí es donde aparece la segunda complicación que frenará el crecimiento. Las importaciones de bienes de capital y bienes intermedios superan el 50% del total de compras al exterior. Si a esto se le suma combustibles y accesorios para bienes de capital, la participación supera el 80%. Con esto es evidente, que en la medida en la que se restrinjan las importaciones, la industria se verá fuertemente afectada y tampoco podrá crecer”.
Y agregaron: “Tenemos que tener en cuenta las grandes dificultades que se están presentando este año en la actividad. La más evidente es la sequía cuyas pérdidas derivadas de la producción de soja, trigo y maíz ascienden a los US$19.000 millones, según la Bolsa de Comercio de Rosario. Esto a su vez, repercute en sectores estrechamente relacionados, como lo es el transporte”.
Analytica estimó que el impacto de la sequía le restará, en forma directa y por su efecto en el agro, 2,1 puntos al PBI en 2023, por lo cual el año, que había arrancado con una proyección de crecimiento de 1,5%, según la consultora, ahora parte, según su visión y sin tomar en cuenta otros efectos como el ajuste fiscal, con una caída de 0,6%.
Desde LCG completaron el panorama con un análisis de los dos traccionadores fundamentales de la demanda agregada: “Con una inflación que continúa elevada y navega a ritmos del 105-110% anual difícilmente pueda esperarse una recuperación de los salarios y, con ello, del consumo. Asimismo, en medio de una campaña electoral, no somos optimistas a que la inversión sea un factor que traccione la actividad durante este año”.
Fuente: Diario BAE